Músicas Nacionales (1850 – 1900)


Alemania

         Entre el ascenso del nazismo y la reunificación de Alemania al final de la Guerra Fría mediaron sesenta años en los que experimentó un cambio radical en su orientación estética, más proclive a los discursos globales que a los nacionalistas. Aún así, el régimen de horror y racismo impuesto por Hitler tuvo su marca cultural, ultra nacionalista y germanizante, reivindicadora de la megalomanía wagneriana y de su antisemitismo. Fue así que se condenó al destierro a los músicos judíos y se intentó borrar todo rastro de ellos. Entre los colaboradores del nazismo encontramos a Richard Strauss o Carl Orff, aunque más tarde, los nazis tildaron a estos músicos de "degenerados" por su estética. Entre los exiliados hubo alemanes como Erich Wolfgang Korngold, austriacos (país bajo la influencia del régimen nazi) y el vienes Ernst Krenek


La Postguerra

      En la Alemania derrotada y dividida subsistieron autores como el director von Weingartner (autor de varias óperas) o Max von Schilling (creador de Mona Lisa), aunque empezaron a imponerse otros como Karl Amadeus Hartmann o Wolfgang Fortner.

   La muerte accidental de Antón von Webern al terminar la guerra (a manos de un soldado norteamericano) propició la creación de cursos dedicados al estudio de su música en la ciudad alemana de Darmstadt en los años cincuenta y sesenta. Así y sin intención, se impulsó una variante del dodecafonismo: el serialismo integral, cuyos principales mentores fueron los internacionales alumnos y profesores de los cursos. Entre éllos encontramos a los franceses Messiaen y Pierre Boulez, el griego lannis Xenakis y el alemán Karlheinz Stockhausen




Otros compositores alemanes activos principalmente después de la Segunda Guerra Mundial son Reuter, Burckhard, Egk, Blacher y Goldschmidt. 



Electrónica alemana

      En 1951, en la radio WDR de Colonia se fundó el primer estudio de música electrónica, dirigido por Eimert y luego por Stockhausen. Desde aquel entonces, el medio electrónico figuró en el repertorio contemporáneo, de manera independiente o junto a instrumentos reales (la música electroacústica) y Alemania ha sido uno de los pioneros en su investigación y desarrollo. En forma simultánea, se desarrolló en Berlín una tendencia que unió la música pop y la electrónica, con grupos destacados como Tangerine Dream, que derivó luego en el rock sinfónico.  





     Klaus Schulze es un compositor alemán nacido en Berlín en 1947. Sus inicios en la música comienzan de muy joven, con varios años de estudio de guitarra clásica y la participación al bajo en un grupo de Düsseldorf llamado Les Barons. Durante sus estudios de filología alemana se demuestra como un compositor moderno y músico cercano a las teorías de la Universidad de Berlín. Es aquí en Berlín donde inicia su carrera como músico profesional, formando parte de grupos pertenecientes a la escena alternativa berlinesa de finales de los años 60 y principios de los 70: Psy Free (1967-1968), Tangerine Dream (1969-1970), Ash Ra Tempel y The Cosmic Jokers (sólo grabaciones no serias, sin permiso de los artistas como Harald Grosskopf, Manuel Göttsching, etc., producto de sesiones llenas de LSD con Rolf-Ulrich Kaiser como productor), además de comenzar una carrera discográfica dentro del ámbito electrónico que llega a nuestros días y que abarca más de cien títulos propios, colaboraciones, conciertos y producciones.








Otros compositores

      Hubo una nueva y creativa generación de compositores como Hans Werner Henze quien, radicado en Italia, siguió desarrollando una música más tradicional que vanguardista. Asimismo tuvo lugar una revitalización operística, con producciones como Der Prinz von Homburg de Bachmann o Der Revisor de Egk. Otra corriente impuesta en Alemania fue el teatro musical experimental, que décadas antes defendía el argentino radicado en Colonia Mauricio Kagel.



     Otros nombres importantes de la música alemana contemporánea son Dieter Schnebel, Hans-Joachim Espos y los instrumentistas-compositores Heinz Holliger de Suiza y Vincent Globokar. Finalmente se sumaron a esta creciente lista Wolfgang Rihm y Hans-Jurgen von Bose.



España

      Este país ocupa un lugar destacado en la producción artística mundial, ya sea en la vertiente más tradicionalista (continuadora de la obra de Falla y otros importantes compositores del pasado) o entre las vanguardias de postguerra. Algunos músicos españoles estuvieron adscritos a las principales corrientes. Los de la generación del 27 como Rodolfo Halffter, Julián Bautista, Fernando Remacha o Roberto Gerhard (casi todos exiliados después de la guerra civil) fueron los primeros en separarse de la corriente nacionalista de Pedrell y Albéniz para incorporarse al dodecafonismo como Gerardo Gombau.

      De los autores que se quedaron en España se destacan Joaquín Turina, Conrado del Campo y Ernesto Halffter. Otros destacados de la postguerra fueron Montsalvatge y Homs, que tuvieron un papel fundamental en Cataluña, igual que Taltabull y Cercos dando lugar a una escuela en la que pronto se reconocería a Mestres-Quadreny, Josep Casanovas, Blancafort, Padrós y Ruiz Pipó






      Frederic Mompou i Dancausse (Barcelona, 16 de abril de 1893 - 30 de junio de 1987), fue un compositor español, conocido principalmente por sus composiciones para piano solo. El combat del somni es un ciclo de lieder de unos 15 minutos compuesto por Frederic Mompou sobre textos de José Janés (existe una versión orquestada por Ros Marbá). Este ciclo de enorme y extraña belleza se enmarca plenamente dentro del estilo del gran músico catalán.




      Francisco de Asís Tárrega Eixea (Villarreal, Castellón, 21 de noviembre de 1852-Barcelona, 15 de diciembre de 1909) fue un compositor y guitarrista español. Aparte de sus obras originales para guitarra que incluyen Recuerdos de la Alhambra, Capricho árabe y Danza mora, arregló piezas de otros para este instrumento, tales como algunas de Beethoven, Chopin y Mendelssohn. La música más tocada y oída en el mundo es la conocida como "Melodía Nokia" (Nokia Tune) porque es el tono de llamada predeterminado de los teléfonos móviles de la marca Nokia pero está sacada de una pieza llamada Gran Vals (compases 14 al 16) del compositor e intérprete español Francisco Tárrega.

      Como otros de sus contemporáneos españoles, su amigo Isaac Albéniz, por ejemplo, Tárrega tuvo interés en combinar la tendencia romántica que prevalecía en música clásica con los elementos populares españoles.





J.S. Bach (1685-1750)
1. Second Violin Sonata BWV 1003
Grave
Fuga
Andante
Allegro


Boris Panpandopulo (1906-1991)
2. The Croatian Dances
Allegretto vivace
Moderato
Allegro commondo

Frederico Moreno Torroba (1891-1983)
3. Sonatina
Allegretto
Andante
Allegro

Ferdnando Sor (1778-1839)
4. Variations on a Theme by Mozart
Introduction
Theme
Varitation 1
Variation 2
Variation 3
Variation 4
Variation 5
Coda

Isacc Albeniz (1860-1909)
5. Suite Española op.47 - Granada
6. Suite Española op.47 - Sevilla
7. Suite Española op.47 - Asturias







1.  Carmen: Suite by Georges Bizet 
2.  La vida breve: Spanish Dance no 1 by Manuel de Falla
3.  El sombrero de tres picos: Dance of the Corregidor by Manuel de Falla
4.  El sombrero de tres picos: Miller's Dance "Farruca" by Manuel de Falla
5.  Canciones populares españolas (7): no 4, Jota by Manuel de Falla
6.  Sonatina trianera by Federico Moreno-Torroba
7.  Canciones populares españolas (7): no 5, Nana by Manuel de Falla 
8.  Canciones populares españolas (7): no 7, Polo by Manuel de Falla
9.  La revoltosa: Overture by Ruperto Chapi













Una nueva generación

      Entre los cincuenta y sesenta surgió una generación de creadores, que aún subsiste, entre los que están Xavier Benguerel (asociado al surgimiento de las Juventudes Musicales de Barcelona) o el grupo Nueva Música que unía a figuras como Ramón Barce (autor de Soledad primera), Antón García Abril, Cristóbal Halffter (creador de Microformas en 1961) o Luis de Pablo. También comenzó a notarse las influencias de posturas como la aleatoriedad y el experimentalismo con Juan Hidalgo y el grupo Zaj en la península. Contemporáneos fueron Carmelo Bernaola (de formación italiana), Tomás Marco (influido por Earle Brown) y Miguel Ángel Coria. A partir de 1965 nació el grupo Alea, dirigido por Luis de Pablo con el que se vincula a Claudio Prieto (compositor de Tres piezas para quinteto dodecafónicas), cuyos trabajos datan del mismo tiempo que los de Arturo Tamayo, Eduardo Polonio, Gonzalo Olavide o el catalán Joan Guinjoan.




Panorama actual

      Aparecen jóvenes creadoras en España como Consuelo Diez (que dirige el Centro de Difusión de Música Contemporánea, C.D.M.C.), Marisa Manchado o Zulema de la Cruz. Adolfo Núñez dirige el Laboratorio de Informática y Electrónica Musical L.I.E.M. dentro del mencionado C.D.M.C. Otros centros en los que se crea por medios electrónicos son el Laboratorio Phonos de Barcelona, el Gabinete de Música Electroacústica de Cuenca y los laboratorios de los Conservatorios Superior de Madrid, de la Comunidad de Madrid, Superior de Valencia o la Escuela de Música Jesús Guridi de Vitoria. Así también hay un centro de documentación en Barcelona cuyo director, Joan Guinjoan y otras muchas instituciones organizan festivales cada año como el del C.D.M.C., en Alicante. 
  
Jóvenes compositores

      A partir de los años setenta surgió una generación de compositores que no sufrió aislacionismos culturales en relación a otros países. Al mismo tiempo que se daba el éxito internacional del tradicionalismo de Joaquín Rodrigo (veterano alumno de Falla), nacieron figuras de la vanguardia española como Francisco Guerrero, autor de Zayin, Oleada o Rhea; José Ramón Encinar, autor de la ópera Fígaro o el macro concierto Mise en scéne; Eduardo Pérez Maseda, creador de la ópera Luz de oscura llama; José Luis Turina, nieto de Joaquín Turina y autor de un Concierto para violín y orquesta, Alfredo Aracil; Jorge Fernández Guerra, Enrique Macías; Jacobo Duran-Loriga; Pedro Halffter (hijo de Cristóbal Halffter); Román Alís; Carlos Cruz de Castro; Gabriel Fernández Alvez; o Carlos Galán.






Francia

      Tras la Segunda Guerra Mundial, en Francia coexistieron varias corrientes con paralelismos incluso en otros países de Europa y del mundo. Por un lado, la búsqueda en cuanto al sonido que comenzó Debussy, se afianzó con Várese y halló un nuevo costado de la música concreta con Pierre Schaeffer, Francois Bayle y F B. Mache.

      Por otro lado y en contraposición a la anterior, encontramos a los investigadores de estructuras y parámetros, cultores del serialismo y sus variantes, con Rene Leibowitz, Pierre Boulez y Jean Barraqué. Hay una tercera postura vinculada a la improvisación y a lo aleatorio, notable en la obra abierta de André Boucourechliev.




       Finalmente, se nota una corriente tradicionalista con figuras como Olivier Messiaen, Maurice Ohana y Henri Dutilleux. Asimismo, hubo muchos compositores importantes provenientes del exterior, especialmente soviéticos.
  
Otros compositores 

      Jacques François Antoine Ibert (1890-1962) fue un compositor francés de música clásica. Estudió con Paul Vidal en el Conservatorio de París y ganó el Premio de Roma en 1919 con su cantata Le poète et el fée. A partir de 1937 que fue director de la Academia Francesa en Roma, y entre 1955 y 1957 dirigió la Opéra-Comique de París. La música de Ibert se considera muy "ligera" de carácter, a menudo ingeniosa, orquestada coloridamente con melodías atractivas. Aunque no era un miembro de Les Six, su música comparte algunas características con las de los miembros del grupo. Su obra más conocida posiblemente sea su Divertissement para orquesta (1930), basado en su música incidental para la obra de Eugène Labiche, Un Chapeau de paille d'Italie (El sombrero de paja italiano). En el curso de la obra cita cómicamente muchas obras, incluyendo la Marcha nupcial de Felix Mendelssohn. Otros obras prominentes son Escales (1924) para orquesta, el poema sinfónico La Ballade de la geôle de Reading (basada en el poema de Oscar Wilde), su Concierto para flauta y el Concertino da Camera para saxofón y Le petit âne blanc para piano solo. Compuso varias óperas, tales como L'Aiglon, y la opereta Les Petites Cardinal, en parte hecha por Arthur Honegger. Entre su música para películas está aquélla para la película de Orson Welles sobre Macbeth (1948).




      Actualmente, entre los más famosos compositores se destacan  Gilbert Amy, Philippe Manoury (autor de la ópera Paralelo 60) y Philippe Fénélon (creador de un reciente Concierto para piano) o Gérard Pesson. También Francis Bayer, Suzanne Giraud, Alain Gaussin, Micháel Lévinas o Michel Chion, así como al prolífico y ecléctico Georges Aperghis, autor de obras de teatro musical como Conversaciones, Enumeraciones o Tourbillons, en la que mezcla el canto, el habla y la onomatopeya. Finalmente, el papel del Instituto de Investigación IRCAM es inestimable en la creación de herramientas e instrumentos musicales. Por décadas fue elegido como punto de encuentro y discusión para los creadores contemporáneos franceses o residentes en el país.




Tradicionalistas y sonido étnico

      A fines del siglo XX, los creadores buscaron la inspiración en todas las tradiciones y culturas del mundo. Algunos fueron compositores y etnomusicólogos al mismo tiempo como Louis Florentz, autor del Réquiem de la Virgen, en el que une músicas de las tres religiones monoteístas. Jean-Claude Eloy fue otro de los compositores con fuentes extra-europeas (alumno de Messiaen, como Florentz). Fue el autor de una Anáhata inspirada en el Lejano Oriente. Grisey, en cambio, mezcla en sus Cantos de amor influencias indias y pigmeas con el arte de los primeros polifonistas. Esta corriente se encuentra representada internacionalmente por Tristan Murail, que usó material de Mongolia y el Tíbet en su El espíritu de las dunas. Entre los autores más jóvenes se destacan Denis Levaillant, autor de una mezcla de música antigua y blues en Nerone Blues, además de Thierry Pécou, Pascal Dusapin o Philippe Hersant.  



Hacia el sonido electrónico

      La Sinfonía para un hombre solo de Pierre Henry es una de las primeras obras destacadas de la corriente concreta. A fines de los setenta, Jean-Claude Risset lidera la escuela espectral en la que también participan Grisey, Murail y Hugues Dufort. Numerosos creadores componen obras para el medio radiofónico y diseñan sistemas electrónicos y digitales para su producción. Algunas de las herramientas son GRMTools, Modiformers, Acusmógrafo, etc. Caracteriza a estas músicas que pueden escucharse sin verse y en ellas el sonido tiene una nueva distribución en el espacio. Los creadores franceses se unen en grupos como el GRM (fundado por Bayle), el GMEB (fundado por Barriere y Clozier, entre otros) el GRAME de Lyon o el CIM de Niza.




Italia

      Antes de la Segunda Guerra Mundial, se destacaron los nombres de Goffredo Petrassi, Ildebrando Pizzetti, Mario Castelnuovo-Tedesco, Luigi Dallapiccola y Alfredo Casella.


      En la postguerra se destacó el compositor veneciano Luigi Nono, que se opone a las doctrinas clásicas de Malipiero en pos del serialismo. Entre sus obras encontramos Il Canto Sospeso, Intolleranza o las Canciones a Guio-mar, sobre textos de Antonio Machado. Otro veneciano de renombre fue Bruno Maderna, seguidor del estilo de Webern y entusiasta del nuevo lenguaje electrónico, tema que trabajó en el Estudio de Fonología Aplicada de Milán. Sus obras más famosas fueron Dimensiones, Improvisaciones, Concierto para oboe o la ópera Satiricen. Representante de la misma generación fue Luciano Berio que estudió con Dallapiccola en los Estados Unidos, dirigió la revista Incontri Musicali y el estudio de fonología de la RAÍ, además de componer obras para medios orquestales, electrónicos y mixtos. 





Jóvenes italianos

      A partir de los cincuenta y sesenta surgió una nueva generación de creadores musicales entre los que mencionaremos al representante de la vanguardia italiana: Franco Donatoni, que estudió con Pizzetti y desempeñó una labor pedagógica y creativa merecedora de premios internacionales como el de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea de 1961 por su obra Pupenspiel. El florentino Sylvano Bussotti fue una de las figuras más internacionales. Alumno de Dallapiccola, Boulez y Cage, y autor de una Pasión según Sade y Cinco piezas para David Tudor. También se destacó Franco Evangelisti, autor de Ordini, Proporzioni y Aleatorio, entre otras obras. Entre los más jóvenes empiezan a aparecer nombres como Francesco Pennisi, Enrico Correggia, Sandro Gorli, Adriano Guarnieri, Marcelo Panni, Gianpaolo Coral, Salvatore Sciarrino, Patricio Sciortino, Matteo D'Amico, Luca Francesconi, Flavio Scogna o Giulio Castagnoli.



Portugal

      En Portugal se destacó Joly Braga Santos, compositor y director de orquesta, autor de sinfonías, música de cámara y de un Réquiem para la presentación del Coro Gulbekian en 1964. Jorge Peixinho, por su parte, fue alumno de Petrassi, Nono, Boulez y Stockhausen y autor de La flor de las aguas verdes, Concierto de otoño y Pasaje interior. En esa generación encontramos a Emmanuel Nunes, alumno de Boulez, y José Lopes e Silva, alumno de Ligeti, Kagel y Cristóbal Halffter en la composición y de Andrés Segovia en la guitarra, que se destaca por obras como Sub Memoria para guitarra amplificada. Las jóvenes promesas son Paulo Brandao y sus obras In Pace o Escombros, Candido Lima con obras como Nanghe y Antorion, y a Antonio de Sousa Dias, autor de Estudio para decoración de interiores.



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