Isis de Egipto
El triunfo de Isis
En la Edad del Bronce el alto Egipto
estuvo representado por una diosa con forma de buitre llamada Nejbet. El Bajo Egipto y el Delta del
Nilo tenían a la diosa serpiente cobra Uadyet
o Wadjet (llamada por los
griegos Uto o Buto). En el origen Isis
era la deidad protectora de una pequeña ciudad del delta: Per-Uadyet, la “casa
de la cobra”, o Buto. Asimiló la identidad de Uto y, una vez unidos los reinos
del Alto y Bajo Egipto, también asumió la identidad de Nejbet. Debido a que las ciudades del antiguo Egipto
contaban con su propia cosmología, Isis es simultáneamente descrita como madre
del universo o como una de los cuatro hijos del dios Geb (Tierra) y del dios Nut
(Cielo), lo que se explica por la diversidad de estas narraciones. A Isis se le
representa como una diosa muy solidaria, vulnerable y con múltiples cualidades
humanas. Una leyenda la describe como una sierva que conquistó el poder divino
después de tenderle una trampa al dios solar Ra para que le revelase su nombre
secreto. A la larga asimiló a las restantes diosas egipcias.
Nejbet. Templo de Deir el Bahari
El Bajo Egipto y el Delta del Nilo tenían a la diosa serpiente
cobra Uadyet o Wadjet (llamada por los griegos Uto o Buto).
Sin embargo, desde muy temprano el
jeroglífico del nombre de Isis es un trono y a menudo se la representaba con
este sobre la cabeza. Los faraones se autodenominaban hijos de Isis y
consideraban que el regazo de la diosa era el trono real y que de su pecho
manaba el néctar que confería el derecho divino a gobernar.
Alejandro Magno conquistó Egipto en 332 a.C. y a su muerte el general
macedonio Tolomeo se declaró su gobernante, instaurando el culto a Serapis. Isis se convirtió en madre y
amante de Serapis, lo que contribuyó a difundir su culto por Grecia. El culto a
Isis llegó a Roma en 80 a.C. y su culto perduró hasta el siglo VI d.C. fecha en
que su santuario en Fílae se convirtió en una iglesia cristiana. Asimilada por
la Virgen Maria, el mundo cristiano
siguió venerando muchos de sus atributos
Templo de Fílae (Egipto)
Fue adorada desde el 3000 a.C. hasta el
siglo II d.C. bajo el aspecto de la virgen María. Llegó a Grecia en el siglo
III a.C., extendiéndose por el imperio romano, llegando a las fronteras del Rin
y del Danubio.
Sus epifanías, debido a lo extenso de su
culto, son múltiples: diosa vaca que da
leche; diosa de las serpientes, como símbolo de las aguas primigenias;
diosa estrella Siria, que traía las inundaciones del Nilo; la fértil diosa
cerdo; la diosa pájaro; la diosa del inframundo; la diosa del árbol de la vida;
la madre de Horus...
Isis, con el tocado del disco solar entre cuernos de vaca,
sostiene el sistro de la regeneración ante Osiris como rey (XIX dinastía, c.
1300 a.C. Templo de Seti I, Abidos). Isis proveniente de la Villa Adriana en Tivoli.
Cosmogonía egipcia
Había dos centros principales de doctrina
religiosa, uno en Menfis, con el dios Ptha
que creó el mundo mediante la palabra. El otro en Heliópolis (la ciudad del
sol) con la siguiente doctrina: Atum
(su manifestación visible es Ra, el sol) era la tierra emergida y la luz, que engendró a Shu (el principio masculino, el aire, la vida, el espacio y la luz)
y a Tefnut (el principio femenino,
la humedad, el orden), quien da a luz a Nut
(el cielo) y a Geb (la tierra).
Shu eleva entonces a su hija Nut (cielo) alejándola de su hermano Geb, y
sujetándola a fin de que pueda dar a luz las estrellas.
Isis
era la hija de Nut, diosa del
cielo y Geb, dios de la tierra.
Formaba parte de la cuarta generación de dioses surgidos de las informes aguas.
Al principio todo era agua y el nombre de las aguas era Num. De las aguas primordiales del gran abismo comenzó a alzarse
una colina llamada Atum, el
“completo”. Esto mismo se reproducía cada día al nacer el sol del abismo
primordial de la noche, y cada año al resurgir la tierra de entre las aguas de
la inundación del Nilo.
Al principio, cuando la gran inundación
comenzó a retirarse, pequeñas colinas de lodo se alzaban del agua oscura,
haciéndose más y más altas. De ellas comenzaban a brotar las plantas, los
insectos se arrastraban y volaban sobre su superficie, aves y animales se
posaban y andaban sobre ellas y los humanos podían encontrar un lugar donde
estar de pie o sentarse. Así, toda la vida provenía de las ricas y vivas aguas
pardas del Nilo, como había sucedido en el principio.
Cada año el Nilo muere y renace, y todo
Egipto con él. A mediados de junio viene la sequía. Entre julio y octubre se
produce la crecida del río y la inundación de los terrenos aledaños. En otoño
la inundación retrocede y los campos fertilizados están listos para la siembre
de noviembre. El Nilo fluye de sur a norte a lo largo de una estrecha y fértil
franja de tierra negra. A ambos lados está el desierto, con pretensiones de invadir
territorios cultivados. El contraste entre la vida y la muerte era
omnipresente.
1. La historia de Isis y Osiris.
Nut y Geb engendraron a los hermanos de Isis, fruto de sus relaciones
incestuosas. El primero en nacer fue Osiris, el segundo día nació Arveris
(llamado el Horus el Viejo); al tercer día Set
se abrió paso por el costado de su madre y salió de un salto; el cuarto día
nació Isis
y, al quinto dia Neftis.
Junto con sus padres, sus abuelos y Atum forman la denominada enéada,
es decir, los nueve dioses y diosas del panteón egipcio.
NUM
(Aguas Primordiales)
ATUM
(Montaña Primordial, sol)
SHU ♂ TEFNUT ♀
(Aire, luz) (Humedad,
orden)
NUT ♀ GEB ♂
(Cielo) (Tierra)
OSIRIS, ARVESIS,
SET, ISIS, NEFTIS
Osiris se
convirtió en el primer rey de Egipto y el creador de la civilización, con el
descubrimiento de la agricultura, la justicia, etc. Isis y Osiris se amaban
desde el útero y sólo se separaron cuando Set le tendió una trampa a Osiris. Su
hermano Set tenía envidia de su fama; así que construyó un arcón del tamaño de
su hermano –que era muy grande- y una noche en palacio, durante los festejos,
hizo que se trajera a la sala el cofre ricamente decorado y prometió dárselo a
quien encajase en él perfectamente. Cuando Osiris se tendió en su interior, al
punto surgieron setenta y dos conspiradores que clavaron la tapa del arcón, lo
sellaron con plomo fundido y lo arrojaron al Nilo. Desde ahí flotó hasta el
mar.
El intento de Set de apoderarse del reino
de su hermano originó el típico descenso al mundo de los muertos. Dada su
condición de madre divina, la ausencia de Isis produjo un periodo de
esterilidad.
Io (a la izquierda, con cuernos, también llamada Canopus) recibe
la bienvenida en Egipto de manos de Isis (sentada, sosteniendo una serpiente y
con un cocodrilo a sus pies). Io es transportada por un dios del río (Nilo) desde
su lugar de llegada en Alejandría, para que la diosa Isis le dé otra vez
aspecto humano, pues Hera la había convertido en una vaca. Fresco romano del
templo de Isis en Pompeya. Museo Archeologico Nazionale di Napoli (inv. n º
9558.). Da Pompeya , Tempio di Iside, Ekklesiasterion
Isis, afligida, se cortó el pelo y
vistió ropas de duelo y lo buscó por todas partes y al fin descubrió que el
arcón había llegado hasta la costa de Biblos, en Fenicia, donde lo detuvo las
ramas de un árbol ericáceo (brezos), que rápidamente creció a su alrededor
rodeándolo por todos lados, de modo que quedaba oculto por completo en su
interior. Al rey y la reina del lugar les pareció un árbol tan hermoso que lo
talaron y lo convirtieron en una columna del palacio. Isis llegó a Biblos
disfrazada y la reina Astarté la hizo nodriza de su hijo. La gran diosa dio de
mamar al niño de su pulgar y no de su pecho, y por la noche lo colocó en un
fuego para quemar todo lo que en él fuera mortal. Pero sucedió que una noche la
reina Astarté, al ver a su pequeño hijo yaciendo entre las llamas, gritó de
forma espantosa y en ese preciso instante despojó a su hijo para siempre del
tesoro de la vida inmortal. Isis entonces reveló su auténtica naturaleza y
pidió que se le entregase la columna que sujetaba el techo. Tras cortar la
madera del árbol sacó a la luz el sarcófago de Osiris. Cuando Isis lo vio, se
abalanzó sobre él con un alarido tan intenso que el más pequeño de los hijos de
la reina murió de miedo.
Finalmente regresó Osiris a Egipto, con
lo cual representó el retorno del dios que muere, tema compartido por muchos
otros descensos a los infiernos.
Isis
regresó a Egipto con el baúl y con el hijo mayor de los reyes de Biblos. Cuando
llegó a un lugar desértico, abrió el cofre, recostando su rostro sobre el de su
hermano, lo besó y lloró. Pero al apercibirse de la presencia del niño que la
observaba, le lanzó una mirada de tal gravedad que el pequeño murió de miedo al
instante. Isis adoptó la forma de pájaro y sus alas dieron vida a Osiris, que
se masturbó para fecundarla con su semen. Concibió a su hijo Horus y luego escondió el cofre que
contenía el cuerpo de Osiris en los lejanos pantanos del delta, y se dirigió a
Buto para cuidar de su hijo Horus.
Osiris en el árbol ericáceo, con Isis y Neftis (bajorrelieve c.
siglo I a.C. Dendera)
Isis
copulando con Osiris
Osiris
itifálico, debajo de Geb
Una noche Set estaba cazando jabalíes
salvajes a la luz de la luna llena cuando descubrió el cofre entre los juncos.
Despedazó el cuerpo en catorce trozos (que simbolizan las catorce divisiones
del año egipcio) y los diseminó por todo el país, arrojando el falo de Osiris
al Nilo. Este acto de esparcir el cuerpo de Osiris mitológicamente explica la
sucesión de las estaciones.
Isis buscó de nuevo a su marido,
ayudadaza por su hermana Neftis (esposa del malvado Set) y su hijo Anubis, que
tenía cabeza de chacal. Anubis había
sido engendrado por Osiris, quien durante una noche muy oscura confundió a
Neftis con Isis. Hay quien dice que ésta es la razón por la que Set odiaba
tanto a Osiris. El pequeño Horus, con cabeza de halcón, ya tenía edad
suficiente para ayudar también, y se les unió Thot, el dios de la luna, que tenía cabeza de ibis, y podía tomar
la forma de un babuino. Juntos encontraron todas las partes de Osiris excepto
el miembro genital, que había sido engullido por un pez. Unos dicen que Isis
enterró todos los trozos; otros afirman que hizo con ellos una momia, abanicó
el cuerpo del muerto con sus alas y Osiris revivió para convertirse en el señor
de la eternidad, lo que simbólicamente significa que volvió a convertirse en su
madre.
Isis en forma de milano concibiendo a Horus (XIX dinastía, c. 1300
a.C. Templo de Seti I, Abidos) El jeroglífico del nombre de la diosa –el trono
aparece escrito ante la cabeza del ave.
Ahora Osiris ocupa el trono del
inframundo, donde juzga las almas de los muertos. La historia continúa cuado
Horus alcanza la mayoría de edad y venga la muerte de su padre, en los relatos
conocidos como las “luchas entre Horus y Set”, en las que el primero desafía la
supremacía de Set.
Isis defendió a su hijo ante un tribunal
divino y ganó, pero Set no quedó satisfecho con el resultado y prosiguió la
lucha donde se dice que el primero perdió su ojo izquierdo, pero Thot se lo curó. Set perdió un testículo. Sus batallas
tuvieron lugar a lo largo de tres días y tres noches, la imagen de la gestación
durante el periodo oscuro de la luna. Al final de la disputa Set y Horus se
sodomizaron mutuamente por la fuerza.
Podemos considerar este ataque sexual
como otra forma de incesto divino que
pretende unificar violentamente fuerzas opuestas. La antítesis de Osiris (que
representa el orden y la fertilidad del Nilo) no era su esposa y hermana Isis,
sino su hermano Set (símbolo del caos y la sequía del desierto). Por lo tanto
el incesto de Isis y Osiris no pretende una unificación
de contrarios, sería más bien una unión política que
garantizó el derecho divino de gobernar a sus hijos. El objetivo cósmico del incesto
divino –la unificación de los contrarios absolutos- sólo era posible mediante
la relación incestuosa de Osiris-Horus y Set (Osiris como sol que muere y Horus como sol
renaciente).
Después
de la sodomización mutua de los dioses, Isis retiró de Horus el semen de Set e
introdujo en éste el semen de aquel, de modo que cuando Set declaró que había
humillado y mancillado a Horus mediante la violación anal, los dioses descubrieron
que era a la inversa y el derrotado Set se vio obligado a servir a Horus. De
esta manera, en la disputa por la herencia venció Horus, que fue coronado
rey. Sin embargo, Horus había encadenado
a Set y se lo había entregado a Isis para que le diera muerte, pero la diosa lo
liberó. Horus, enfurecido con su madre, le cortó la cabeza, pero Thot la sustituyó
por la de una vaca. Viajó al inframundo para transmitir las novedades a Osiris
y para despertarlo. Le dio como obsequio el ojo que le habían arrancado en la
contienda, lo cual devolvió a Osiris la vida eterna. Dicho ojo pasó a ser
conocido como el ojo “wedjat”, el ojo de la eternidad.
Wedjat
El hecho de que en todo Egipto no hubiera
un texto completo de la historia de Isis y Osiris nos confirma que se trataba
de un relato oral conocido por todos los egipcios. Originalmente era un mito de
tradición oral, como lo fueron en sus orígenes la “Iliada” y la “Odisea”. El drama de la muerte y renacimiento de Osiris se escenificaba
cada año en las representaciones teatrales históricas de Abidos, por lo que la
historia pudo haber sido transmitida, como un arte o habilidad, de generación
en generación.
Es un mito de la realidad invisible que
subyace y hace inteligibles las obras de la naturaleza. Es un mito de la
inmanencia, que muestra como los dioses
egipcios se manifestaban en la creación De este modo, las dimensiones múltiples
del mundo fenoménico se ponían en relación con el sentimiento humano de la
existencia de un lazo místico de unión entre la humanidad y la naturaleza. Osiris
cobra vida con la crecida del Nilo, el cereal que germina, la luna creciente, y
en todo lo que es afirmativo en la naturaleza y en los seres humanos, y muerte
cuando ocurre lo contrario.
Osiris como presencia guardiana de la eternidad, sujetando el
cayado y el mayal, aparece junto a dos ojos wedjat
de Horus (XX dinastía, c. 1190-1085 a.C. Tumba de Sennejem, Deir el Medina,
Tebas)
La crecida de Nilo también se veía como
las lágrimas de Isis por la pérdida de Osiris
(Ver Pausanias en “La Fócide”). La diosa
Isis se manifestaba como la estrella Sothis
(Sirio), también llamada la estrella del Perro, cuyo orto por el
horizonte oriental devolvía a Osiris a la vida y desataba la inundación.
El orto helíaco de Sirio. Mediada la Primavera Sirius reaparecía
centelleando muy poco antes del amanecer en dirección Este (izquierda). El Sol,
bajo el horizonte, y la estrella, rasante. A medida que el Sol se eleva y se
aproxima el amanecer su luz va extinguiendo la de Sirio, que rápidamente
desaparece (derecha).
En
el mito Isis siempre está buscando a Osiris, encontrándolo y despertándolo de
su sueño. El “hallazgo” de Osiris (en Grecia será el “hallazgo de Coré” de los
Misterios Eleusinos) ocupa el lugar central de los rituales que celebran la
crecida del Nilo.
Es necesario marcar la diferencia entre Osiris y Min (dios de la cosecha), cuyo
don era la vitalidad del crecimiento.
El don de Osiris era la reanimación o
resurrección. Osiris es el misterio
lunar, el devenir cíclico, en el que la oscuridad precede al resurgir de la
luz. Min es el misterio solar, la fuerza vital que está o no está presente,
representando por un toro blanco o por un hombre itifálico. De manera similar Hapi, el dios del Nilo con pechos
femeninos que derrama su agua del Nilo de dos jarras, se identifica a menudo
con Osiris.
Dioses Priapo y Min
Dos imágenes del dios Hapi, personificación del rio Nilo
En un poema sobre la indefensión de
Osiris muerto, las dos hermanas Isis y Neftis se convierten en un mismo
personaje en este himno y juntas contribuyen a su resurrección. Simbólicamente,
Isis es la aurora y Neftis el ocaso; Isis es la estrella de la mañana, y Neftis
la estrella vespertina. En palabras de Plutarco, Isis es la parte visible del
mundo y Neftis la invisible. Juntas constituyen una unidad que complemente la
dualidad de Osiris y Set, sus hermanos y esposos. Muchos sarcófagos se pintaban
y grababan con imágenes de Isis y Neftis protegiendo al faraón con sus alas
desplegadas.
Isis y
Neftis en el sepulcro de Ramsés III (XX dinastía, c. 1194-1163 a.C.). Fotografía Gonçal Vicens
Sepulcro de Ramsés III. Fotografía Gonçal Vicens
Isis y
Osiris son las fuerzas creativas de la vida y juntas son el alma universal del
crecimiento. Si él es la inundación del Nilo, ella es la tierra que el Nilo
cubre... De la unión de ambos surge
Horus, la nueva vida de lo cereales. A Osiris, como fuerza del crecimiento que
se manifiesta en el agua, se le llama “la gran cosa verde”; cuando
dicha fuerza se manifiesta en la tierra se le llama “la gran cosa negra”, la
humedad que engendra el cereal.
Un sacerdote riega el
cuerpo de Osiris del cual está brotando trigo. Bajo el dios aparecen los signos
anhk de la vida y el cetro was de la prosperidad divina
(bajorrelieve, templo tolemaico de Isis en la isla de File). Osiris como “la gran cosa verde”. Un “hombre verde”
actual.
Campos
de Ialu o de Osiris
Las fases de la vida del cereal también
se consideraban la manifestación del dios del grano que se moría y
regresaba a la vida. Así, cuando se segaban las primeras espigas, había llantos
y lamentos, como si el cuerpo del dios del cereal estuviese siendo desmembrado.
Isis recogía los miembros dispersos de Osiris en un serón de aventar.
La aparición y desaparición de Osiris
también está relacionada con las de la luna. Plutarco pone de manifiesto que
Osiris vivió “veintiocho” años (período regular en el que coincide la luna
llena con el día más corto o más largo del año y se cree que ambos astros se
ponen en conjunción) y el desmembramiento de Osiris en catorce partes hace
alusión a los días en que el astro se desvanece, desde el plenilunio hasta el
novilunio.
Set es el principio opuesto a Osiris, es
el antagonista perpetuo. Es la sequía, el calor abrasador, el terremoto, la tormenta,
el trueno, la muerte.... Entre los humanos es, en palabras de Plutarco, una
truculencia del alma. Es, en suma, cualquier cosa dañina o destructora que amenace
con reducir o arrebatar la vida. Sus animales son el burro, el cocodrilo y el
hipopótamo. Pero Set no es el mal, en mayúsculas, sino el elemento antagónico
del Universo que ha de ser dominado y sometido al buen gobierno, para librarnos
de la anarquía. Isis reconcilia ambos opuestos (Osiris-Set) sin acabar con su oposición.
El
dios egipcio Set o Seth. Fotografía de Ancient Egyptian
Gods Gallery
de
Barbara
Waterson. BBC
History
Isis personifica el “poder del amor” del
Universo, que resucita a la vida de la muerte. Isis ama a Osiris, lo busca y
con su poder lo devuelve a la vida, convirtiéndose así, mitológicamente, en su
madre. Así, el esquema del mito de la diosa madre y el hijo-amante se hace
visible, como una variación del tema universal de la Diosa.
El jabalí que mata a Tamuz, Adonis,
Atis... es la imagen de la luna oscura, del abismo de la muerte, Los catorce
trozos en que queda desmembrado Osiris son una imagen del desmembramiento de la
luna, que Isis vuelve a unir como luna creciente.
La
columna djed simboliza la resurrección. Isis es de nuevo la madre
esencial (zoé), mientras que Osiris y Horus representan las fases de vida y
muerte de esa fuente. La erección de la columna o pilar djed desde su posición
horizontal hasta la vertical erguida, supone la culminación de los ritos de
Osiris, y celebra el comienzo del Nuevo Año (o fiesta de Sed) en el que se
renueva el poder del rey, que se convierte en Horus. El término djed
significa “estable” o “perdurable” y su erección significa que la fuerza vital
ha resistido a las fuerzas inertes de la descomposición que yacen sin vida en
el suelo. En relación con la cosecha, la erección de la columna significa que
el espíritu del cereal no había muerto durante la siega. En ocasiones la
columna se dibuja como un árbol de ramas podadas (ver la cruz cristiana,
capitulo 14, Fig. 30) lo que recuerda al árbol eriáceo que rodeaba el sarcófago
de Osiris en Biblos. Todos simbolizan el árbol de la vida como eje
del mundo.
Isis ayuda a Seti I a levantar la columna djed de Osiris (XIX
dinastía, c. 1300 a.C. Templo de Seti I, Abidos).
Tras levantare la columna djed,
se vestía a la columna con una tela (tit)
que era emblema de Osiris, por lo que la combinación de djed y tit simbolizaba la
unión de Osiris e Isis, una restauración de la armonía tal y como existió en
los orígenes. La imagen de la erección también rememora la primera vez que la colina alta (Atum) se alzó de entre las
aguas de Nun como la primera “isla” de conciencia. Este acontecimiento
primordial también puede ser renovado cada día cuando el sol (Ra) se alza de la
noche (Atum-Ra).
En la figura siguiente el sol descansa en
los brazos que forman la figura del Ka (el abrazo divino que sostiene
toda cosa, persona o dios) que surge del Ankh (vida imperecedera) que ha sido
creada por la columna djed. Isis y
Neftis asisten a la fuerza vital de la columna djed hasta que ésta se manifiesta. Unos babuinos saludan el amanecer
del sol con el gesto de la epifanía del Ka,
como todavía hacen hoy en día. Los dioses con el gesto de epifanía Ka saludan a la fuerza vital.
Isis (a la izquierda) y Neftis (a la derecha), arrodilladas,
ayudan al sol a alzarse de la columna djed.
Seis babuinos lo celebran (papiro de Ani, XVIII dinastía, c. 1250 a.C.)
Las personas que fallecen se “convierten”
en Osiris, para que al ser “halladas” por Isis y Neftis les ayuden a amanecer,
a resucitar: se trata de una imagen de la transformación del alma.
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