La Tifonomaquia y los Alóadas
Una vez terminada la Gigantomaquia, Gea (la Tierra) engendra al espantable Tifoeo o Tifón, y tiene lugar la feroz
contienda entre Zeus y los Olímpicos por una parte, y ese único adversario por
otra. Hesíodo,
que no menciona la Gigantomaquia, coloca
inmediatamente después de la Titanomaquia la lucha de Tifoeo contra los dioses
(llamada, aunque no en la Antigüedad, Tifonomaquia),
que describe a lo largo de sesenta versos. La descripción física de Tifoeo
está sobre todo en Apolodoro: Tifoeo superaba en estatura a los
más altos montes, tocando los astros con la cabeza; de las manos le salían cien
cabezas de serpientes y sus extremidades inferiores estaban formadas por
anillos de víboras; todo el cuerpo lo tenía provisto de alas.
Reproducción
de una vasija griega que representa a Zeus contra Tifón
El
pánico que Tifoeo provoca en los dioses es tal (aunque no en Hesíodo), que
emprenden todos la huida a Egipto y allí se metamorfosean: Zeus en toro, Hera
en vaca, Apolo en cuervo, Baco en macho cabrío, Ártemis en gata, Afrodita en
pez, Hermes en ibis (así en Ovidio) Pero, independientemente de esas
metamorfosis, se produce un encuentro decisivo entre Zeus y Tifoeo. Zeus lo
fulmina y llega con él a las manos en el monte Casio de Siria, pero Tifoeo lo
enlaza con sus extremidades viperinas y le corta los tendones, tras de lo cual
se lo carga a cuestas y lo lleva a la cueva Coricia (de Cilicia, en Asia
Menor), entregando los tendones, para su custodia, al dragón hembra Delfine,
monstruo híbrido de mujer y serpiente. Pero Hermes y Egipán logran hacerse con ellos
a hurtadillas, y se los colocan de nuevo a Zeus, que, recobrando su fuerza,
persigue de nuevo a Tifoeo, quien llega a Tracia y se defiende descuajando
montañas enteras, que arroja contra Zeus. Huye después a Sicilia, donde por fin
es definitivamente vencido por Zeus, que lo aprisiona echándole encima el
volcán Etna, cuyas erupciones y sacudidas se explicaban a veces como
convulsiones de Tifoeo, aprisionado pero no muerto (con alguna confusión con Encélado,
gigante mencionado en la Gigantomaquia
y en ella aprisionado debajo de la isla de Sicilia, sin más especificación).
Hay que indicar, por último, que Tifoeo es hijo de Hera, sin padre, en una versión
que aparece en el Himno homérico a Apolo.
Cerámica
griega. Hidria etrusca. Museo de la Villa Giulia. Roma. Siglo VI a C.
Figura
negra sobre fondo rojo. Arte arcaico. Zeus, metamorfoseado en toro, nada entre
peces y delfines con Europa en su lomo firmemente asida. Fuente: Mitología y Arte
Mosaico.
Hermes (o Eros) montando a Egipán. Palazzo Massimo alle Terme, Museo Nacional
de Roma. Imagen de detroit_import
Los
Alóadas
La tercera ocasión de peligro bélico para
Zeus (y para los otros Olímpicos) es contada con menos dramatismo o como
peligro más leve: se trata del intento de escalar el cielo para luchar con los
dioses por parte de los Alóadas. Eran los Alóadas dos muchachos (hijos
de Poseidón y de Ifimedía, sobrina y esposa de Aloeo) dotados de tan
vertiginoso crecimiento, que a los nueve años de edad medían ya casi dieciséis
metros de estatura y cuatro de anchura. Después de haber tenido prisionero a Ares durante trece meses (a quien libera Hermes,
avisado por Eribea, madrastra de los Alóadas), o bien antes (en Apolodoro),
colocan el monte Osa sobre el Olimpo y el Pelio sobre el Osa (acción también
atribuida, a veces en orden inverso, a los Gigantes en la Gigantomaquia ordinaria) con el propósito de llegar
al cielo y atacar a los dioses; pero Apolo (en la Odisea) acaba con ellos, al
parecer antes de que logren alcanzar el cielo, y antes, en todo caso, de que
llegasen a la pubertad. En cambio, en la Ilíada
y en Apolodoro
los Alóadas
mueren víctimas de una estratagema de Ártemis, a quien quería violar Oto, a la
vez que a Hera lo intentaba Efialtes: pone Ártemis una cierva entre ambos, y al
intentar ellos cazarla disparándole sus dardos se matan el uno al otro.
John
Flaxman (1755-1826) Oto y Efialtes
guardan a Marte encadenado
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