Cuerpos asimétricos
De todo lo dicho se deduce
que para los hombres las características de asimetría en el cuerpo humano
contradicen el estereotipo universal que nos formamos sobre su forma. Según
esta idea, los miembros de nuestra
especie se identifican con un cuerpo simétrico que, además, es propio de todos
los seres vivos. Lo contrario indicaría una anomalía que, normalmente, se
identifica con alguien que ha estado en el más allá, o lo que es lo mismo, con
alguien que ha muerto y ha regresado con los vivos.
Quien ha estado en el
más allá y ha regresado, lo hace presentando anomalías ambulatorias. Fotograma
de la película de George Romero, La
noche de los muertos vivientes
Para ilustrar esta afirmación nos sirve un mito
recogido en la isla de Ceram (archipiélago de las Molucas) sobre el origen del
ser humano: “la piedra quería que los
hombres tuvieran solamente un brazo, solamente una pierna, solamente un ojo, y
fueran inmortales; el árbol de la banana, por su parte, que tuvieran dos
brazos, dos piernas, dos ojos y que fueran capaces de engendrar” (Ginzburg,
op. Cit.)
Vemos como la asimetría va ligada a la
inmortalidad (a lo divino) y la simetría a la condición humana de mortal. Los
defectos físicos son vistos una señal de algo antinatural, de algo oculto,
mistérico, esotérico y de ultratumba.
Los personajes siniestros, como las Grayas
o las Gorgonas
(recordemos que representan las tres caras de la Diosa, como las tres fases de
la Luna: púber, fértil y anciana. Ver Hacedoras
del destino), a menudo son descritas como seres que tienen un solo ojo y un
solo diente, que compartían. También, con el paso del tiempo, surgirá la figura
del demonio, representado muchas veces como un ser cojo, lo cual nos hace
pensar que es el heredero, en la cultura cristiana, de todas estas formas
mágicas y obscuras del mundo pagano.
Las Grayas. Pablo J. Porras
Esta es la tesis que sostiene Toldrà sobre
la pervivencia de estas antiguas creencias
en obras de la literatura, como El diablo Cojuelo de Vélez de Guevara, donde se
afirma que la cojera del diablo es la señal de su caída desde el cielo.
San Gregorio
nos cuenta la leyenda de un sacerdote que llama a su mancebo de una forma
negligente:
-
“Ça vin, diable, descauce’m”.
A la veu
del qual començaren les trebugueres a desnuar fort cuytosament, que
manifestament aparec que aquel ho fahia qui era estat nomenat. E cant lo
capelan viu ayçò, ac gran espavent, e, ab grans critz, el dix:
- “Partex-t’ic, mesquín, partex-t’ic; que no o deya
a tu, que al meu macip o deya!”
El demoni
anà-se’n aytantost, e romàs lo capelan mig descalçat”.
(Sant Gregori, Diàlegs. Volum I. Editat per J. Bofarull, Barcelona 1968, 217)
En
esta narración vemos como el pie descalzo es resultado del contacto con el
maligno o con el más allá.
El mismo carácter representan las
mutilaciones corporales, las que sufren los iniciados (escarificaciones,
tatuajes, afilado de dientes), como testimonio de haber muerto y vuelto a
renacer en la luz. Ejemplos hay muchos, como la circuncisión de los judíos o
innumerables narraciones de la Germania pagana que cuentan como el héroe, al
huir de los infiernos, suele quedar mutilado, o con la cabeza cortada, o lo
dejan ciego.
Mujer
de los Guerrero de Kau (Nubia), también conocidos como de las montañas de Nuba,
Sudán (1975). Fuente: wordpress
Gonzalo de Berceo cuenta en el octavo apartado
de Milagros de Nuestra Señora lo que aconteció
a un romero que peregrinando hacia Compostela recibió la visita del Diablo que
se le presenta como el verdadero Santiago:
Éste es el juicio:
que te cortes los miembros que hacen el fornicio;
así que te degüelles harás a Dios servicio,
que de tu carne misma le harás tu sacrificio.
El infeliz mure y el auténtico Santiago,
viendo lo sucedido, discute con el Diablo e invoca a la Virgen María, que
ordena que el espíritu del romero vuelva a su cuerpo:
De todo lo otro estaba bien sano y mejorado,
fuera de un hilito que tenía atravesado;
mas lo de la natura, cuanto que fue cortado,
no le volvió a crecer,
y quedó en ese estado.
También encontramos las pervivencias de
las antiguas creencias chamánicas en las marcas de los cuerpos que presentan muchos
santos, como signo de alguna visión celestial, o de las brujas como marca de su
pacto con el diablo. El mismo Cristo también muestra sus llagas al incrédulo de
Tomás para identificarse como aquél que “descendió a los infiernos y al tercer
día resucito de entre los muertos”.
Ambito
de Domenico Cresti, llamado el Passignano,
La
Incredulidad de Sto. Tomás, colección privada
Finalmente, aparece el personaje de una
fábula muy extendida en el continente euroasiático: el de la Cenincienta. Como es de todos sabido, la
heroína pierde un zapato. Según Ginzburg, la historia de la narración concuerda
con las demás fábulas folklóricas que tratan sobre magia.
El protagonista (héroe o heroína) tiene
que abandonar el hogar porque ha infringido alguna prohibición paterna.
Iniciado el viaje, aparecen elementos mágicos que ayudan a la heroína (el
vestido y los zapatos, hecho que concuerda con las historias mitológicas como
la de Perseo, en la que hace uso de objetos divinos), objetos con los que vence
los obstáculos y puede llegar al lugar prohibido (el palacio del príncipe, el
Paraíso donde viven nuestros antepasados o el palacio de Hades, el inframundo
prohibido a los vivos). Una señal que identifica a la heroína con su estancia allí
es el zapato.
Grabado
del siglo XIX que ilustra el cuento 'Cenicienta'. La obra fue creada por el
artista francés Gustave Doré.
La
ceguera es otra señal propia del contacto con el más allá, recordemos al ciego
de Tiresias al que Atenea, tras sorprenderla por accidente tomando un baño, le
puso sus manos sobre los ojos y le dejó ciego, pero como compensación le dio el
don de la visión interior. San Pablo que se queda ciego tras la revelación de
Cristo cuando estaba cerca de Damasco.
En la copla V de las Coplas
de Don Jorge Manrique por la muerte de su padre, leemos “partimos cuando nascemos, / andamos mientras
vivimos, / e llegamos / al tiempo que feneçemos”. El camino y la ambulación
(como las sandalias que lo representan) son una metáfora universal de la vida.
El caminar de una forma extraña indica
que algo extraño ha ocurrido en la vida de esa persona, que ha resistido una
iniciación que lo ha llevado a indagar en las fuerzas divinas y en la
ultratumba, sufriendo, como lo prueban sus marcas, la experiencia del contacto con
el más allá.
Aunque se puedan rastrear hasta hoy en
día las creencias chamánicas, la realidad es que en el siglo V a. C. ya no se
podía entender el origen ritual de estas costumbres, pues había pasado
demasiado tiempo. Muchos habían olvidado que el pie descalzo simbolizaba la
muerte, la iniciación de los jóvenes en los misterios de la vida y del más allá.
La
iniciación se debe entender como una muerte simbólica. Muchos de los héroes
griegos, en su juventud, se dedicaban al hurto de ganado, repitiendo un
antiquísimo modelo mítico indoeuropeo: el viaje al más allá para robar el
ganado que posee un ser monstruoso. Estos mitos constituirían la reelaboración
de los viajes extáticos al mundo de los muertos efectuados por los chamanes
para procurar caza a la comunidad. Edipo, Tiresias, Melampo… son los prototipos
míticos de los yatrománticos griegos –curanderos, adivinos, magos- que han sido
comparados a los chamanes del Asia central y septentrional.
Egeo
consulta la Sibila. Fragamento de Kylix (florero acampanado para la degustación
de vino) con figuras rojas (Staatliche Museen, Berlín)
Historia
natural del alma
(Basada
en la obra de L. Bossi y la historia del pensamiento de Arthur O. Lovejoy)
1. ¿Que es el alma?
2. El alma en la Antigüedad
3. El alma de los animales
4. El racionalismo y el hombre máquina
5. El Idealismo
6. Transformismo: la escala en
movimiento
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