Instrumentos de piedra

      El ser humano es el único ser vivo que utiliza herramientas para obtener alimentos. Algunos animales utilizan piedras para partir moluscos o palitos para sacar hormigas de sus nidos, pero ninguno los fabricas. Han asociado en su cerebro las utilidades que les pueden proporcionar determinados objetos de la naturaleza, como en la famosa escena de 2001: Una odisea del espacio (1968) de Stanley Kubrick, en la que un Australopiteco descubre lo contundente que puede ser un fémur para defenderse o atacar a los demás.




       Podemos afirmar que el cambio en la etología de los homínidos se produjo como causa de la creciente complejidad en la producción de herramientas, lo que ocasionó una retroalimentación entre el cerebro y las manos al confeccionarlas, lo que hizo aumentar el tamaña de la corteza cerebral y su inteligencia. De alguna manera, el ser humano aprendió a desbastar o perfeccionar los objetos que le proporcionaba la naturaleza, por ejemplo, afilando los palos o retocando los huesos. Muchos de estos objetos, al descomponerse, no han llegado a nuestras manos.




      Los neurólogos han comprobado que la forma de organizar los diversos sistemas técnicos, también dan forma a la reconfiguración de las áreas de nuestro cerebro.

    Nuestro linaje se caracteriza por su gran cerebro y por la producción extrasomática de objetos para obtener energía del entorno. Un córtex desarrollado y unas extremidades superiores adaptadas a la fabricación de herramientas -con las que se obtienen nuevos alimentos- son los responsables de los cambios que han permitido la organización social. Las herramientas posibilitan que los hombres consuman nuevas formas de alimentos y su reparto entre los miembros del grupo conduce al camino de la humanización.

      Los homininos, ancestros del ser humano, han usado este tipo de herramientas desde hace 2.800.000 años. Las herramientas líticas ayudaron a nuestra estirpe a adaptase a nuevos ambientes al permitir modificar la dieta alimentaria.

    A lo largo del tiempo, transmitiéndose de generaciones en generaciones los conocimientos adquiridos, el ser humano aprendió que de algunas piedras determinadas, como el sílex, golpeándolas repetidamente conseguía levantar una primera serie de lascas, una capa superficial, con la finalidad de regularizar la forma de un nódulo y poder sacar lascas más regulares. Esta capa, formada por meteorización de la roca y denominada córtex, no suele tener buenas condiciones de trabajo y era desechada por el fabricante. 




Secuencia de desbastamiento

      El hombre aprendió que para obtener excelentes tallas de la piedra, primero se debía preparar un nódulo al que se golpeaba con un percutor, el cual podía ser de piedra o de madera, dependiendo de la necesidad. Mediante una serie de golpes repetidos sobre la superficie de una roca se levantaban una serie de esquirlas. Estas esquirlas, conocidas como lascas, a su vez, se podían trabajar con un percutor de madera o hueso - percutor blando - o un compresor para, mediante el retoque, conformar la lasca según el diseño necesario. 



Preparación del nódulo para obtener lascas u herramientas completas 

      El trabajo de desbastado es necesario debido a la irregularidad de los nódulos y su finalidad es la de permitir la extracción fácil de lascas. La intención del artesano es preparar una superficie adecuada, la cual se conoce como plano de percusión, y se consigue mediante la repetición de golpes con un percutor para desprender las impurezas del córtex y alisar la superficie. El resultado final, la perfección, se consiguió con el método Levallois, del que podemos contemplar unas imágenes más abajo. A pesar de que me estoy esforzando por explicar llanamente el asunto, me doy cuenta de que he introducido algunos conceptos técnicos, cuyos significados debemos aclarar obligatoriamente. 




      Hachas de piedra, fabricación tosca del Homo erectus (arriba en la primera imagen), la mejorada y más eficiente tecnología Neandertal (abajo en la primer imagen), y la más compleja hacha de Homo Sapiens sapiens (abajo), nótese que se requiere de varias herramientas. Fuente: Encyclopeida Britannica

      La industria lítica consiste en la producción de herramientas líticas, es decir, herramientas de piedra, por oposición a la metalurgia. Otros animales (chimpancés, nutrias, alimoches) utilizan ocasionalmente piedras como herramientas, pero nunca las han fabricado. La industria lítica en la Prehistoria comprende los siguientes estadios: 

El Paleolítico (2.800.000 años) con industria lítica de cantos rodados y objetos de sílex

El Mesolítico (10.000–5.000 años), se fabrican herramientas para horadar (perforados, calados), con puntas de saeta (puntas con pedúnculo y aletas), con puntas de microlíticos geométricos (segmentos de círculo, trapecios, triángulos) y, sobre todo, la producción de láminas pequeñas que quedaban fijadas con resinas a las hoces primitivas hechas con caña, hueso o madera

El Neolítico (5.000–2.000 años) con la utilización del sílex, el oro, la plata y el cobre, que iban perfeccionando a medida que su inteligencia y destreza manual mejoraban. 



Imagen de Trigueros

      La producción de objetos líticos desarrollará nuevas capacidades en el ser humano como la visualización de los procesos antes de realizarlos; la formalización de los procesos y, como consecuencia, su estandarización; la capacidad de gestión empírica de los procesos mentales y el uso sistemático de materiales extrasomáticos en todos los procesos de adquisición de energía.



Reconstrucción de la vida de una familia de hace 35.000 años en las planicies de Rusia. Están fabricando cuentas de marfil u una camisa adornada con las cuentas. 


Campamento temporal de cacería cro-magnon, en el actual Portugal hace unos 30.000 años. Un hombre enseña a sus dos hijos técnicas para encender fuego. 

Nociones elementales sobre la industria lítica 

      Atendiendo al aumento de complejidad en el proceso de producción y uso de los instrumentos líticos, los investigadores distinguen la siguiente serie de modos que van desde el 1 al 4. No hay que confundir los modos con las técnicas de la talla, ni con los métodos líticos -que veremos más adelante-. 

      Por técnica lítica entendemos una secuencia sencilla en la talla del núcleo, muchas veces un solo gesto (percusión, presión, flexión), para conseguir el objeto deseado. El método lítico comprende una secuencia de acciones, no siempre lógicas (gestos, pasos, etapas, etc.) y sumamente complejas cuya finalidad es la obtención de una herramienta técnicamente avanzada: son ejemplos de métodos líticos el Levallois, el Kombewa y los diversos métodos de lascado laminar. 

El núcleo lítico 

      Se llama núcleo lítico a una masa de roca homogénea que ha sido tallada con el objeto de extraer lascas para construir una variedad indeterminada de utensilios líticos. A medida que a los núcleos líticos se les van extrayendo lascas, van haciéndose más pequeños hasta que son abandonados por no ser necesarios o por haber sido agotados. 



Núcleo o nódulo lítico 

      Los núcleos líticos se puede clasificar por su tipología (desde el punto de vista del arqueólogo), por el método de tallado (Levallois, laminar...), por la técnica de talla (percusión directa, percusión indirecta, presión...) o según el producto que se haya obtenido de él (básicamente lascas, puntas u hojas líticas).


Nucleo de sílex del nivel TD6, Gran Dolina de Atapuerca

      Los núcleos se dividen en los siguientes elementos: 

1. El plano de percusión o zona que recibe los golpes o que sufre la presión necesaria para que la roca se rompa y puedan extraerse los productos deseados. Los planos de percusión pueden ser de diversos tipos, aunque básicamente se diferencian los planos de percusión corticales, esto es, debidos a una talla monofacial, de los no corticales, propios de una talla bifacial y, dentro de estos, aquéllos que han podido ser preparados cuidadosamente por medio de pequeños lascados, para que la extracción sea más precisa (planos de percusión preparados). Cuando se extrae una lasca, una parte del plano de percusión se va con ella, es lo que denominamos talón de la lasca, el cual puede ser cortical, si el plano de percusión lo es también; también puede ser liso o diedro, cuando se trata de una extracción por talla bifacial, o, por último, facetado, en el caso de que el plano de percusión haya sido preparado.



       Núcleo Levallois recurrente. La gestión del volumen del núcleo incluye dos superficies delimitadas por un plano de intersección imaginario. Las dos superficies están jerarquizadas según el rol que cumplen en una misma secuencia de producción, una corresponde a la superficie de desbaste y la otra al plano o plataforma de percusión


En caso de que el córtex de los bloques no sea un problema (cantos recién extraídos del agua), pueden darse estas secuencias de talla, frecuentes en el Brasil central. Fuente: Apuntes para análisis de industrias líticas, André Pierre Prous Poirier. 

2. La cara principal de extracción es la parte del núcleo de la que se extraen las lascas u hojas. Las caras de extracción se caracterizan por conservar los negativos de las lascas ya extraídas, cicatrices de anteriores extracciones o de la preparación del núcleo y que, cuando una lasca se desgaja del núcleo, se convierte en la cara superior o dorsal de la misma. 








Fichas Homorgasmus colección


Fichas Homorgasmus colección 

      Desde el punto de vista de los métodos y técnicas empleados en la explotación de un núcleo lítico, hay dos factores básicos que permiten discriminar una amplia variedad dentro de esta gran categoría de objetos tallados: 

1. El primero es la posición de la extracción puede ser monofacial, cuando afecta a una sola cara del núcleo; bifacial, cuando afecta a dos caras, siempre que las extracciones se apoyen en negativos de lascados previos; y polifacial, cuando estamos ante una extracción más compleja que configura tres o más caras en el núcleo.





       El segundo factor a tener en cuenta es la dirección de percusión en la que, de un modo simplificado, podemos distinguir tres posibilidades: los núcleos de talla desordenada, en los que no es posible establecer una dirección de percusión dominante (y que es propia de núcleos arcaicos, es decir, de periodos antiguos de la Prehistoria, pero también de núcleos agotados o reaprovechados, por tanto no es, necesariamente, un indicador cronológico o del nivel técnico de una cultura). Los núcleos de talla centrípeta, en los que los impactos del percutor van desde los bordes hacia el centro del mismo, acabando por formar una silueta discoide en la pieza; este tipo de núcleos suele ser de tipo bifacial y son muy característicos del Achelense y del Musteriense. Los núcleos de talla paralela, esto es, un plano de percusión polariza las extracciones que se van haciendo de un modo paralelo de modo que los productos obtenidos son lascas alargadas u hojas. Este tipo de núcleos, en determinadas condiciones, puede ser indicador de un cierto nivel tecnológico y, dependiendo de si aparece unido a otros factores, puede ser un buen indicador cronológico o tecnológico.


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