Almas y metamorfosis
La transformación o el regreso al estado
animal siempre ha perturbado al ser humano. Aunque Ovidio confiese que “Me
propongo contar las metamorfosis de los cuerpos en nuevos cuerpos”, lo
cierto es que cuando alguien, como Acteón, se transforma en ciervo, piensa que en
su interior todavía conserva el alma humana y no se resigna a ser un animal.
Diana convierte Acteón en un ciervo,
de Bernaert
De Ryckere (1582). Szépmûvészeti
Múzeum (Budapest, Hungria)
Cavaliere
d´ Arpino
(Giuseppe Cesari) - Diana transforma Acteón en un ciervo
(1605)
Diana y Acteón. Lucas Cranach
Jean-François
de Troy.
Diana y Acteón. Colección privada
Jean-François de Troy. Diana sorprendida por Acteón (1734)
Jean
Francois de Troy,
Diane et Acteon
Esa “alma” humana que toda persona
pretende conservar, aunque se haya transformado en la más horrenda de las
criaturas, es el objeto de nuestra indagación, al menos iconográficamente. La
primera representación que se conoce del alma es la del guerrero herido después
de asaetear a un bisonte: a su lado, en lo alto de un palo aparece un ave pequeña,
la cual se supone es la representación del alma del guerrero moribundo. Esta
imagen se puede ver en la cueva francesa de Lascaux.
La
“Scène du Puits” (Escena del pozo, 15.000 a .C.). Cueva de Lascaux, en Montignac, Dordogne
(Francia). www.lascaux.culture.fr. Fot: Diccionario Lascaux , Brigitte
y Gilles
Delluc, Ediciones del Suroeste, 2008.
En Oriente el “alma” era la esencia de la
persona, aunque podía transmigrar eternamente de un cuerpo a otro. Se conoce
este fenómeno como metempsicosis. Para los presocráticos, Platón o los
románticos, el alma vagabunda recibe el cuerpo que se merece según sus acciones.
Si el hombre que la poseía en vida había vulnerado todos los preceptos morales,
su alma se encarnaría –después de la muerte- en la bestia más horrible que ha
perdido toda su espiritualidad.
¿Pero
qué forma tiene el alma? Hasta los más espiritualistas no pueden imaginarse el
alma sin algún envoltorio carnal, que suele tomar la forma de un ser alado, nos
dice Laura
Bossi (Op cit. pág. 31). Este afán indagatorio nos lleva a fijarnos
en la antigua religión de los chamanes, quienes afirmaban que viajaban al más
allá en éxtasis. Ellos afirmaban que
caían en un sueño profundo y su alma abandonaba el cuerpo, en forma de ave o
insecto pequeño, para viajar y luchar contra otros espíritus, representados con
figuras monstruosas, que quieren impedir que el brujo llegue al Paraíso, donde
descansan los antepasados muertos del clan, para que les faciliten alimentos y
fertilidad a la tribu.
¿Pero sucedía verdaderamente esta
metamorfosis, o era producto de las alucinaciones? Son muchos los estudiosos,
como Carlo
Ginzburg en su Historia
nocturna (1989), que tratan
de mostrar que el substrato de cultos chamánicos en Europa pervivió a través
del fenómeno (seguramente folclórico, pero convertido por la Iglesia en obra
del diablo) de la brujería, en las celebraciones del retorno de los muertos y otras manifestaciones folclóricas, como
los carnavales.
Dos
imágenes del "Onso" de Bielsa (Parque Nacional de Ordesa) de
Carlos González Ximénez. Fuente: Flickr
Carlos González Ximénez. Fuente: Flickr
Todas las figuras que se disfrazan, ya
sea de animales o de seres monstruosos, no son más que representaciones de los
muertos, unos bernignos, los que regresan a sus casas –según antiguas creencias
de la humanidad-, cuando se produce el paso del final del año hacia un Año
Nuevo. Este tema lo hemos estudiado ampliamente en nuestro blog, y te remito a
las siguientes entradas, que encontraras al final del artículo La
desfila dels morts. También hay muertos malos que vagan por el
mundo y envidian a los vivos: se trata de los que han muerto antes de tiempo,
como los niños, los accidentados, los guerreros…
Mascarada dels barbacàs
de la Vall d'Aran. Joan Amades. Costumari Català. Tomo II. Pervivència de
l’anomenat “l’exèrcit furiós”, la “caça salvatge”, la “Santa Companya”... una
autèntica representació de la “companyia dels difunts”.
La Santa Compaña.
Fuente: Tradiciones y mitos
En
Galicia también existen apariciones del desfile de los muertos. Sin embargo, no
todos los mortales tienen la facultad de poder ver la Santa Compaña. Elisardo Becoña
Iglesias, en su obra “La Santa
Compaña, El Urco y Los Muertos” explica que según la tradición,
tan sólo poder verla los niños a los que el sacerdote, por error, bautiza
usando el óleo de los difuntos.
En
Asturias, también hay esta tradición conocida como La Güestia o Bona Xente, nombres que nos recuerdan a la “mujer del bon
zogo” o les “bonnes dames” italianas, como podemos ver en El
viaje extático: las Matronae. Las ánimas asturianas son un grupo de
personas encapuchadas que se acercan a la casa de un enfermo moribundo, dan
tres vueltas a la casa y entonces el enfermo muere. En Extremadura, aparece un Corteju de
Genti de Muerti, que se compone de dos jinetes fantasmales –dos
viejos: hombre y mujer- que causan el pánico de madrugada por los pueblos, pues
quien los contempla puede morir en poco tiempo. A la pregunta de quiénes son
siempre responden con voz lúgubre “Genti
de Muerti”.
La Serrana de la
Vera. Fuente: Forelatos
La
comarca de las Hurdes (Extremadura) conserva en su folclore el recuerdo de
algunas de las creencias más antiguas de la humanidad. La Serrana de la Vera o La Chancalaera, son hembras
grandes y atractivas, duchas en la caza y de una fuerza sobrehumana. Una gruta
en pie del Pico de las Corujas es descrita como una de las morada de La
Chancalaera. Puede transformarse en anciana de apariencia indefensa, o en
animal, incluso en ave. Posee el don de poder dar zancadas (“achancal, de ahí
su nombre) de tal longitud que le
permiten cruzar ríos enteros de un solo paso, lo que dificulta el poder huir de
ella, característica que también es adscrita a la Serrana de la Vera.
También existe un espíritu grotesco y diminuto conocido como La Pomporrilla,
que habita en algunos hogares del Valle del Jerte. Este pequeño duende
doméstico, no se caracteriza por su condición maléfica en sí, si no que sus
actos los podríamos calificar más bien de trastadas (ruidos extraños, cambio de
muebles de sitio). De piel negruzca y pelo greñoso, sólo tiene un seno
enflaquecido y atrofiado, la boca
hundida para succionar dispone de un solo que le permite roer su alimento
preferido, las castañas (Ver Extremadura
misteriosa).
La Pomporrilla.
Fuente: Extremadura
misteriosa
Las
Moras y
encantadas
extremeñas, así como las xanes de Asturias, las mouras gallegas o las ayalgas
asturianas, las dones
d’aigua catalanas… también
son mujeres de singular belleza con características sobrenaturales, y que
habitan en castillos abandonados, orillas de fuentes, charcos o arroyos,
pasando el día peinando sus largos cabellos esperando que acuda algún galán a
desencantarlas.
El baño de Diana de George
Owen Wynne Apperley
El baño de las ninfas
de George Owen Wynne Apperley
Las
jáncanas son criaturas femeninas de aspecto horrible que viven en
las cuevas de los montes, como las
ojáncanas
cántabras, las estadeas
zamoranas… mujeres que vagan por los caminos y los cementerios. No tienen
rostro y huelen a la humedad de los sepulcros. Solo se aparece a aquel que va a
morir. Se la utiliza como asustadora, afirmándose que entra a las casas donde
oyen a los niños llorar para llevárselos y comérselos asados. En la Wikipedia
puedes contemplar una extensa relación de estos espíritus, en el artículo Mitología
extremeña.
El
estudioso Félix Barroso, dice que
recibió una descripción del Más Allá facilitada por el hurdano Julián Sendín
Martín en 1991, poco antes de morir:
“Dicin los curas que las almas de los muertus
van a ajuntasi al Valli de Josafán, pero esu es lo que dicin los curas, que la
verdá es muy otra. Las almas de los muertus salin en pruseción de ánimas, polas
nochis, pero no todas las nochis, dependi de la luna. Van y vienin, cumu
jubilás, de acá p'allá; van penandu... Las que tienin pocas penas que purgá,
pues al cabu la postri, subin p'arriba, pero las que tienin más culpas que
purgá, son encaminás a los disiertus, ande se desatan unas tormentas temerosas.
Las tormentas las mandan las otras ánimas, las que ya están arriba, pa que
sufran y se atormentin las ánimas que están abaju, y cuandu ya se hayan
atormentáu y hayan sufríu de lo lindu, antonci ya podrán subí p'arriba” (Wikipedia).
El hombre creía que con la llegada del invierno la vida sobre la
faz de la tierra comenzaba su declive,
por lo que era necesario hacer una serie de ritos para garantizar su
continuidad, fundamentalmente,
combatiendo el frío de la muerte con hogueras o antorchas, de manera que
la luz se impusiera sobre la oscuridad, como podemos estudiar en Què
celebren en aquestes festes?.
Beltane Fire Festival. Ritual
celta del fuego en Edimburgo en el solsticio de verano
Nos ha quedado una representación de los
chamanes prehistóricos en la figura de un hombre con cabeza de león (tallada en
un comillo de mamut de 30 cm
de altura) hallada en las excavaciones de Hohlenstein-Stadel, cerca de Ulm, en Baviera.
Este religioso cromañón ya gustaba de disfrazarse de animal. Estas costumbres
han pervivido a lo largo del tiempo y se manifiestan en los disfraces de
carnavales de osos y otros animales
poderosos que podemos ver en los carnavales.
El
Hombre León de Ulm podría ser una de las primeras manifestaciones el arte
figurativo, con sus 40.000 años de antigüedad. Fuente: Paleorama.
Estos seres mixtos –mitad hombre, mitad
animales- que suelen exhibir anomalías en las extremidades, como garras de
rapaces, patas de cabra… son personas que han visitado el más allá y han
regresado al mundo de los vivos. Es creencia arraigada en la Humanidad que la
persona que ha bajado allí donde viven los muertos y ha regresado al mundo de
los vivos, al resucitar, ha de presentar alguna anomalía que indique el lugar
de su procedencia, como las cojeras, pues de alguna manera los hombres creen
que los muertos resucitados no están completos, les faltan algunos huesos, lo
que se manifiesta en su manera tambaleante de andar. Sobre este tema ver El Viaje
extático y todo lo referente a la resurrección de los animales a
partir de los huesos, en especial, El
viaje extático: la Señora de los animales.
Pueblo sami adorador de
Horagalles o Tiermes. El grabado es de Bernard Picart de Cérémonies et coutumes
religieuses de tous les peuples du monde (1723–43)
Historia
natural del alma
(Basada
en la obra de L. Bossi y la historia del pensamiento de Arthur O. Lovejoy)
1. ¿Que es el alma?
2. El alma en la Antigüedad
3. El alma de los animales
4. El racionalismo y el hombre máquina
5. El Idealismo
6. Transformismo: la escala en
movimiento
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