La Diosa pájaro en el Neolítico


      La ruptura de las aguas del útero precede al nacimiento del niño. La Diosa del Neolítico era la fuente del agua sustentadora de la vida que caía del cielo como lluvia, como aguas de un útero fértil, creador de vida. De la misma manera, la luminosa franja de estrellas denominada Vía Láctea evocaba el flujo de alimento que manaba de los pechos de la Diosa.



La creación de la Vía Láctea, de Peter Paul Rubens

      La Tierra se percibía como envuelta por aguas que, cayendo en forma de lluvia, la impregnaban para que pudiese dar a luz, para crear alimentos. El agua se apreciaba como la encarnación del poder generador de la Gran Madre. El recipiente que contenía el agua o leche era, por lo tanto, una imagen primordial de la propia diosa. En Egipto el jeroglífico que representaba a la diosa del cielo (Nur) era un jarro de agua. En Mesopotamia la diosa Istar sostiene en sus manos el recipiente de la vida (ella misma). Muchos recipientes están provistos de pechos alzados y están decorados con meandros y zigzags que representan el agua y sus movimientos.




Jarrón de Anza, Macedonia, 5300-5000 a.C. (Cultura Vinca). Jarrón procedente de Atenas. Dos ánforas procedentes de  Creta 



Terracotas micénicas del 2000-1000 a.C.

      Cuando el agua cae de los pechos de la cerámica, se convierte en un símbolo de la Madre que está en el cielo, cuya lluvia cae como leche de sus pechos. Jarras de agua pintadas y decoradas con pechos aparecen profusamente en la Creta de la Edad de Bronce y por todo el Mediterráneo.




Dama de Galera (Necrópolis íbera de Tútugi, Galera, Granada).

       En los túmulos de corredor con cámara mortuoria, en la tumba número 20, apareció la figurilla en alabastro  de la Diosa o Dama de Galera. Se cree de origen fenicio, fechada en el siglo VII a. C., y ha sido identificada con la diosa Astarté. La dama se encuentra junto a dos esfinges y está sosteniendo un cuenco al que parece verter líquido por dos agujeros en sus pechos. Se cree que las escultura fue labrada en un taller áulico sirio-fenicio del siglo VIII a.C. para servir como vaso sagrado de aceite perfumado destinado en exclusiva a la unción ritual de estatuas de divinidad y/o de reyes divinizados.

      La diosa Astarté, entronizada entre dos esfinges, aparece concebida como Árbol de la Vida, pues de sus pechos brota el divino néctar o ambrosía perfumada que da al Rey la vida, le protege mágicamente y le garantiza la vida eterna en el Más Allá, según indican textos y representaciones orientales.

      La Tierra estaba rodeada por las aguas y el pájaro era la epifanía de la Diosa como profundo abismo acuoso del espacio cósmico y como los mares y ríos, pozas y arroyos subterráneos. El pájaro que sobrevuela la tierra a gran altura y el pájaro que nada en las aguas que descansan sobre la tierra enlazaban las dos dimensiones que no constituían el elemento propio de los seres humanos, pero que los rodeaban por arriba y por abajo. La imagen del ave hacía de las aguas superiores e inferiores una sola dimensión.



Dolni Vestonice y diosa pájaro Sesklo (Tesalia).  Diosa pájaro de Rumania 5000 a.C.

      La Diosa-Pájaro trae la vida, tiene un lago y esbelto cuello y su cuerpo en forma de huevo –como las diosas del Paleolítico-. En civilizaciones posteriores –Creta y Beocia- la Diosa toma el aspecto de diversas aves: grulla, cisne, somormujo, pato, ganso paloma y lechuza. La lechuza (diosa Atenea) sigue siendo la mensajera de la muerte desde el Paleolítico. En Egipto, Isis y su hermana Neftis custodiaban  el sarcófago del faraón, como dos pájaros de grandes alas. La diosa sumeria Inanna se representa por una golondrina, y la egipcia Isis por la paloma. El cisne y el ganso pertenecen a Afrodita.




Isis y Neftis (Nephtys) custodian  el sarcófago del faraón



El autor en el museo del Louvre. La Diosa Isis con alas de pájaro

      Los galones simbolizan las alas o pico de los pájaros, de las aves en vuelo, o la estela ondulante que deja un pájaro al moverse por el agua. Añade Gimbutas que la V de los galones es también un jeroglífico del triangulo genital y de la vida que emerge del útero de la diosa.



Jarrón con bandas en forma de serpiente (final del quinto milenio a.C. Oeste de Ucrania).




Diosa pájaro (5000 a.C) de Drenovac, Serbia

      Las historias de doncellas cisnes y pájaros parlantes de los cuentos de hadas provienen de estos tiempos.



Diseño de huevo (c. 4500 a.C. Oeste de Ucrania)



Diseño de huevo útero (c. 4000 a.C. Noreste de Rumania)

             El huevo cósmico.- Muchas mitologías afirman que el mundo surgió de un huevo cósmico. Este mito lo encontramos narrado en tres categorías diferentes:

  1. Un espíritu creador en forma de huevo, que crea poniendo el huevo en las aguas primigenias.
  2. El huevo cósmico es puesto por un ave celestial que está de paso.
  3. El huevo es entregado al primer ser humano o a la primera pareja humana para que lo cuiden.

      Otras formas de producir un huevo cósmico son las que enumeramos a continuación:

      a). En ocasiones se considera al huevo como fundador de nobles dinastías o familias aristocráticas. Por ejemplo, el libro chino Shiti ji (siglo IV) dice que una de las tres diosas supremas –Chang Di- quedó embarazada al tragarse un huevo de ave mientras daba un paseo y se convirtió en antepasada del clan de los Chang.
    
      b). Un mito tibetano dice que la “dama del mundo visible” Srid-Leam, en los albores de la creación, se casó con un ser humano y puso tres huevos: la vida, la fertilidad y el destino, que tenía forma de huso.

      c). En el mito órfico el primer huevo lo generó el Tiempo y de él nació Eros (o Fanes), el ser creador bisexual, con alas de oro. Fanes tuvo una hija, la Noche (un ave de alas negras) con la que engendró a Gea, la Tierra.

      d). La epopeya finlandesa Kalevala habla de una cerceta que sobrevoló las aguas primigenias en busca de un lugar donde depositar los huevos. Al principio estaba la diosa virgen Ilmata, la cual descendió al mar y fue fecundada por las olas y el viento. La diosa nada flotando boca arriba, exhibiendo su estado de preñez (que duró siete siglos) por todos los puntos cardinales, buscando inútilmente un sitio donde dar a luz. Viendo su sufrimiento, el dios supremo Ukko le envía una cerceta -algunos dicen un pato- de gran elegancia y belleza.




Ilmata surge de las aguas

      El ave pide a Ilmata su rodilla para hacer en ella un nido donde incubar sus huevos. Madre Océano levantó la rodilla para ayudarla y la cerceta puso seis huevos de oro y uno de hierro. El ave los empolló hasta que el calor comenzó a quemar a la diosa. Madre Océano movió la rodilla, por lo que los huevos cayeron en el agua y se rompieron. De sus cáscaras emerge la tierra, sus yemas dan lugar al sol, mientras sus claras son el origen de la luna. Así, con el cosmos constituido, Ilmata encuentra al fin la tan ansiada tierra firma y puede dar a luz a su hijo, Väïnämömën, el héroe.

      e). El mito pelasgo de la creación afirma que la gran madre Eurínome se materializó en el abismo amorfo y bailó en las tinieblas. Sus movimientos originaron el viento, al que dio la forma de la serpiente Orión. Este la deseó y, finalmente, Eurínome copuló con él. Cuando comprobó que estaba embarazada se transformó en paloma, empolló sobre las aguas y puso un huevo que la serpiente incubó entre sus añillos. A partir de ese huevo original se creó todo el universo. 




Eurynome Creates the Cosmos de Elsie Russell. De Paleothea

      El huevo pertenece a la mitología de la Diosa-Pájaro como fuente de la vida. El huevo está relacionado con el agua, elemento primordial en el que se gesta la vida, porque el huevo-feto despierta a la vida en las aguas de la matriz. El huevo y el vientre con forma de  huevo son imágenes del comienzo de la vida: el “huevo cósmico” se divide en dos mitades que simbolizan lo femenino y lo masculino, el cielo y la tierra... y se produce la creación. El recuerdo de este mito perdura en la costumbre de los “huevos de Pascua”, así como en el cuento de la cigüeña que trae el niño.




Monas de pascua de Vicky Ortiz

       Según algunos el mito fue difundido en el siglo XIX en los cuentos del escritor dinamarqués Hans Christian Andersen, quien  había recogido la leyenda en Escandinavia. Cuando llegaba un hermanito, los padres les decían a los hijos mayores que la cigüeña había traído al bebé y que había picado las piernas de la mamá. De esa forma quedaba explicada la aparición del bebé y el reposo de la madre. En toda la literatura antigua su presencia se identifica con el buen tiempo y se valoraba que las parejas regresaban a los mismos nidos cada temporada, lo que sugería el carácter monógamo del apareamiento. Los antiguos, sin embargo, ignoraban completamente dónde hibernaban las cigüeñas lo que les confería un aura  de misterio y magia. Se la juzgaba beneficiosa, al alimentarse de serpientes. Se apreciaba su diligencia maternal en el cuidado de las crías. 




No todas las mujeres aceptan el mito de la cigüeña. Postal victoriana

     También se tenían dos falsos mitos sobre ellas: a saber, que los hijos adultos cuidan de sus padres ancianos y que al morir se convertían en hombres y vivían eternamente felices en una isla del Océano. El mito del cuidado de los ejemplares viejos por sus hijos lo encontramos en Aristófanes, Aves 1353 ss. y en Plinio, Historia natural X 63. La vida eterna de las cigüeñas-hombres, en una isla del Océano, está en Eliano, Historia de los animales (III 23).

       La cigüeña se dice en flamenco ooievaar, término procedente del antiguo alemán odobero, que significa "portador de suerte". Otros afirman que su nombre proviene de una antigua palabra teutónica,  udafaran, que significa "andador del pantano”. En otras palabras: un ave que anda en los humedales.

     Esta etimología sugiere una datación medieval del surgimiento del mito. En los países del norte de Europa la gente sabía que el largo y oscuro invierno y el frío estaban a punto de finalizar cuando escuchaban crotar la cigüeña, recién llegada de África. Los agricultores podrían sacar su ganado a los prados y empezar a arar los campos. Era como si ese pájaro negro y blanco hubiese traído consigo la primavera para el país. La gente llama “Ooievaar "  a este ave, que significa  suerte (ode) y traer (baren). La casa que elegía para anidar la recibía con placer y e daba la bienvenida, pues consideraban que bendecida y libre de toda mala suerte. Aademás de proporcionarles buena suerte, los habitantes de la casa estarían libres de enfermedades y malos presagios.

    Los griegos y romanos no conocían el mito de que la cigüeña trae los niños de París. Sin embargo, para muchas personas en Europa es la cigüeña la "dadora de vida nueva”. En muchas regiones de Flandes sigue siendo costumbre el poner una cigüeña de madera en el jardín cuando un niño nace. Otros afirman que el mito procede de Alsacia  y que la leyenda se extendió porque  una pareja de cigüeñas que anidaba en el techo de una casa de esta región, en vez de emigrar a África, como todas, lo hizo a una región cercana a París. El día que las cigüeñas volvieron, la joven pareja que vivía en esa casa tuvo un bebé y se transmitió la noticia de que lo habían traído las cigüeñas desde París colgando del pico. 





Cosmic Egg de Criss Piss y huevo cósmico según la Nasa

      De esta manera hemos comprobado como el mito neolítico de la Diosa-pájaro pervive a través de los mitos de las civilizaciones de Oriente Próximo y del Mediterráneo. El huevo simbolizaba el útero de la Diosa durante el Paleolítico y el Neolítico. Hay muchas representaciones de huevos dobles en el interior de las nalgas de la Diosa prehistórica. Pero también, en mitos posteriores de épocas históricas, aparece el “huevo cósmico” como el comienzo de toda la vida. En Egipto, en la Edad del Bronce, un gran ganso (“El gran Cacareador”, Guenguenur) es quien pone el huevo de donde nace el Sol. En el mito órfico el huevo-mundo lo puso la Noche increada, un ave de alas negras. Numerosos mitos africanos y árticos hablan de un mítico pájaro acuático que puso el huevo del mundo del cual emergió la creación. Y podríamos poner muchos más ejemplos, aunque creo que la idea queda formulada.




Imágenes del huevo, años 1600-1500 a.C.: a. Mujer ave con nalgas en forma de huevo (Neolítico balcánico oriental, inicios del sexto milenio a.C. Proximidades de Sofía, Bulgaria). b. Estatuilla con un espacio hueco de forma de huevo en las nalgas y una serpiente enroscándose alrededor de las mismas (Neolítico balcánico central, comienzos del sexto milenio a.C. Norte de la ex Yugoslavia), c. Figura esculpida con nalgas en forma de huevo (c. 14.000 a.C. Petersfels, Alemania). d. Diosa sentada de cuello cilíndrico y nalgas en forma de huevo (cultura de Vinca, comienzos del sexto milenio a.C.). e. Doble huevo en el interior del útero de una estatuilla con motivos de huevos dobles incisos por delante y por detrás (finales del quinto milenio a.C. Ex Moldavia soviética). f. Serpientes enroscándose sobre huevos dobles (Cucutemi tardío, mediados del cuarto milenio a.C. Ucrania occidental) g. Diseño de un pájaro con un gran huevo interior, pintado sobre un jarrón minoico (c. 1450 a.C. Creta.

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