Un gobierno traidor aplaudido por Occidente
Muchos de los
intelectuales occidentales –que se autoproclaman de izquierdas- como Fernando
Claudín aseveraban que en la
Unión Soviética no hacía falta una reforma, sino una «liquidación por derribo de todo un sistema económico-político-ideológico...
una verdadera revolución». También indicó quienes serían los encargados de
realizar esta “revolución”: los «científicos
y técnicos, economistas, otros científicos sociales, escritores, los más
variados núcleos de la intelligentsia, y también las capas más esclarecidas de
la clase obrera».
De manera semejante, fueron muchos los
intelectuales occidentales que aplaudieron una “revolución” que llevó al poder a regímenes
anticomunistas. Se trata de revoluciones extrañas que no surgían de la lucha de
las masas populares, o de una explotación insoportable o de una grave crisis
económica. Fueron "revoluciones desde arriba" ideadas y preparadas
por la cúpula de los regímenes gobernantes, como el soviético, con el objetivo
de derribar la URSS, el enemigo de los capitalistas.
Las principales acciones de la
“revolución” fueron llevadas a cabo con la participación directa de los
servicios secretos occidentales, en estrecha colaboración con el KGB soviético,
ejemplo de lo cual fueron la "revolución de
terciopelo"
en Praga y la liquidación de Ceaucescu en Rumanía.
La
élite educada en los principios del “socialismo” se volvió anticomunista y las
masas populares, por el momento, la apoyaron (como en Checoslovaquia o Hungría)
o mostraron apatía (como en la URSS). Y eso a pesar de que la nueva ideología propuesta
por esa élite era en extremo antisocial y agresiva. Sin embargo, para Serguei
Kara-Murza, la posibilidad de implantar esta ideología en la
conciencia social de los pueblos de la antigua Unión Soviética es muy baja. Se
trata de revoluciones que aprovecharon una ola coyuntural de anti-ideología y
de anti-ideales, sobre todo contra el socialismo.
Serguei Kara-Murza (Moscú, 1939), ex
asesor de Putin
No surgió en Europa ni América ninguna
iniciativa para ayudar al pueblo soviético. Tampoco en la URSS ni un solo
comunista o socialista eminente escribió
ningún artículo en contra en la prensa soviética. Sin cuestionarlo, fue
oficialmente admitido el modelo formulado por Reagan y Bush, quienes pregonaron por el
mundo que Gorbachov
era un demócrata progresista contra
el que luchaban los conservadores estalinistas y la antigua guardia del partido
comunista, defensores del “criminal” estalinismo. Es como si un católico de hoy
en día llamase a disolver la Iglesia por los excesos de la Inquisición: sin
duda sería considerado loco por todo el mundo.
Bush Reagan y Gorbachov
(Nueva York, 1988)
4c. El fariseísmo de los intelectuales occidentales
Piensa el autor que la mayoría de los
ciudadanos occidentales dejaron de tener principios morales y éticos, como si
hubiesen escuchado el grito proclamado por Nietzsche de que “¡Dios ha muerto!” (En
realidad, la frase es de Hegel en su Fenomenología
del espíritu). Afirma que los ciudadanos occidentales carecen de
principios y no creen en nada porque han perdido la fe en la fuente que les
proporcionaba un código moral o teleológico. Al matar el símbolo (Dios) que
sustentaba su moral, ésta deja de tener sentido y nada es necesario para
existir. Esta actitud –el nihilismo- supone un germen de angustia para el ser
humano que deja de creer en todo, incluido el orden cósmico o físico y rechaza
la existencia de valores absolutos, la creencia en la objetividad o la
existencia de una ley moral universal.
“Existe Auschwitz,
luego no existe Dios”
Mientras la URSS (o países como
Yugoslavia) se desmoronaban por la labor de los dirigentes del partido
comunista, sobornados por los capitalistas, observamos el fariseísmo de los
ciudadanos y algunos intelectuales occidentales, supuestamente defensores del
liberalismo y el humanismo, que en voz alta proclamaban su piedad por los pobres
bosnios o los rusos que se morían de hambre o de frío en invierno…, para añadir
a continuación que es mejor morir de hambre que vivir bajo el régimen comunista
que tenían. ¿Por qué es mejor morir que vivir en un próspero país comunista? Se
pregunta Serguei
Kara-Murza. Sólo los fariseos pueden decir algo así.
“¡Es mejor morir de hambre que vivir bajo el régimen
comunista que tenían!” (Frase de “Un fariseo hipócrita”)
Muchos socialistas afirman, conforme el pensamiento de alguno de sus
líderes, que “prefieren ser asesinados en
el metro de Nueva York que morirse de aburrimiento en Moscú”. De la misma
línea es el pensamiento que se desprende de un número de 1990 que El País dedicó
al rublo soviético, demostrando lo mala que era la economía de la URSS, porque «El rublo ha perdido completamente su valor y
se cambia en el mercado negro diez rublos por un dólar».
Sin embargo, el “mercado negro” no era
fundamental para la economía soviética, sino un mercado donde operaban las
mafias procapitalistas. En la inmensa mayoría de la URSS el rublo era la moneda
que utilizaban los ciudadanos para obtener los recursos necesarios para
sobrevivir. Así por ejemplo, a un ciudadano moscovita un viaje en metro le
costaba 0’05 rublos, y a un americano de Nueva York 1’5 dólares. Esto significa
que la misma suma de recursos "absolutos" (maquinaria, construcción,
energía, mano de obra, etc.) necesarios para proporcionar 20 viajes en metro se
pagaba por 1 rublo o por 30 dólares. Es decir, en términos de transporte el valor
de 1 rublo era equivalente al de 30 dólares. En términos de pan, un rublo valía
lo mismo que 12 dólares. En comunicaciones (teléfono), unos 20 dólares; en
término de medicinas, 30 dólares y en la compra de vivienda, 15 dólares. Éste
era el valor real del rublo como medio de pagar los bienes básicos. En aquellos
años algunos bienes secundarios no se producían en la URSS, además, el régimen
soviético se mostraba inflexible y prohibí su importación, dejando el terreno a
la especulación en el mercado negro. Eran, ante todo, algunos electrodomésticos
(precisamente, el vídeo). El periodista de El País se refería al precio de este objeto de “consumo”
para el que, precisamente, diez rublos
valían un dólar. El País tomó el precio de
este producto como criterio único para medir el valor del rublo, y todo el
mundo lo creyó.
El Arte de la Estrategia
(Manipulación). En realidad, la fotografía de estas víctimas
del hambre son una familia bengalí de 1943
En estos discursos y sentencias
occidentales hay una coherencia ideológica, es decir, una lógica deformada,
pero lógica, que contiene una opinión, juicio o parecer sobre el socialismo.
Sus sentencias están distorsionadas por la doctrina liberal-capitalista y una
moralidad de tipo protestante: la creencia en el progreso constante.
¿Qué le ocurrió a la URSS?
22. La
Kakistocracia
20. Rusia
"libre"
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