Cultos con sangre. Sangre menstrual y mujer venenosa.
En el Paleolítico la sangre se simbolizaba con ocre rojo, utilizado para manchar
iconos o espolvorear los cadáveres colocados en posición fetal para ser
devueltos al útero de la tierra y renacer. Más adelante, en el Neolítico, se
utilizó vino tinto, como sustituto de la sangre.
Las
sociedades de la antigüedad concedieron una gran categoría a las mujeres por
que, a través del parto, se consideraban guardianas y transmisoras de la sangre del clan
y, por tanto, de su espíritu.
Blood
Moon. Arte menstrual, por +Mara
Antaño
la sangre menstrual se consideraba beneficiosa en muchos aspectos. La vertían
sobre los campos como fertilizante y la empleaban para curar. Los textos
místicos indios (Tantra) la describen como el alimento de sangre.
The
Passion of Christ, 2004. Dirigida por Mel Gibson
A
menudo los hombres han intentado imitar la menstruación con fines rituales, ya
sea mediante la circuncisión, la subincisión (apertura de la uretra por la
parte inferior del pene) de algunos aborígenes australianos y la perforación de
los pezones que tiene lugar durante la danza del sol de los sioux.
Tumba
de la Mastaba de Ankhmahor (sexta dinastía -2345-2220 ac). Cirumcisió en
Egipto. Portales Médicos
Danza
del sol sioux de George Catlin (c. 1850)
Denver
Art Museum. De George Catlin es la escena de los cortes, en la Mandan O-kee-pa
ceremonia.
Procesión
de los flagelantes. Francisco de Goya. ¿Tendrá alguna relación?
Los
sacerdotes inventaron los sacrificios y los tabúes menstruales para evitar el
uso de sangre femenina en rituales que en otras épocas recaían en las
sacerdotisas. Rechazada por impura, en las ceremonias sagradas la sangre ritual
se reemplazó por la del sacrificio de seres humanos y animales, afirma Sharuhh
Hussein en La diosa. Creación, fertilidad y abundancia. Mitos y arquetipos
femeninos. Ediciones Taschen. Köln, 2006.
Teotihuacan
México, el sacrificio por extracción del corazón fue una práctica importante.
Pirámide del Sol y de la Luna, sacrificios en honor a Tláloc.
El
miedo a la mujer
Al
principio era el útero, el huevo cósmico de donde surge toda la vida. De las
aguas primordiales emergió la Diosa que parió el Cielo y la Tierra, la pareja
sagrada, los hermanos gemelos, hombre y mujer, que también son amantes,
consortes, creadores como su Madre de todo lo que cambia y lo que permanece .
En mi blog La Velleta Verda hemos estudiado todas las manifestaciones de la
Diosa; hemos visto cómo los antiguos la vieron como pájaro o como serpiente,
con la vulva expuesta y abierta como una puerta al útero sagrado de donde todo
sale ya donde todo vuelve y se regenera.
Sheela
na en la iglesia de Kilpeck, Herefordshire, Inglaterra. Siglo XII
Así
la concibieron la Humanidad desde hace 20.000 años hasta el 3000 antes de la era
cristiana, cuando se impusieron las culturas de orientación masculina y la
difusión del monoteísmo del Dios Padre (judío, cristiano o islámico). Esto
supuso el declinar de la Diosa Madre y la cultura lo representó de diferentes
maneras, tales como Zeus forzando a Hera, la diosa del cielo, y otras diosas y
ninfas que habitarán el Olimpo bajo las reglas del todopoderoso Dios del
Trueno. El judaísmo representó la dominación de la mujer con el mito de Eva, la
mujer que salió de una costilla del hombre, obligada a la obediencia, pero que
no hizo caso de Dios y fue expulsada del Edén , condenada a parir con dolor,
heredando desde entonces su descendencia el pecado original.
"Thor
en la batalla contra los gigantes", segun Mårten Eskil Winge, 1872.
Pocas
son las supervivencias de la Diosa, sin embargo, podemos rastrear su poder en
las prácticas estáticas europeas estudiadas por Carlo Ginzburg y en la
brujería, como supervivencia de los antiguos chamanes siberianos. También lo
encontramos en el incremento de la devoción mariana, pues la Virgen María es en
realidad la Diosa Madre y su culto no es más que la vuelta al origen, pues para
la psique humana es más factible la creencia en una Madre creadora que en la de
un Padre creador, según Carl Jung.
El
renacimiento de la Diosa para muchas mujeres se basa en el rechazo de la visión
androcéntrica que no responde a sus necesidades espirituales. Algunas teóricas
del movimiento feminista han revigorizado el culto de las brujas. Muchas se
apartaron entonces del cristianismo y se entregaron de lleno a los ritos
paganos que no eran otra cosa que religiones subyugadas por el patriarcado.
Otros
investigadores, como Jane Ellen Harrison, Marija Gimbutas, Barbara Walker,
Mónica Sjöö ... redescubrieron a la Diosa, a la Creadora, respondiendo a la
necesidad de la mujer de recuperar su arquetipo sagrado como parte de la
identidad femenina, surgiendo un movimiento reivindicativo del llamado feminismo
espiritual, que reconoce y celebra tanto los derechos de las mujeres como sus
poderes sagrados y espirituales.
Jane
Ellen Harrison y Marija Gimbutas
De
lo que se trata es de recuperar una cosmología en la que poder identificarse
para reconocerse también como parte activa del sagrado y no como mera costilla,
pecadora e impura, proscrita de los estudios divinos. Es necesario acabar con
el arquetipo-como modelo sagrado-de un Dios solo, vengativo, que niega todo lo
demás, que modela al hombre a imagen y semejanza pero saca a la mujer de su
costilla, porque en realidad, este patrón es una ideología que pretende
justificar un modelo económico, social y político basado en la familia bigamia,
la propiedad privada y la dominación de la mujer.
Las
mujeres son hijas de la Diosa pero también son ella misma, como lo proclaman
los cientos de figuras de diosas femeninas con sus vulvas expuestas encontradas
en Irlanda. Las mujeres tienen el útero donde se gesta la vida, de manera que
les permite entender el ciclo vital. Los hombres, por no tener útero, por no
vivir en su cuerpo el ciclo que empieza y termina cada mes, muchas veces han
intentado acabar con una realidad que los sobrecoge y que no comprenden.
Para
las religiones de la Diosa el mundo se circular, como el ciclo de la
agricultura, de la luna y el ciclo menstrual. La oscuridad no es mala, sino
necesaria para originar la vida. Es el período de descanso durante el cual se
regenera con más fuerza la nueva vida. Es como la naturaleza, existen otoño,
invierno, primavera y verano. Este ciclo se representa como un devenir, como
una lucha de contrarios que termina siempre con la síntesis de un nuevo ser,
una nueva criatura, como lo explican los símbolos del yin y el yang, la
serpiente que se come la cola, como la representación del tiempo en un reloj
...
Ciclo
lunar
La
Diosa es una y son muchas como hemos visto en el estudio histórico que hemos
hecho. El hombre extendió su creencia por todo el mundo: es la Pachamama de los
diaguitas argentinos, la Sirena del Paraná, la Diosa madre de los mapuches, la
luz mala de los huesos y la Vieja vestida de novia que habita la Pampa. La
Jaguar de los Andes y el Amazonas y también Ixchel, la diosa luna de los mayas,
y Sheela na que surgió en Irlanda.
C
Van Loo. Les Trois Graces
La
Triple Diosa es una y son tres, como los ciclos de la luna. La doncella, el
cuarto creciente, tiene la fuerza de la primavera y de la fertilidad. Esta
Diosa rige la primera fase del ciclo menstrual, lo que comienza cuando se va el
sangrado. Es virgen no porque no tenga relaciones sexuales, sino porque celebra
la libertad sexual sin quedar embarazada. La que sigue es la madre, la mujer
madura, la cual puede procrear hijos o ideas, es el verano, la época de la
cosecha, rige el momento de la ovulación. La tercera es la anciana, la vieja
sabia, la que también celebra la sexualidad, rige el período previo a la
menstruación y también la menopausia. Es la que tiene la visión oracular, la
cual enseña cómo atravesar las etapas que ella ya ha vivido con sabiduría.
La
trinidad se encuentra por todas partes, desde las mamushkes rusas, estas
muñecas que entran una dentro de la otra, en la diosa Umai de la mitología
siberiana y sus dos hijas que los nativos de la región identifican con las
montañas Altai, el lugar donde pervive el chamanismo de origen femenino más
antiguo del planeta y que las violentas prédicas cristiana, islámica y
soviética atea no lograron eliminar del todo.
Hay
un cuarto arquetipos, que representa la luna nueva, el invierno y el momento de
la menstruación: es la diosa oscura, la de la muerte que es también la
resurrección, la transformación, el pasaje de un estado a otro.
Todas
las diosas tienen un consorte, no como marido sino como amante, amoroso y dedicado,
hermano y pareja, Inanna tiene en Dumuzi en la civilización sumeria, en la
Babilónica encontramos a Isthar y Tamuz, Afrodita y Adonis en Grecia, Cibeles y
Atis en Anatolia, la Virgen y Jesús, Pachamama tiene Illapa, Isis tiene a
Osiris y también a su hermana gemela, Neftis, la oscura, la de las
profundidades de la tierra. Alguneshan parido a su consorte, como Kali a
Vishnú.
El
conocimiento de las plantas anticonceptivas como la artemisa era un saber que
pasaba de una generación de mujeres a la siguiente sin intervención de los
hombres, incluso en los primeros meses sin sangrado, lo que permitía a las
mujeres el disfrute del sexo y el orgasmo.
La
sangre menstrual es la única que el cuerpo expulsa sin ningún acto de crueldad
previa, sin más heridas que la necesaria para el ciclo vuelva a empezar. Esta
sangre es sagrada para los que adoraban a la diosa y por eso se la ofendían. En
muchos ritos religiosos ofendía la sangre menstrual a la Madre Tierra, como una
forma de devolverle la energía a través de la vulva. En algunas religiones,
como la celta, las mujeres celtas danzaban desnudas sobre los campos sembrados
para fertilizar los mismos con su sangre.
En
las sociedades primitivas se manifiesta un claro temor a la mujer, originado
por la incomprensión de sus capacidades como engendradora de vida, y sobre
todo, por el desconocimiento del mecanismo que hacía que un niño saliera del
interior del cuerpo de la mujer. Relacionado con el asunto, además, la mujer
sufría periódicamente una pérdida de sangre, lo que asustaba a la comunidad.
Ver el estudio de Jose Luis Vallet, de la Universidad de Valencia, titulado
"La mujer venenosa en la época medieval". La sangre menstrual es
valorada en general como venenosa y impura por lo que es frecuente que a la
mujer se la separe del clan situándola en la copa de un árbol o sobre un cajón
hecho de hojas, o el entierren bajo tierra o se le recluya durante el período,
todo ello por temor a que alguna gota de sangre caiga al suelo y envenene la
tierra o que se exponga a los rayos del sol y la impureza afecte al cielo.
Los
hombres de ciencia del pasado creían que las mujeres en este estado eran
capaces de impedir germinar los cereales, que el contacto con la sangre causaba
la muerte de las plantas y los árboles, los perros que la lamían cogían la
rabia, la proximidad de 1a Regla estropeaba la masa de pan, s'agria el vino y
los enfermos empeoraban. En fin, la mujer menstruante expulsaba por los ojos un
humor maligno que se ocasionaba por la descomposición de sus flujos en el
interior, esta nocividad quedaba reducida a medida que la mujer iba expeliendo
los humores malignos en el exterior, pero en el caso de las mujeres
menopáusicas, las "viejas", el humor secretado por los ojos era mucho
más peligroso. En muchos lugares era habitual pensar que si una mujer
menstruante miraba o tocaba a un niño, le produciría el "Mal de Ojo".
El supuesto efecto pernicioso de la sangre menstrual llevó a los europeos a
establecer también una serie de prohibiciones sociales que afectaban a las
mujeres reglantes: en el Concilio de Nicea se prohibió la entrada a las iglesias
a las mujeres que estuvieran regla.
Lapidaciones
entre musulmanes
Parece
que todas estas ideas se forjan los judíos, como lo recopila un texto clave del
Antiguo Testamento sobre la profanación por los períodos menstruales: Levítico
15-19, 30, que contiene las siguientes fórmulas: "Cuando una mujer tenga
su menstruación, será impura durante siete días, y lo que la toque quedará
impuro hasta la tarde "y sigue con otros del mismo estilo. Plinio el
Viejo, Historia Natural, libro 28, cáp. 23, 78-80; libro 7, cáp. 65 decía :
"El
contacto con el flujo mensual de la mujer amarga el vino nuevo, hace que las
cosechas se marchiten, mata los injertos, seca entonces en los jardines, debido
a que las frutas se caigan de los árboles, opaca la superficie de los espejos,
embota el filo de el acero y el destello del marfil, mata abejas, oxida el
hierro y el bronce, y causa un terrible mal olor en el ambiente. Los perros que
prueban la sangre se vuelven locos, y su mordedura se vuelve venenosa como las
de la rabia. El Mar Muerto, espeso por la sal, no puede separarse excepto por
un hilo empapado con el venenoso fluido de la sangre menstrual. Un hilo de un
vestido infectado es suficiente. El lino, cuando lo toca la mujer mientras el
hervor y lava en agua, se vuelve negro. Tan mágico es el poder de las mujeres
durante sus períodos menstruales, que se dice que lluvias de granizo y
remolinos son expulsados si el fluido menstrual es expuesto al golpe de un
rayo ".
Y
esto lo repitieron Tertuliano (155-245 dC), San Jerónimo (347-416 dC), el Papa
Gelasio I (494 dC), el obispo Timoteo de Alejandría (680 dC), el obispo Teodoro
de Canterbury (690 dC ), el obispo Teodolfo de Orleans (820 dC), Sicardo de Cremona ... etc, todos objetaron que las mujeres sirvieran en el altar,
prohibieron a los sacerdotes poner el cáliz en las manos de las mujeres o
permitir distribuir la comunión, ordenaron que las parejas debían abstenerse de
relaciones sexuales de los sábados y domingos y el día previo a recibir la
comunión; las mujeres que menstruaban no podían recibir la comunión,
prohibieron a las mujeres entrar en el santuario...
¡Sí, también las condenaron a morir apedreadas! La Biblia considera un matrimonio como válido sólo si la mujer es virgen, en caso contrario, debería ser lapidada hasta morir. Podéis comprobarlo en el Deuteronomio 22:13-21:
"....
Pero si resulta que es verdad que no se encontró virginidad a la joven,
entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrear los
hombres de su ciudad, y morirá, ya que hacer vileza en Israel fornicando en
casa de su padre, así quitarás el mal de en medio de ti. "
Lapidaciones
entre cristianos
El
culto a la mujer
Hubo
en los orígenes de la Humanidad un culto extendido a la diosa de la noche o la
madre Tierra. Esta adoración estaba dirigida por mujeres, que además conocían
las propiedades ocultas de las plantas. Y en esto surgió el cristianismo que,
en un principio toleró el paganismo, pero cuando se sintió la religión
dominante comenzó el ataque despiadado contra las antiguas religiones y, sobre
todo, contra las mujeres que adoraban a la diosa madre Tierra: las brujas.
Ritos
sexuales realizados por el grupo de Maxine y su esposa Alex Sanders en 1966,
que fundaron una corriente dentro de la Wicca, conocida como Moonlight
Volviendo al origen de la brujería, algunos estudiosos como Margaret Murray, se fijan que en las sociedades primitivas, la agricultura y la recolección era un trabajo que realizaban las mujeres. Los hombres salían a cazar y las mujeres recolectaban plantas, raíces e insectos, aprendiendo a lo largo del tiempo los vegetales que eran buenos para comer y cuáles producían trastornos en comerlos. De la observación de los fenómenos naturales, del clima, las estaciones y del crecimiento de las plantas, las mujeres aprendieron a cultivar los alimentos. En Julio Caro Baroja esto le parecía una generalización excesiva. "Algún espíritu generalizador vería en esta pericia, en el conocimiento de las hierbas, una herencia de la época remota en que las mujeres se dedicaban a recoger plantas silvestres, para subvenir a las necesidades alimentarias de su comunidad, mientras los hombres cazaban o robaban lo que podían, y que en su búsqueda llegarían a distinguir no sólo las plantas útiles, sino también las nocivas "(Escribe Julio Caro Baroja" Las Brujas y su mundo "Capt. II, pág. 58, refiriéndose a la tesis de Margaret Murray). No acaba de aceptar la superveniencia de un culto prehistórico, ni la existencia de un dios cornudo, tesis que defendía la antropóloga británica. Ella afirmaba que fue la mujer quien descubrió la agricultura y la ganadería, con lo cual adquirió una cierta posición social de la que antes no tenía, que podemos llamar matriarcado, despertando un recelo inconsciente en el hombre al ver aumentar la autosubsitencia de la mujer.
Quema
pública de tres brujas en Derneburg (Harz, Alemania), octubre de 1555. Grabado
que reproducen miles de páginas web, atribuyendo estas cremas a la Inquisición
española. La quema la realizan ciudadanos civiles y autoridades locales alemanas.
Lo normal es ver cómo pie de página "Torturas barbáricas en extremo
utilizadas por la" Santa Inquisición ", institución de la Iglesia
Católica Romana", falsedad que anima a cualquiera a desisitir de leer el
resto del artículo.
Siguiendo
la tendencia iniciada en la Edad del Bronce, las culturas patriarcales
impusieron sus dioses masculinos sobre las culturas matriarcales. No les
gustaba la idea de que la Tierra fuera la "madre" de todas las cosas,
la que crea en su interior la vida. Preferían creer en el Sol, al que apelaban
el Padre, el germinador, el principio masculino. Los elementos femeninos fueron
denigrados como oscuros, sucios y malignos. La luna, la noche, la Tierra
terminaron produciendo en la psique de las personas unas sensaciones de miedo,
quizá porque los peligros que encierran la oscuridad y la noche están grabados
de forma inconsciente en nuestro cerebro, o puede ser, por influencias de la
cultura patriarcal. El hombre terminó asociando los elementos que adoraban las
sacerdotisas primitivas con la muerte, la intuición asociaba la noche y la
oscuridad con el mal, con lo contrario de la vida normal. En el cielo estaba el
sol y la luz, a la tierra la noche y las cuevas, pero aún había un lugar peor
que consistiría en estar bajo tierra, posibilidad que llegamos cuando morimos,
sin duda en este lugar habitaban las criaturas más horribles y terroríficas y
el hombre lo llamó infierno. En las entradas anteriores estudiamos cómo esta
visión del mundo es reciente, siendo la contraria la más primitiva y la que más
años ha creído el hombre: la Tierra como madre de la vida, un ser vivo al que
debemos nuestra existencia.
"Infierno"
electrografía de Luis Makianich, 2009.
El
Sufismo. La "querida" divina
La
escuela Sufí de misticismo islámico surgió en el siglo VIII en Irak y otros
países árabes. Los seguidores se oponían a la religión institucionalizada ya la
corrupción concomitante, por lo que fueron perseguidos como herejes y obligados
a desplazarse a Irán.
Gradualmente
se acumuló el conjunto de poesía sufí, en apariencia poemas de amor, aunque en
realidad describían de manera cifrada las aspiraciones de los místicos para
entrar en el mundo divino. La "querida" de los poemas simbolizaba la
Divinidad y el "amante" era el místico propiamente dicho. Lo que
consideraban una deidad masculina se representaba como femenina. La amada
poseía el mismo aspecto belicoso que Anahita, diosa del antiguo Irán.
Comparaban las cejas con espadas y arcos, sus miradas con lanzas y sus pestañas
con dagas. Era la quintaesencia de la diosa virgen: ahora feroz y amenazante,
ahora tierna y seductora. Solía permanecer invisible o aparecía después de un
atormentadores velo. Era inasequible, misteriosa y coqueta como las mujeres
idealizadas de las sociedades islámicas medievales, cualidades que atraían el
acólito y el incitaban a tener la esperanza de verla o encontrarla.
La
Amada sufí
El
encuentro con el Estimada divina se convirtió en el único fin de la existencia
de los místicos, que vivían a la espera del instante de la unión, simbolizada
por la muerte, momento en que se fundían con ella. Aprendían que la
aniquilación ("Fana") los conducía a la vida eterna
("Baqa"), el secreto mejor guardado de la Amada.
Comentaris
http://occupytampa.org/files/tristan/fem/books/The_Alphabet_Versus_the_Goddess_The_Conflict_Between_Word_and_Im_nodrm.pdf
Les felicito por buscar y luchar por el empoderamiento, por identificarse, reconocerse y proyectarse como lo que son.