Los testimonios ovnis
Nuestro estudio comienza con el resumen de Luis Alfonso Gámez sobre el origen del fenómeno ovni y el estudio de Ismael Pérez, Luces en los cielos, 65 años del mito OVNI.
Los
defensores de las visitas extraterrestres suelen basarse en testimonios sin
aceptar lo que nos dice la investigación científica sobre lo falible que somos
los humanos. La investigación psicológica ha puesto de relieve que nuestra
memoria no es fiable, pues podemos recordar
cosas que en realidad no sucedieron o que simplemente no eran así.
También se sabe que nuestra percepción depende de nuestros conocimientos: lo
que para un lego pueda ser una pelota de golf amarilla, para un botánico
experto es una fruta tropical. En 1974 Elizabeth Loftus realizó un estudio sobre la
memoria, utilizando a sus propios estudiantes. Para ello les mostró una
película donde se ve un accidente de coches en un cruce. Les pasó dos
cuestionarios diferentes, preguntando cómo iban de rápido los coches que se
“estrellaron”, mientras que en el otro ponía “golpearon”. Los estudiantes de
los coches que se "estrellaron" realizaron una estimación de la
velocidad mayor que la realizada en el otro grupo de estudiantes. Por lo tanto,
el simple y sencillo hecho de preguntar de una manera u otra cambia la
respuesta que se obtiene.
Semanas después Loftus les pregunta si
había cristales rotos en la escena del accidente. Los estudiantes de los coches
"estrellados", contestaron afirmativamente, pero la película no había
ningún cristal roto. Semanas más tarde
Loftus les pregunta sobre la velocidad a la que iba el coche que se saltó la
señal de stop. Tiempo después Loftus les muestra dos fotografías del cruce
donde se había producido el accidente, en una de ellas hay una señal de stop y
en la otra no. Una vez visionadas dichas fotografías, Loftus procede a
preguntar qué fotografía es la autentica. Una abrumadora mayoría selecciona la
del stop como la foto verdadera. Pero la realidad es bien distinta, en el cruce
no había ninguna señal de stop.
El estudio de Loftus pone en evidencia la
falibilidad humana y el hecho de que no podamos recordar con total fidelidad
sucesos pasados. Los testimonios no son fiables independientemente de quien sea
la persona que da el testimonio. Hay una creencia muy extendida según la cual,
el testimonio de un piloto es más fiable que el que puede dar cualquier otra
persona, pero un piloto sigue siendo un ser humano, por lo tanto, sigue estando
sometido a las limitaciones de nuestra memoria y de nuestra psicología, un
piloto no lo habría hecho mejor que el resto en el estudio de Loftus.
El caso más famoso de la mitología ovni
Si ha habido un caso dentro de la
fenomenología ovni que ha hecho correr ríos de tinta, ese, sin lugar a dudas,
es el caso
de Rosswell. Una vez más tenemos que remontarnos hasta mediados de
junio de 1947. El ranchero Mac Brazel encuentra unos extraños restos, a
unos 13 kilómetros de la población de Rosswell, de lo que parece haber sido un
accidente aéreo. El descubrimiento de Brazel sucede varios días antes de que
Kenneth Arnold tuviera su famoso avistamiento. Brazel vivía sin radio y sin
acceso a medios de comunicación por lo que el incidente de Arnold le paso en
principio completamente desapercibido.
Mac Brazel
Días después, al acudir a un pueblo
cercano, Brazel se enteró que el ejército ofrecía recompensas a quien pudiera
informar sobre los restos de algún ovni, pues en realidad creían que eran
aparatos soviéticos. La noticia de que un ranchero había entregado los restos
de un ovni al ejército no tarda en llegar a los medios de comunicación,
formándose un gran revuelo, por lo que el general Ramey se ve obligado a hacer una
declaración a los medios para aclarar la situación y calmar los ánimos,
diciendo que los restos pertenecían a un globo meteorológico de gran altura.
Con este desmentido del ejército estadounidense, el caso pasó al olvido, al
menos, durante los treinta años siguientes.
En los años noventa vuelve el caso Rosswell
pues un testimonio asegura que ha visto los restos de un cuerpo en lo que
parecía ser otro accidente aéreo a unos 150 kilómetros de donde Brazel había
encontrado los restos del primer accidente. La prensa sensacionalista habla de
que se están efectuando autopsias a extraterrestres.
Entre 1994 y 1997, el ejército
estadounidense hace público sus informes sobre el caso Roswell. Ahí descubrimos
que el general Ramey había mentido en sus declaraciones, los restos que había
encontrado Brazel en 1947 no pertenecían a un globo meteorológico. Dichos
restos pertenecían a un artefacto del proyecto Mogul. La finalidad de este proyecto
era espiar las pruebas nucleares que pudieran estar llevando acabo los
soviéticos. Mirado en retrospectiva la mentira del general Ramey hace un flaco
favor ya que fomenta el pensamiento conspiracionista. De todos modos resulta
comprensible que por aquel entonces el general Ramey mintiera. Recordemos que
estamos en plena guerra fría, que un general de los EEUU salga en los medios de
comunicación reconociendo que tienen un proyecto para espiar el programa
nuclear soviético, no parece buena idea.
El general Ramey, junto con su ayudante, el
coronel Dubose, mostrando los restos del Globo Sonda a la prensa, en la Base
Aérea de Roswell, desmintiendo totalmente la información acerca de un Ovni estrellado
El Proyecto Mogul fue un proyecto de alto
secreto en el que se utilizaban una serie de globos a grandes alturas,
cuyo objetivo principal era recabar información sobre las pruebas atómicas de la Unión Soviética. Estos globos detectaban
las ondas sonoras producidas en la atmósfera debido
a las explosiones. Este proyecto fue dirigido por el Dr. James Peoples, asistido por el
Dr. Albert P. Crary. Eestos globos mantenían una altitud relativamente
constante durante un período prolongado de tiempo. El diseño se demostró útil
para otros objetivos. El Proyecto Mogul era el precursor del programa Skyhook (también
compuesto por globos e iniciado a finales de los años 40), y también de otro
programa de espionaje que implicaba el sobrevuelo y la foto vigilancia de la Unión
Soviética a principios de los años 50, el proyecto llamado Moby Dick.
Los primeros globos Mogul estaban formados por grandes racimos de globos meteorológicos de goma. Sin
embargo, al poco tiempo, fueron sustituidos por enormes globos hechos de polietileno.
Estos últimos duraban más, perdían menos helio, y estaban
mejor preparados para mantenerse a una altitud constante.
Los datos de informes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos desclasificados
del Proyecto
Mogul, parecerían confirmar que lo estrellado era el vuelo nº 4,
puesto en el aire el 4 de junio de1947, que se estrelló
cerca de Roswell, Nuevo México,
y que el deseo de mantener el secretismo sobre este proyecto provocó el
supuesto incidente ufológico.
Los globos del Proyecto Mogul llevaban paneles reflectores de onda radar para
facilitar su rastreo.
En cuanto a los supuestos cuerpos de
extraterrestres todo parece indicar que en realidad eran dummies
que se utilizaron durante el proyecto Excelsior, el cual se llevó acabo
entre 1954 y 1959. La finalidad de dicho proyecto era realizar saltos de gran
altura para estudiar un nuevo sistema de paracaídas.
Fig. 6. y Fig. 7. Varios
maniquíes o dummies; y un dummie junto a los oficiales Eugene M. Schwartz
(izquierda) y Raymond A. Madson (derecha).(Fotografías: "The Roswell
Report: case closed", U.S. Air Force, Washington, D.C., 1997)
Los contactos
El primero en mantener un contacto con un
extraterrestre fue el cocinero de un puesto de hamburguesas de monte Palomar, George Adamski,
quien afirmó haber divisado un platillo volante en 1946 y presenciar las
evoluciones de una escuadrilla de 184 naves interestelares en 1947- A
continuación contactó con Orthon, un venusiano, en el desierto
californiano el 20 de noviembre de 1952. El extraterrestre le manifestó la
preocupación del vecindario cósmico por la «radiación de nuestras
pruebas nucleares» [Story, 1980]. Para desgracia de Adamski, el propio Ray
Palmer reconoció en más de una ocasión que el cocinero le había ofrecido ya
esta historia a finales de los años 40 para publicarla como un cuento de
ciencia ficción en Amazing Stories.
Adamski y sus aspiradoras
Adamski se dedicó a fotografiar tapas de
aspiradoras y hacerlas pasar como ovnis. En la cara oculta de la luna
decía haber visto ríos y florecientes ciudades pobladas por paisanos de Orthon,
Firkon
y Ramu,
venusiano, marciano y saturniano, respectivamente. Todo el sistema solar estaba
preocupado por el futuro de la humanidad, y el cocinero aprovechó la revelación
para abandonar la carne picada y dedicarse a impartir conferencias bien
remuneradas. Murió de ataque cardiaco en 1965, poco antes de que las primeras
fotografías mostraran una cara oculta de la Luna desolada y las sondas
automáticas no encontraron rastro de civilización alguna ni en Venus ni en
Marte ni en Saturno.
Fotografías
de Adamski, según él tomadas cerca de Monte Palomar, con una Kodak Brownie
junto con un telescopio de seis pulgadas. Si esto hubiera sido cierto, un
objeto gigante fotografiado a gran distancia tendría enfocada sólo una de las
partes, permaneciendo el resto desenfocado. Admanski retocó sus fotografías y
se negó a facilitar los negativos. Al final, los estudiosos determinaron que
las fotos eran primeros planos de una farola de una planta de incubación
artificial, con tres pelotas de ping-pong en el fondo simulando un tren de
aterrizaje.
Fotos del “ovni” de
Adamski, en realidad una farola para la incubación de huevos
A pesar de ello, para algunos ufólogos,
hay que «conceder a Adamski el beneficio de la duda, si no en la totalidad de
sus afirmaciones, al menos en parte de ellas» [Ribera, 1982]. Sus dos obras, Flying saucers have landed (1953) e Inside the space ships (1955), sirvieron
de inspiración a otros espabilados y místicos que convirtieron la década de los
50 en la época de mayor esplendor del movimiento contactista.
«¡Prepárate! Vas
a ser la voz del Parlamento interplanetario», escuchó George King
una mañana de mayo de 1954. Según supo después el contactado británico,
el mensaje telepático provenía de Aetherius, un venusiano de 350 años. El
alienígena había elegido a King para recomendar a los terrestres el abandono de
la energía nuclear y la vuelta a las «leyes cósmicas» predicadas por
grandes maestros como Jesús, Buda o Krishna, que también habían llegado
a la Tierra procedentes de otros planetas. La vida en el resto del sistema
solar era poco menos que idílica -no hay guerras, ni indigencia ni
enfermedades...- y los tripulantes de los platillos volantes tenían como misión
proteger al ser humano de otros extraterrestres hostiles. La humanidad, decía Aetherius, procede de un planeta que se desintegró
en una guerra nuclear y dio lugar al cinturón de asteroides. En la teología de
King, no faltaban referencias a la reencarnación, Atlántida y Lemuria
-destruidas en otra conflagración atómica-, el Diablo -que ha gobernado el
mundo durante eones- y el masivo futuro desembarco alienígeno.
George King y sus
leyes cósmicas
Daniel Fry aseguraba en 1966 que los visitantes
le habían informado de una supercivilización terrestre que había
perecido en una hecatombe nuclear hacia 30.000 años. El contactado decía
haber entrado el 4 de julio de 1950 en una sonda automática extraterrestre estacionada
cerca de Las Cruces, en Nuevo México. Mientras hacía en media hora un viaje de
ida y vuelta a Nueva York, A-Lan le enviaba mensajes telepáticos desde
una nave nodriza situada en órbita terrestre. Después de la catastrófica guerra
entre Atlántida y Lemuria -el extraterrestre había leído seguramente los panfletos
de la Sociedad Aetherius, creada por George King- los supervivientes
se habían refugiado en Marte. Ahora regresaban para -¡cómo no!- advertirnos del
peligro atómico.
Pueden leer (si les sobra el tiempo) el libro de Daniel
Fry, El Incidente de White Sands.
Traducción de la Dra. Magdalena L. de
Castagnino. Editorial Más Allá de la Cuarta Dimension. Gaona 1312, 1974.
Frank Scully y Daniel
Fry en mayo/junio de 1995
Los extraterrestres de Truman Bethurum,
íntimo amigo de Adamski, vivían en un mundo paradisiaco, donde no existían ni
las guerras ni el divorcio ni los impuestos. El planeta Clarión estaba situado
tras la Luna, en órbita paralela a la del satélite terrestre. Los habitantes de
Venus, Marte, Júpiter y Saturno que visitaban a Howard Menger viajaban en naves sospechosamente
parecidas a las tapas de aspiradora utilizadas por los hermanos cósmicos
del cocinero de monte Palomar, ironiza Luis Alfonso Gámez; los alienígenas de Orfeo Angelucci
provenían de otra realidad, pero eso no impidió al contactado
contraer matrimonio místico con Lyra, una de las viajeras estelares, y los guías
extraterrestres animaron a Gabriel Green a dedicarse a la política y
logró 171.000 votos en las elecciones para el Senado celebradas en California
en 1962. La lista de contactados llega hasta nuestros días de la mano
del Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarias (IPRI) y de la
italiana Fraternidad Cósmica. El mensaje es siempre apocalíptico y
genera pingües beneficios a los embajadores humanos de los extraterrestres. Sin
embargo, los elegidos nunca traen nada consigo a la vuelta de sus viajes
de turismo interplanetario. ¿Tanto cuesta hacerse con un ventilador venusiano,
un mondadientes marciano, un peine joviano o un anillo saturniano? -se pregunta
Alfonso Gámez-.
Imagen de Mark
Russell Bell's Blog
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