Israel y algo de su historia
El conocimiento más antiguo que se tiene
del nombre Israel data del año 1210 a.C., grabado en la Estela de Merenptah (en un poema dedicado al hijo de Ramsés II, el faraón Merenptah),
en el cual se cita a Israel asociado no a un lugar geográfico, sino a un pueblo
o grupo de gente. El nombre Israel procede de un pasaje de la Biblia, donde el patriarca
bíblico Jacob, después de luchar durante toda la noche contra un misterioso
adversario, y vencerlo, provocó la admiración del mensajero divino, que lo
bendijo y le cambió su nombre por el de Yisra'el, es decir, «El que lucha
con Dios» (Génesis, 32:28-30). Por ello,
las tribus que se confederaron y se reconocieron como descendientes de Jacob se
llamaron a sí mismos «Hijos de Israel» o «israelitas».
Estela de Merenptah.
Fragmento:
mención a Israel.
ysyriar, según Flinders Petrie: Israel
Los príncipes están postrados, diciendo: ¡clemencia!
Ninguno alza su cabeza a lo largo de los Nueve Arcos.
Libia está desolada, Hatti está pacificada,
Canaán está despojada de todo lo que tenía malo,
Ascalón está deportada, Gezer está tomada,
Yanoam parece como si no hubiese existido jamás,
ysyriar (Israel) está derribado y yermo, no tiene semilla
Siria se ha convertido en una viuda para Egipto.
¡Todas las tierras están unidas, están pacificadas!
Fuente: Wikipedia
Los primeros asentamientos del noroeste
del Mar Muerto datan del 10.000 a.C., siendo el más antiguo el situado a un par
de kilómetros de Jericó, llamado Tell es-Sultán, un
verdadero “montón” o “colina” artificial producido por la acumulación
consecutiva de capas por la habitación humana, que comienzan con los restos
natufienses (Protoneolíticos) y continúan con el Neolítico Pre-Cerámico A
(8350-7370 a.C.) con evidencias de cereales domesticados (trigo emmer -Triticum dicoccum-, cebada
y legumbres). El Neolítico Pre-Cerámico B (7220-5850 a.C.) con la aparición del
culto religioso de preservación de los cráneos humanos.
Vista de Tel es-Sultan, Jericó, desde el norte. Las excavaciones
de Jericó han sido realizadas en varias
épocas, y han dado lugar a muchas interpretaciones: C. Warren (1868); E. Sellin
e C. Watzinger (1907-1909); J. Garstang (1930-1936); K.M. Kenyon (1952-1958).
Desde el 1997 las excavaciones fueron retomadas por la Universidad la Sapienza
de Roma a cargo de N. Marchetti y L. Nigro.
Trigo
emmer, Triticum
dicoccum
Después viene un periodo de
desocupación, pero a partir del IV
milenio a.C. Jericó es de nuevo ocupado y sus restos denotan conexión con
gentes de Siria y del oeste del Eufrates. En el siglo XVI a.C. –finales del
Bronce Medio- muchas de las ciudades cananeas fueron destruidas. La arqueóloga Katheen Kenyon observó quince episodios destructivos en los restos de la Edad del
Bronce. Seguramente fue como consecuencia de los ataques egipcios que acabaron
con la ocupación militar ce Canaán. Los egipcios abandonaron esta ocupación a
finales del siglo XII a.C.
Israel moderno surgió en el siglo XII
a.C. cuando a ambos lados del Jordán se fundaron nuevas monarquías como las de
Moab, Amón Filistia… etc. Según la Biblia la conquista de Canaán y sus ciudades amuralladas se produjo a
finales del siglo XIII a.C. sin embargo, en esta época Jericó y Ay, las
ciudades cananeas más poderosas, no sólo no tenían murallas, sino que ni
siquiera existían como centros poblados, limitándose a ser pequeños, pobres e
insignificantes caseríos. En realidad, ya hemos hablado de estas falsedades
demostradas por los historiadores israelitas Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman (La Biblia
desenterrada. Ed. Siglo XXI. Madrid,
2003) quienes afirman que los patriarcas del Éxodo, la presencia de los
israelitas en el Sinaí, la conquista de Canaán, el período de los Jueces, la
Jerusalén de Salomón… no son hechos históricos.
El pueblo israelita deriva del cananeo.
Los antecesores de los judíos son los propios cananeos que hacia el 1.000 a.C.
habitaban las colinas que van desde la Baja Galilea hasta el desierto del
Negev.
La
toma de Jericó según un grabado de Jean Fouquet
La historiografía clásica asegura que en
el siglo XII a.C. grupos heterogéneos en cuanto a su origen se van asentando en
Canaán y se mezclan con la población nativa. Para Philip Davies los judíos
no vinieron de fuera de Canaán, sino que fueron los cananeos aborígenes. Los
textos de la Biblia son muy modernos y en su mayoría datan de la llamada época
persa, al regreso de los israelitas del exilio de Babilonia (587-538 a.C.).
Después de visto lo anterior, resulta
difícil creer que en el 721 a.C., el reino del norte fue aniquilado por las
fuerzas asirias. El reino de Judá obtuvo una prórroga, gracias a la guerra
entre Asiria y Babilonia. Al salir victoriosos los babilónicos, su rey
Nabucodonosor II conquistó Jerusalén en 587 a.C., terminando con la
independencia de los hebreos. Por su parte el fastuoso Templo de Salomón, el
orgullo nacional de los hebreos, fue completamente arrasado.
A pesar de que se habla del Cautiverio
de Babilonia como el destierro total del pueblo de los hebreos, parece
ser que este traslado de población sólo afectó a las clases altas hebreas. Los
caldeos tenían interés en impedir que resurgiera allí un poder político fuerte,
y para eso, "importaron" por la fuerza a la clase dirigente capaz de
liderar una revuelta. El bajo pueblo, por su parte, no parece haberse visto
mayormente afectado por estos traslados forzosos de población.
Historiador israelí, Shlomo Sand, autor del libro “La invención
del pueblo judío”
Para el historiador Shlomo Sand el concepto de patria es uno de los más destructivos de la era
moderna, dice en When and How Was the
Land of Israel Invented?. Según Sand,
la tierra de Israel no fue la patria histórica del pueblo judío, sino un
invento sionista que usurpó unos territorios a finales del siglo XIX
convirtiéndolos en patria de origen de los judios.
En el libro anterior de Sand, La invención del
pueblo judío (Verso, 2009, traducido por
Yael Lotan) se rechazó la existencia de un pueblo judío que se hubiese exiliado
hace 2.000 años y que sobrevivió al exilio. La mayoría de los judíos de Europa
del Este, según él, son descendientes de sociedades o personas que se
convirtieron al judaísmo en suelo europeo. Palestina jamás ha sido la cuna del
pueblo judío. Sand sostiene que durante 2.000 años los judíos nunca han
constituido un pueblo y que solo la religión, las creencias y la cultura los
unían. ¿Pero existe un pueblo palestino? El historiador dice que no, que los
palestinos son árabes que han vivido en esta región durante cientos de años. La
colonización sionista fue la que forjó el pueblo palestino
También el profesor Israel Knohl, niega el evento del Monte Sinaí, tal como se describe en la
Torá, y sostiene que el éxodo de Egipto no tiene ninguna conexión con la realidad.
Investigadores no israelíes y no sionistas, como Niels Peter Lemche, Philip Davies y Thompson Thomas afirman que
la Biblia se escribió más o
menos entre el siglo V a.C. y el siglo III de nuestra era. Se comenzó a
escribir después del exilio de la élite política-intelectual de Judá a
Babilonia. Al parecer, los libros de la Biblia se compusieron solo después de que muchos de los que habían
estado en Babilonia regresaran a Jerusalén. Dice historiador Shlomo Sand:
«Investigadores como
Thompson ven la Biblia como una ficción teológica. De la misma manera que el
Julio César de Shakespeare no es informativo en lo que respecta a la época
antigua de la Roma imperial, la Biblia no nos pueden enseñar los hechos
históricos. Las historias de la Biblia son la base de la civilización
occidental y también la base del Nuevo Testamento y el Corán. Son textos
literarios asombrosos, pero de ninguna manera son libros de historia, es por
eso que yo, como historiador, hago caso omiso de ellos. Finkelstein y Herzog
encontraron que nunca ocurrió la salida de Egipto y que la tierra de Canaán no
fue conquistada de inmediato. En resumen, creo que el nacionalismo judío
moderno -el Sionismo- tomó la teología y la convirtió en la historia».
Niels Peter Lemche, Philip Davies, Whitelam
Keith y Thompson Thomas pertenecen
al denominado minimalismo bíblico, un grupo de estudiosos que sostienen que la
versión bíblica de la historia no se apoya en ninguna evidencia arqueológica y,
por lo tanto, no se puede confiar como fuente de la historia. Para ellos son
falsos la historicidad de los relatos patriarcales y no creen en la historicidad de figuras como
Abraham y otros patriarcas bíblicos. La realidad lingüística y literaria de la
tradición bíblica es folclórica en esencia, el concepto de Israel biblico no
refleja ninguna entidad socio-política de ningún Estado.
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