Las fabulaciones de una mujer ansiosa por ver ovnis
Nuestro estudio comienza con el resumen de Luis Alfonso Gámez sobre el origen del fenómeno ovni y el artículo de Ismael Pérez, Luces en los cielos, 65 años del mito OVNI.
La mayoría de los misioneros galácticos de los años 50 debió de dar por imposible la salvación de la humanidad. Entonces, entraron en escena crueles alienígenas que experimentaban con los hombres y mujeres que se cruzaban en su camino. Su primera víctima fue un matrimonio estadounidense, cuya vivencia en el interior de un ovni alcanzó fama mundial y marcó una nueva época en la historia de la ufología. Atrás, quedaban los platillos volantes en el cielo y los encuentros místicos en remotos parajes; ahora, los tripulantes de los ovnis secuestraban a seres humanos para examinarlos e incluso mantener relaciones sexuales. Todo comenzó en 1966, cuando la revista Look publicó dos artículos de John Fuller, en los que se narraba cómo seres alienígenas habían secuestrado a una pareja en una carretera secundaria del estado de New Hampshire cinco años antes.
La mayoría de los misioneros galácticos de los años 50 debió de dar por imposible la salvación de la humanidad. Entonces, entraron en escena crueles alienígenas que experimentaban con los hombres y mujeres que se cruzaban en su camino. Su primera víctima fue un matrimonio estadounidense, cuya vivencia en el interior de un ovni alcanzó fama mundial y marcó una nueva época en la historia de la ufología. Atrás, quedaban los platillos volantes en el cielo y los encuentros místicos en remotos parajes; ahora, los tripulantes de los ovnis secuestraban a seres humanos para examinarlos e incluso mantener relaciones sexuales. Todo comenzó en 1966, cuando la revista Look publicó dos artículos de John Fuller, en los que se narraba cómo seres alienígenas habían secuestrado a una pareja en una carretera secundaria del estado de New Hampshire cinco años antes.
Increíble ejemplar
que nos narra la historia de Barney y Betty Hill, quienes estando sometidos a
hipnosis por un psiquiatra, contaron que habían sido raptados, llevados a bordo
de un objeto volante no identificado, sometidos a un reconocimiento físico y
puestos en libertad con promesa de que no sufrirían a consecuencia de todo
aquello.
Barney y Betty Hill regresaban en automóvil de unas
vacaciones en Canadá en la noche del 19 de septiembre de 1961, cuando la mujer
se dio cuenta de que una misteriosa luz les perseguía. El hombre creía
que se trataba de un avión; pero su esposa le persuadió de que no podía ser un
aeroplano. Detuvieron el coche, y Barney Hill se sintió aterrorizado tras
observar la luz a través de los prismáticos y temer que les fueran a secuestrar
los tripulantes de un ovni. En un intento de burlar a los perseguidores,
el empleado de Correos decidió abandonar la carretera elegida para el viaje y
tomar una vía secundaria. El matrimonio llegó a su casa de Portsmouth dos horas
más tarde que lo previsto.
Al día siguiente, Betty Hill
llamó por teléfono a su hermana Janet, una apasionada de los platillos
volantes, para contarle lo sucedido. La conversación sirvió para que los Hill
se pusieran en contacto con la Fuerza Aérea. Betty compró el último libro de Donald E.
Keyhoe, The flying saucer conspiracy (1955), y
escribió al ex militar, que por aquel entonces dirigía el crédulo Comité
Nacional para la Investigación de los Fenómenos Aéreos (NICAP). En el
informe oficial y en la carta al ufólogo, el matrimonio sólo habló de una luz
nocturna, similar a una estrella, que luego se convertía en una «torta, rodeada
de ventanas en la parte delantera, a través de las cuales se veían luces
azulblancas» [Fuller, 1966]. No fue hasta que Barney tuvo que acudir al
psiquiatra por prescripción médica cuando el secuestro salió a la luz. De raza
negra, el hombre se sentía culpable de haber abandonado a su primera esposa y a
su hijo por Betty, una mujer blanca. Mediante hipnosis, el doctor Benjamin Simon tuvo conocimiento de la
observación del ovni, a la que, según ambos miembros del matrimonio recordaban
en estado hipnótico, había seguido un secuestro y un reconocimiento médico a
bordo del platillo volante.
El libro “El Viaje interrumpido”
de John G.
Fuller fue el primer testimonio escrito sobre el matrimonio Hill. La
sobrina de ellos, Kathleen Marden con su libro “Captureed! The Betty and Barney
Hill ufo experience”, realiza una nueva aportación. Noufa-Chile
El psiquiatra, que sospechaba que el episodio
del rapto era una fabulación, lo confirmó cuando la mujer le informó de las
pesadillas que había tenido desde la noche del presunto secuestro. Los sueños
de Betty Hill eran idénticos al relato obtenido de ambos testigos bajo
hipnosis. La historia había sido inventada por la mujer, ya que sus recuerdos
eran mucho más completos que los del hombre, a quien había contado las
pesadillas durante meses. A juicio de Benjamin Simon, «los Hill no mentían»
cuando contaban su historia, pero ésta estaba basada en los sueños de la mujer
y no en un hecho real [Fuller, 1966]. El médico estaba seguro de que las
pesadillas no habían sido causadas por un secuestro alienígena, ya que la
exposición estaba plagada de inconsistencias. Así, por ejemplo, los
extraterrestres de Betty hablaban en inglés y sabían manejar la cremallera del
vestido de la mujer, mientras que los de Barney ni tenían boca ni se explicaban
que el hombre utilizara dentadura postiza. Además, aunque los alienígenas
ignoraban lo que era el paso del tiempo, cuando la mujer abandonaba la nave,
uno le dijo: «Espera un minuto» [Klass, 1989].
Robert Sheaffer, astrónomo aficionado, cree
que el objeto que persiguió a los Hill fue el planeta Júpiter, excepcionalmente
brillante aquella noche. De hecho, el matrimonio vio por primera vez el ovni
encima de una estrella localizada bajo la Luna. En realidad, por debajo del
satélite terrestre, había aquella noche dos planetas, Saturno -la estrella de
los Hill- y Júpiter. «De haber existido
un auténtico ovni habría habido tres objetos cerca de la Luna: Júpiter, Saturno
y el ovni» [Sheaffer, 1981]. Pero el matrimonio sólo recordaba haber visto
dos. Quien crea que es difícil confundir un planeta con una nave extraterrestre
tiene que saber que efectivos de la Policía autónoma vasca, de la Asociación de
Ayuda en Carretera, de la Cruz Roja y de varias guardias urbanas cometieron el
mismo error que los Hill en la madrugada del 11 de julio de 1985, cuando una
caravana de vehículos siguió a Júpiter por las carreteras guipuzcoanas durante
cinco horas. A pesar de que el planeta fue identificado como tal por un
astrónomo que presenció los hechos, los testigos creyeron firmemente que lo que
perseguían era un objeto «tripulado o, por lo menos, extraño a lo que conocemos
en la Tierra» [Segura, 1985]. Respecto a las dos horas de retraso que los Hill
achacaban al tiempo que había durado el secuestro, sólo hay que decir que,
además de desviarse de la carretera principal y tomar una vía secundaria, el
matrimonio circuló a baja velocidad durante buena parte del trayecto y realizó
varias paradas para observar el ovni. Así se explica el famoso tiempo perdido.
A pesar de las inconsistencias, la falta
de pruebas y la opinión del psiquiatra que trató a Betty y Barney Hill, el caso
-ampliamente difundido en libros y revistas- provocó un nuevo giro en la
mitología ovni y empezaron a prodigarse los secuestros, siempre siguiendo el
patrón de la experiencia del matrimonio de New Hampshire. A juicio de los
ufólogos, la similitud entre la mayoría de los raptos alienígenas y el episodio
de los Hill autentica los primeros. ¡Extraña lógica la de los seguidores de los
platillos volantes! Las fabulaciones de una mujer ansiosa por ver marcianos
sirven para legitimar los relatos increíbles posteriores porque, por supuesto,
no hay ninguna prueba objetiva de la presencia de delincuentes cósmicos en
nuestro planeta.
De la Luna a Marte
Después de millones de visitas y cientos
de secuestros -con violación sexual incluida en algunos casos-, la ufología no
dispone todavía de la prueba de cargo que demuestre la existencia de
exploradores alienígenas en la Tierra. Ni una sola de las miles de fotografías
existentes de supuestos ovnis ha superado los análisis pertinentes. Cuando no
se trata de imágenes borrosas, resulta que los ingenios extraterrestres son
idénticos a las maquetas que construye el honrado testigo, como ocurre con el
contactado suizo Eduard Meier y con el estadounidense Ed Walters. Resulta chocante que
haya filmaciones de aviones poco antes de estrellarse y ni una fidedigna de
platillos volantes, aunque desde 1947 ha habido muchísimos menos accidentes
aéreos que apariciones de ovnis.
Eduard Meier y sus naves extraterrestres
Eduard Meier
Los documentos sonoros
incuestionables también brillan por su ausencia. A principios de los años 80,
el ufólogo Juan
José Benítez aseguró que en un barrio bilbaíno se había grabado el
ruido de una nave extraterrestre. Para desgracia del novelista, el misterioso
sonido era en realidad el canto de un sapo partero -Alytes Obstetricans-, como comprobaron técnicos de la Fonoteca del
Museo Zoológico de Barcelona a instancias de Félix Ares, Jesús y el autor.
Los alienígenas, además, se caracterizan
por no haber aportado ningún conocimiento nuevo al género humano. ¡Qué mejor
prueba que facilitar a un analfabeto la solución al teorema de Fermat o una
ecuación desconocida para los hombres de ciencia! Sin embargo, en medio siglo,
lo único que los extraterrestres han transmitido a sus elegidos -personas casi
todas ellas de escasa o nula formación- son mensajes mesiánicos vacíos de
contenido y advertencias sobre inminentes fines del mundo que no se han
convertido en realidad. Tampoco han facilitado a los contactados casi ningún
objeto de origen alienígena. Lo hicieron una vez, cuando Howard Menger se trajo una
patata tras un viaje a la Luna. La composición en proteínas del tubérculo
selenita era, según el contactado, cinco veces superior a la de una patata
terrestre. Por desgracia, nadie pudo analizar tan nutritivo manjar, ya que
Menger aseguró que había sido confiscado por el Gobierno estadounidense. Nada
mejor que una mentira para encubrir otra.
Imágenes que Howard Menger aseguró
haber tomado en la luna
En 1957, con motivo de la Quinta
Convención de las naves espaciales, la revista Life
dedicó un número a los Encuentros En la Tercera Fase (RR3) en la edición del 27
de mayo de 1957 con cuatro historias de risa.
Queen of Outer Space, la señora Evelyn Smith, de Indianápolis,
Indiana, compró una de los muchos libros que narran las aventuras espaciales a
disposición de la convención.
Los seguidores de la Convención se reúnen en
el desierto para intercambiar historias interplanetarias. El panorama desértico
es desolador, muy apropiado, como un paisaje lunar. Alrededor de 1200 creyentes
se reunieron para reafirmar su inquebrantable creencia en la existencia de
platillos voladores. Los miembros de la Convención de las naves espaciales han
permitido remplazar la falta de evidencia formal de la existencia de platillos
voladores, ya que muchos de ellos aseguran que las han visto con sus propios
ojos. Por otra parte, algunos afirman haber hablado con los ocupantes de
platillos voladores y unos pocos afortunados fueron llevados a dar un paseo a
bordo. La convención se llevó a cabo en el Aeropuerto de Giant Rock cerca de la Yuca, California, donde, en los convenios anteriores, los miembros hicieron varios avistamientos de ovnis
Accidente simulado
del estrellamiento de un platillo volante. La farsa fué organizada por los
estudiantes de Caltech, con dinamita. Los participantes engañados acudieron al
lugar sólo para encontrar un parche carbonizado de desierto.
Truman Bethrum de Prescot, Arizona, afirma que
mientras realizaba una siesta en su camioneta la medianoche del 28 de julio de
1952, fue atacado por pequeños hombres del espacio con trajes y sombreros. Lo
llevaron a su nave espacial donde se reunió con su líder, una mujer pequeña y
hermosa, que estuvo manteniendo discusiones filosóficas con él hasta el
amanecer.
En mayo de 1956, durante una
experiencia psíquica, Ruth Weber de Yuca Valley, California, fue
testigo de una lluvia de hombres del espacio, los cuales cayeron en la calle
principal de Yuca Valley y se perdieron entre la multitud, sin que nadie se
diera cuenta de ello.
George Van
Tassel el 21 de agosto 1953, salió de noche, vestido con pantalones
cortos, y se quedó dormido en el desierto cerca de Giant Rock. De pronto, fue
despertado por un hombre del espacio que le preguntó si quería visitar su nave
espacial, la cual estaba flotando en el aire, allí al lado. Van Tassel le
respondió que él estaba interesado, obviamente, y fue transportado al interior,
done le mostraron el tablero de instrumentos y el gabinete de inventos, como el
que limpia la ropa con la luz.
Howard Menger de
Hight Bridgen, Nueva Jersey, tuvo la oportunidad de ver Venus durante un viaje espacial en 1956.
Mientras caminaba por el bosque, se le invitó a viajar en un platillo de las
personas con el pelo largo que llevaba hebillas de cinturón brillante.
***
La liberación sexual de los años 60 se
reflejó en numerosos encuentros íntimos entre alienígenas y terrestres, pocas
veces consentidos por los humanos. Así, una joven norteamericana de 26 años, Shane Kurz,
decía haber sido violada por un extraterrestre el 2 de mayo de 1968 en
Westmoreland, en el estado de Nueva York. Antonio Ribera, el más veterano de los
ufólogos españoles, cree que la aventura sexual de Kurz «ofrece todos los visos
de ser cierta», pero duda de la autenticidad del vis-à-vis de Elizabeth
Klarer, una sudafricana que asegura haber tenido un hijo del
tripulante de una platillo volante [Ribera, 1981]. En estos casos, obvia
decirlo, las víctimas no suelen hacerse tampoco con ninguna evidencia -ni
siquiera un preservativo marciano- ni denunciar los hechos y someterse al
correspondiente reconocimiento médico. Los extraterrestres, por su parte, son
tan primitivos e irresponsables como para arriesgarse a contraer o propagar una
enfermedad por no recurrir a la fecundación in vitro para sus experimentos
genéticos. Como nadie ha visto nunca el fruto vivo de estos arrebatos de pasión
alienígena, seguimos sin pruebas.
Recreación de la
abducción de Shane
Kurz
Elizabeth Klarer, una sudafricana
que asegura haber tenido un hijo del tripulante de este tripulante de un
platillo volante
«Además de las innumerables mentiras
-dice Martin
S. Kottmeyer-, la evidencia física utilizada para argumentar a favor
de la realidad de los ovnis es tan trivial como la que se utiliza para apoyar
las fantasías más personales de otros paranoicos, por ejemplo: anillos
perdidos, luces que disminuyen, fallos mecánicos, enfermedades sin explicación
aparente, fotografías sobreimpresas, y así sucesivamente. No existen casos
conocidos de ovnis que fulminen automóviles y los conviertan en charcos
radiactivos, que roben estadios enteros de fútbol, que alteren el orden de los
aminoácidos en sus víctimas, o que dejen olvidadas láminas de 'multiquarks' de
gran potencia cuando hay una colisión. Para resumir, no hay ninguna evidencia
que requiera una explicación de otro mundo» [Kottmeyer, 1989].
En una galaxia muy, muy lejana...
La idea del origen extraterrestre de los
platillos volantes está tan extendida que, cuando alguien niega tal
posibilidad, lo normal es que le respondan: «¡Cómo puedes creer que somos los
únicos seres inteligentes del universo!». Y es que la mayoría de la gente
confunde la probabilidad de que existan otras civilizaciones en el cosmos con la
seguridad de que estamos siendo visitados por extraterrestres. Los ufólogos no
sólo presuponen que la inteligencia es algo común en la Vía Láctea, sino que
consideran que la Tierra es un destino especialmente interesante en una galaxia
compuesta por más de 100.000 millones de estrellas. Sólo así se entiende el
enorme esfuerzo económico, tecnológico y humano que supone haber enviado a
nuestro planeta 4 millones de astronaves en cinco decenios. Si, como mantienen
los ufólogos, el desarrollo de vida inteligente es algo frecuente, ¿qué interés
tiene el ser humano para todas esas civilizaciones que nos visitan? Porque lo
que está claro es que la humanidad llama la atención a alienígenas de los más
variados pelajes.
En 1970, el ufólogo brasileño Jader U.
Pereira estudió 333 casos de supuestos aterrizajes extraterrestres y
llegó a la conclusión de que la mayoría de los visitantes eran humanoides,
aunque hay más de una docena de biotipos diferentes [Pereira, 1978]. Las
alturas de los exploradores estelares oscilan entre los 0,80 y los 3 metros , los hay rubios y
absolutamente calvos, cabezones y de proporciones perfectas, con orejas
puntiagudas y con garras, con un sólo ojo y con simples hendiduras en lugar de
ojos. Pero también hollan suelo terrestre, aunque en menor proporción,
alienígenas de «cabeza cuadrada y cuerpo en forma de campana»; seres que
parecen «un trozo de terrón de azúcar abierto por la parte baja»; monstruos sin
cabeza y con alas de murciélago; cajas cilíndricas inteligentes que se desplazan
sobre aletas... El delirante informe de Pereira no entró a formar parte de una
antología del disparate, sino que en su día fue publicado por Stendek y Phénomènes
Spatiaux, las revistas serias de las ufologías española y
francesa, respectivamente. Pereira, de todos modos, no se atrevió a atribuir un
planeta de origen a cada tipo de extraterrestre, lo que habría convertido el
estudio en una inapreciable pieza de humor. ¿Acaso el alienígena de orejas
puntiagudas era un pariente lejano del señor Spock?
Especímen TV1, V3 de
la tiponomía de Jader
U. Pereira. Clasificado como
extraterrestre con bola luminosa en la mano
Los primeros contactados situaban el
hogar de los exploradores extraterrestres en la Luna, Marte, Venus, Júpiter y
Saturno. Adamski,
Menger
y otros elegidos visitaron en los años 50 ciudades alienígenas en varios mundos
de nuestro sistema solar. Las patrañas divulgadas por estos contactados cayeron
por su propio peso gracias a la exploración de otros planetas mediante sondas
automáticas. Sin embargo, los miembros del IPRI seguían hablando en los años 70
de visitantes de Ganímedes o Io, un desierto helado y un infierno de azufre,
respectivamente.
Últimamente,
los amigos de los extraterrestres han optado por situar a sus interlocutores a
varios años-luz de la Tierra. El espabilado de turno tiene así más tiempo para
forrarse hasta que los más ingenuos se dan cuenta de que todo ha sido un cuento
chino. Eduard
Meier, un contactado suizo especialmente hábil fabricando maquetas
que tiene debilidad por dar palizas a su esposa, una deficiente mental, dice
estar en comunicación con habitantes de las Pléyades, constelación situada a
unos 400 años-luz. Lástima que, como indica el director del Planetario de
Pamplona, Javier
Armentia, las Pléyades sean unas estrellas demasiados jóvenes como
para contar con planetas.
Louis Winkler, astrónomo de la Universidad de
Pennsylvania, cree que la evolución histórica de la elección del lugar de
origen de los extraterrestres responde a un patrón propio de una religión.
«Primero -dice-, se elige un lugar cercano, siendo relativamente fácil para los
alienígenas establecer contacto. Si se prueba que este lugar cercano es
insostenible, se establece que la vida existe un poco más lejos. Mientras el
nuevo lugar está siendo evaluado, las ideas acerca de la naturaleza de los
alienígenas pueden mantenerse sin que sean refutadas. Llevar el origen de la
vida extraterrestre siempre a mayores distancias de la Tierra es una manera de
preservar la idea de que los alienígenas existen y están contactando con los
terrícolas. Obviamente, la elección más segura, y más remota en cierto sentido,
sería la de otro lugar en la continuidad espacio-temporal o en otro universo,
dado que estos orígenes parecen ser de más difícil refutación» [Winkler, 1983].
El “retrasado mental”
Eduard Meier
De
hecho, las continuas meteduras de pata de contactados y secuestrados han
llevado a los ufólogos más jóvenes a trasladar en los últimos años el Olimpo de
sus dioses a otras dimensiones, donde los angelicales alienígenas de rubia
melena y blanca tez están a salvo de la curiosidad humana.
El engaño ha durado ya medio siglo, pero
puede irse al traste en cualquier momento. Sólo hace falta que una nave
alienígena aterrice a plena luz del día en una populosa ciudad. Entonces, se
demostrará que todos los libros sobre platillos volantes no son más que cuentos
de hadas y que los ufólogos más reputados son meros embaucadores.
Ver para creer
No es del todo difícil encontrar en los
cielos cosas que no sabemos identificar. Pero si no sabemos que es ese
"algo" que estamos viendo, no deberíamos concluir que es alguna clase
de nave espacial extraterrestre.
El objeto que más alertas ovnis (en el
sentido de nave espacial ET) ha desatado a lo largo de la historia es sin lugar
a dudas el planeta Venus. Quizás esté pensando que eso no es posible, que nadie
va a confundir un planeta con una nave extraterrestre, pero lo cierto es que
así ha sucedido. La mayoría de los que afirman que no se puede confundir un
planeta con un ovni (una vez más lo uso en el sentido de nave ET) no son
astrónomos, ni profesionales ni aficionados, es más, a lo largo de su vida
nunca han prestado la más mínima atención al firmamento, afirma Ismael Perez.
Otros objetos que pueden producir avistamientos
de ovnis son los satélites artificiales que brillan como las estrellas, pero se
desplazan silenciosamente, sin que tengan alas como los aviones. Tampoco es una
estrella fugaz, eso está claro. Mientras sigue intentando dar con la naturaleza
de aquello que está viendo, entonces, sucede algo aun más sorprendente, la
"estrella" que se movía simplemente se ha desvanecido, ha
desaparecido, le resulta imposible localizarla. Esto es algo que pueden hacer
los satélites. Los satélites no tienen luz propia, si los vemos es porque
reflejan la luz del Sol. Dado su reducido tamaño, desde la Tierra aparecen como
si fueran una estrella más, sólo que se mueven. Ahora bien, durante su órbita
el satélite puede entrar en la sombra que proyecta la Tierra, cuando esto
sucede, como es lógico, la luz del Sol deja de incidir en el mismo. Visto desde
la Tierra lo que vemos es que esa "estrella que se mueve" ha
desaparecido. Pero la realidad es que el satélite ha entrado en la sombra de la
Tierra, eso es todo.
En el sitio web Life Little Mysteries han hecho una recopilación de
los siete objetos que comúnmente se confunden con ovnis. Ismael Perez afirma
que su preferido es una nube que se observó sobre Moscú. Este tipo de fenómenos
ocurre principalmente en las nubes conocidas como cirros. Estas nubes están
compuestas por cristales de hielo y gotas de agua super-congelada. El agua
super-congelada está a una temperatura por debajo del punto de congelación pero
aun así se mantiene líquida. Cuando una de estas nubes es distorsionada, por el
paso de un avión, o por una ráfaga de viento, o etc. el agua superfría puede
evaporarse creando una extraña forma como si fuera un agujero. Aquí está el
vídeo, la verdad es que es ciertamente
impresionante:
7. relámpago
Misteriosos avistamientos de ovnis pueden
ir mano a mano con un fenómeno meteorológico natural conocido como sprites
-destellos en la alta atmósfera provocada por tormentas-. Sprites aparecen de
repente cuando un rayo de las tormentas excita el campo eléctrico por encima de
la tormenta, produciendo destellos de baile de luz brillante. Los sprites
pueden tomar la forma de ritmo rápido bolas de electricidad, aunque también
pueden formar rayas o zarcillos. "Sprites de invierno" son comunes en
el hemisferio norte durante los meses de invierno.
Los Red Sprites son
bastante efímeros y difíciles de observar. Ocurren como una
especie de explosión electromagnética entre los 40 y 100 km de
altura. Pueden tener más de 40 km de extensión y son rojizos en la parte
superior y azulados en el fondo. Cada Red Sprite dura entre 3 y 10
milisegundos, su brillo es muy pero muy tenue. Para poder verlos a simple
vista, necesitas acostumbrar el ojo a la oscuridad total, lo suficiente para
ver la vía
lactea.
Los Blue Jets son como rayos
empaquetados ridículamente rápidos. Se mueven a 100 km/s (eso es Mach
300, un avión supersónico que se mueve a Mach 5 queda como una
tortuga). Es como un rayo invertido, en vez de ir hacia la tierra, surge de la
parte superior de las nubes y va hacia arriba. Una vez que surgen,
recorren unos 40 km y desaparecen como a los 50 km de altura. Ver uno de estos
es muy difícil debido a su duración y de las condiciones necesarias.
En este apartado también puedes ver las teorías
de la tensión tectónica: triboluminiscencia,
y el rayo
globular o centella.
6. las pruebas de misiles
En diciembre de 2009, una espectacular
espiral de luz apareció en el cielo sobre el norte de Noruega: Una espiral
gigante, con un haz de color verde-azul. Se veía como un agujero de gusano a
otra dimensión, pero resultó que las luces fueron causadas por un misil ruso
que falló poco después del despegue, de acuerdo con el ministerio de defensa de
Rusia. El misil Bulava perdió el control, creando así la misteriosa espiral
rotatoria.
Imagen simulada que
recrea lo sucedido con el misil Bulava
5. Extrañas formaciones de nubes
El 7 de octubre de 2009, las imágenes de
un halo gigante en un cielo nublado en Moscú, apareció en YouTube. El vídeo
tenía todo lo necesario para encender los rumores de ovnis. En un momento dado,
un objeto con punta oscura aparece fuera del anillo. Incluso hay una música de
fondo misteriosa que suena de la radio rusa.
Se trataba de lo que se
conoce como una nube del taladro. Esto ocurre en las nubes cirros o
cirroestratos, que a menudo están compuestos de cristales de hielo y
súper-enfriados por gotas de agua - el agua que está por debajo de la
temperatura de congelación, pero aún en forma líquida, como hemos visto más
arriba.
Cirroestratos sobre Móscú el 7 de octubre de 2009
4. Globos
En la tarde del 13 de octubre de 2011,
cientos de personas en el barrio de Chelsea de Manhattan vieron un racimo de
luces plateadas, brillantes, brillantes desde arriba. Naturalmente, las
descripciones iniciales del supuesto OVNI varía ampliamente: algunas personas
dijeron haber visto un gran objeto que se movía lentamente, lleno de luces, mientras que otros dicen que vieron cerca de
una docena de entidades de mediano tamaño.
Las luces extrañas y brillantes resultó
ser causada por 12 globos de helio que se escaparon de una fiesta de compromiso
de un profesor de un colegio en Mount Vernon, el condado de Westchester, a unos
15 kilómetros de distancia. Los globos fueron puestos en libertad sin darse
cuenta a la 1 pm, y el primero de los avistamientos de "ovnis"
ocurrió alrededor de las 13:30.
Así se imaginan los creyentes en ovnis a los globos
sondas
3. Venus
El planeta Venus a menudo se confunde con
un ovni. Para los espectadores de la Tierra, el segundo planeta desde el sol
aparece como una luz brillante que cuelga en el cielo del atardecer, que parece
flotar lentamente en el ocaso, ya que supera en brillo a todas las estrellas,
excepto el sol. Debido a que Venus
orbita alrededor del Sol dentro de nuestra propia órbita, desde nuestra
perspectiva realiza movimientos constantes, que a menudo se confunden con un
movimiento OVNI.
2. aviones
Las estelas de condensación de los
aviones a reacción, a menudo, se confunden con ovnis. Luces en el cielo, sobre
todo cuando son vistas por los pilotos, también puede causar un gran revuelo,
pero casi siempre se descubre durante las investigaciones son las luces de marcha de otras aeronaves o bengalas
lanzadas por embarcaciones.
1. Los experimentos militares
Los finales de 1940 y principios de 1950
fueron un gran momento para detectar ovnis y extraterrestres en Nuevo México,
principalmente porque ahí es donde la Fuerza Aérea estaba llevando a cabo parte
de su investigación de alto secreto. Uno de esos programas era conocido como el
Proyecto
Mogul en el que se lanzaban
globos a grandes alturas con la finalidad de llevar micrófonos que fuesen
capaces de detectar las ondas sonoras generadas por las pruebas de la bomba
atómica soviética. La Fuerza Aérea ha confirmado que un accidente de 1947 de
uno de esos globos fue lo que dio origen al incidente OVNI de Roswell.
En otro experimento militar en la
década de 1950, los científicos de la Fuerza Aérea dejaron caer varias docenas
de muñecos antropomórficos (proyecto Excelsior) desde los aviones para
probar nuevos paracaídas a gran altura y determinar los giros peligrosos de los
cuerpos. Los resultados de estos estudios contribuyeron al diseño de los
paracaídas y los trajes de presión que los pilotos de aviones de combate y los
astronautas usarían.
Un avión de platillo
volador-como es remolcado por EE.UU. 77 en Cowley County, Kansas.
Crédito: local ABC7
Ya ha pasado más de medio siglo desde que
la fiebre por los ovnis iniciara su andadura. Tras todo este periodo de tiempo
lo único que tenemos son confusiones de fenómenos naturales con naves
extraterrestres, mucho fraude, y una apabullante ausencia de pruebas. La
ufología no ha aportada absolutamente nada al saber de la humanidad, es más,
actualmente se parece y mucho, a una religión. En resumidas cuentas, no es que
el escepticismo esté más que justificado, que lo está, sino que hay razones
para sostener la más dura de las incredulidades.
***
-HINES, Terence. "Pseudoscience and the
paranormal". New York: Prometheus Books, 2003 -Project Blue Book(http://bluebookarchive.org/default.aspx)
-Comité Condon http://files.ncas.org/condon/ -GOODE,
Erich. "The paranormal.
Who believes, why they believe and why it matters". New York: Prometheus
Books, 2011
-OBERG, James. "Astronaut "UFO"
Sightings". The Skeptical Inquierer, Volume III, No.1, Fall 1978
-LOFTUS, E., y J. Palmer."Reconstruction
of Automobile Destruction: An Example of the Interation between Language and
Memory". Journal of Verbal Learning and Verbal Behaivor 13:585-89
Referencias
(Obtenidas de Luís Alonso
Gámez, El gran engaño de los platillos volantes,
de la web Ovnis a Mogollón, que se
puede ver en Sociedad de Escépticos
de P.R)
Asimov, Isaac [1981]: Sobre la
ciencia ficción [Asimov on science fiction]. Trad. de Salvador Benesdra. Edhasa (Col.
«Perspectivas»). Barcelona 1986. 337 páginas.
Fuller, John G. [1966]: El viaje interrumpido. Dos horas olvidadas a
bordo de un platillo volante [The interrumpied journey: Two lost hours aboard a flying saucer]. Prologado
por Benjamin Simon. Trad. de Jesús Pardo. Editorial Plaza & Janés (Col.
«Otros Mundos»). Barcelona 1977. 374 páginas.
Gardner,
Martin [1983]: Orden y sorpresa [Order and surprise]. Trad.
de Néstor Míguez. Alianza Editorial (Col. «El Libro de Bolsillo», Nº 1.225).
Madrid 1987. 272 páginas.
Klass, Philip J. [1974]: Ufos explained. Vintage Books. Nueva York. 438 páginas.
Klass,
Philip J. [1989]: Ufo abductions. A dangerous game.
Prometheus Books. Buffalo. 222 páginas.
Kottmeyer, Martin S. [1989]: «La ovnilogía como un sistema desarrollado de paranoia».
En Stillings, Dennis (Ed.): Lo imaginario en el contacto ovni
[Ciberbiological studies of the imaginal component in the ufo contact
experience]. Trad. de Rosemary Joly e Inés García González. Ediciones
Héptada (Col. «Psicología
Trascendente»). Madrid
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© Copyright 1997 Luis Alfonso
Gámez
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