Tiamat de Babilonia: la derrota de la Diosa

      La Edad del Hierro comienza hacia el 1250 a.C., época en la que se asiste a la culminación del proceso iniciado en la Edad del Bronce en el cual el carácter numinoso de la Diosa madre se transfirió al Dios padre. El Enuma Elish es la primera historia de la sustitución de una Diosa Madre (que genera la creación como parte de sí misma) por un Dios padre que “fabrica” la creación como algo distinto y separado de sí mismo. El “Enuma Elish”, el poema épico babilónico de la creación, cuenta la historia de la captura y el asesinato de la diosa madre originaria –Tiamat- por el dios Marduk, su tataranieto.


Detalle de la Creación, fresco de la Capilla del Sol y de la Luna de Miguel Ángel (c. 1512. Fuente: Wikipedia



Tableta con el poema  Enuma Elish.  Tablillas descubiertas en 1848 en la biblioteca de Asurbanipal

     
      En todos los mitos de la Edad del Hierro en los que un dios del cielo o del sol vence a una gran serpiente o dragón pueden encontrarse los trazos de este poema épico babilónico. El poema cuenta que la humanidad fue creada a partir de la sangre de un dios sacrificado, olvidando que hasta entonces había surgido del útero de una diosa primordial. En la cultura de la diosa, la relación creador-creación, se expresaba en la imagen de la madre como “zoé” (fuente eterna de vida) dando a luz a su hijo como “bíos”, la vida creada en el tiempo, que al morir regresaba a la fuente. A medida que el dios creció en el transcurso de la Edad del Bronce, llegó a ser consorte de la diosa y en ocasiones co-creador junto con ella. En la Edad del Hierro la imagen de la relación representada en el matrimonio sagrado desaparece y florece un dios padre superior a la diosa madre, un dios sin consorte, el dios de las tres religiones patriarcales: judaísmo, cristianismo e islamismo.



Dios Padre de Cima da Conegliano, c. 1515


      Dios se convierte en hacedor del cielo y la tierra, mientras que la Diosa era el cielo y la tierra. Lo que se hace y quien lo hace no comparten la misma sustancia y, así, puede concebirse lo que se hace como inferior a quien lo hace. Al quebrarse la identidad creador-creación surgió un dualismo fundamental, el de espíritu-naturaleza. En el mito de la Diosa estos dos términos carecen de significado: la naturaleza es espiritual, es numinosa y el espíritu es natural, porque lo divino es inmanente a la creación. En el mito del dios, la naturaleza ya no es “espiritual” y el espíritu ya no es “natural”, porque lo divino trasciende la creación. El espíritu no es inherente a la naturaleza, sino que se halla fuera o “más allá” de ella; llega incluso a convertirse en fuente de la naturaleza. La creación es resultado de una acción divina que establece el Orden a partir del Caos.




Grabado publicado por Camille Flammarion en 1888 en "L'atmosphère: météorologie populaire" donde se incluye el grabado junto con la inscripción «Un misionario de la Edad Media afirma que ha encontrado el punto donde el cielo y la Tierra se tocan...» El peregrino llega a los confines de la Tierra, asomándose a través de la cúpula celestial al exterior, y observa maravillado la maquinaria que hace funcionar el Universo.

      Estos mitos expresan distintos momentos de la evolución de la humanidad. Sin embargo, la tradición judeo-cristiana, presenta el mito de la dualidad de espíritu y naturaleza como “dado”, como propio del modo de ser de las cosas.

1. El Enuma Elish.

      Las raíces mitológicas de las tres religiones patriarcales derivan del “Enuma Elish” que narra la historia de un dios héroe que vence a un dragón. Esta historia ya la encontrábamos en Sumeria. Originariamente, como sugiere Frazer, el poema pudo constituir la celebración mitológica de la llegada de la primavera en Babilonia, cuando el dios solar vencía a la gran serpiente o dragón, imagen de los ríos tortuosos y de las fieras inundaciones torrenciales del invierno que convertían la llanura babilónica en un caos acuoso.



El dios Marduk combatiendo a la serpiente que representa a la Antigua Diosa Madre, ahora denigrada y personificada como un ser monstruoso. Cilindro mesopotámico (c. siglos IX-VIII a.C.) que muestra la batalla entre Marduk  y la gran serpiente-dragón Tiamat, también llamado Bel.



Marduk matando a Tiamat. Ninurta y el demonio o Ninurta contra Anzu, el pájaro azul, Relieve asirio c. Siglo IX a.C.

       También en los mitos del Rig Veda indio el dios Indra derrota a los grandes dragones serpientes Danu y Vritra, su hijo, y libera a las aguas aprisionadas,  para que la tierra vuelva a ser fértil tras la terrible sequía del verano. Asimismo vemos esta batalla en el mito de San Jorge y el dragón, y en el relato egipcio de Ra venciendo a la serpiente Apofis, Garshasp vs. Azhi Dahaka (Persia), Teshub/Tarhunt vs. Illuyanka (Mitología hitita), Perún vs. Veles (Mitología eslava), Dobrynya Nikitich vs. Gorynych (Mitología eslava), Thor vs. Jörmungandr (Escandinavia), Sigfried vs. Fafnir (Escandinavia), Beowulf vs. el Dragón (Escandinavia), Cronos vs. Ophion (Grecia), Zeus vs. Tifón (Grecia), Apolo vs. Pitón (Grecia), Heracles vs. las dos serpientes de Hera, la Hidra de Lerna y Ladón (Grecia), Perseo vs. Medusa y el monstruo marino Ceto (Grecia), Marduk vs. Tiamat (Sumeria y Babilonia), Ra vs. Apep/Apophis (Egipto)
Hadad vs. Lotan (Mitología ugarítica), YHVH vs. Leviatán (Judaísmo), Miguel vs. Satán/Dragón (Judaísmo y cristianismo…

     Esta lucha es una metáfora cosmológica asociada con el triunfo de las civilizaciones patriarcales (indoeuropeas) sobre las matriarcales (pre-indoeuropeas) durante la Edad de Bronce, como afirman Anne Baring y  Jules Cashford en El mito de la diosa.

       Dicha afirmación es puesta en duda por algunos historiadores y, al parecer, por los nazis y miembros de organizaciones con ideología de extrema derecha. Para ellos representa la lucha de un elemento heroico, viril, solar, celeste y espiritual contra un elemento subterráneo, telúrico, ctónico, lunar y material, que adquiere la forma de un reptil viscoso. Las sociedades patriarcales -afirman-  traían consigo el espíritu guerrero, la disciplina, la austeridad  el valor, el orden y, sobre todo, la espiritualidad; en cambio, las sociedades matriarcales  eran indisciplinadas, perezosas, egoístas, individualistas, con apego a las cosas materiales, amantes del placer desmedido, del lujo, del “multiculturalismo”, del libertinaje y la promiscuidad. En resumen, eran el demonio, la serpiente, el monstruo a los que un héroe valiente, preferentemente ario, sometía después de derrotarlos.

       Para estos heroicos defensores del patriarcado, la Serpiente es una metáfora de una especie de fuerza psicológica inconsciente, primitiva y malvada.  Una potencia que nos arrastraría al Caos, si no fuese por los patriarcados que vendrían a equilibrar el Universo con la sumisión del desorden, de la materia, ante el espíritu representado por el arquetipo del Padre Cielo y el Héroe. “Por lo tanto, cualquier desequilibrio social que pudiese existir como resultado de preponderar el valor de uno de ambos sexos, o bien, de despojarlos de sus funciones naturales en la sociedad como pretenden algunos, y cuyos efectos negativos en los acontecimientos modernos los percibimos ya en aquellas patologías que hoy se ven incluso como "normales y aceptables", responde únicamente al hecho de desear dejar libre a ese elemento reptiliano, caótico, materialista, libertino y egoísta de nuestra conciencia primitiva”. La cita está en Lingua Passerum.



Indra vs. Vritra




Indra, el rey de los dioses, mata a Vritra con el rayo. Autor: Ramanarayanadatta Astri Volumen: 2 Editorial Gorakhpur Geeta Press.  Digitalización de la University of Toronto 




San Jorge y el Dragón. S XV. Paolo Uccello




El gato (Ra) mata a Apofis. La serpiente en la tumba de Ramsés I


      El Enuma Elish, que significa “Cuando en lo alto”, se recitaba anualmente para ayudar a la victoria del señor dios Marduk quien  debía derrotar al gran dragón serpiente Tiamat, también llamado Bel, que al igual que Baal, significa “señor”. Recordemos que Yahvé significa “el señor”.  Durante la Edad de Hierro los dioses padres luchaban por la supremacía en Mesopotamia, Persia, India, Anatolia, Canaán, Grecia y, de un modo menos obvio, en Egipto. Pero Marduk fue el primer dios que derrotó a la Diosa madre y tomó su puesto como creador de vida.

      El poema se conoce por las tablillas descubiertas en 1848 en la biblioteca de Asurbanipal, último rey de Asiria, que se inmoló en las llamas de su palacio incendiado en 626 a.C. Sin embargo, su antigüedad se retrotrae a una época mil años anterior, cuando la dinastía semita amorrea de Hammurabi llegó al poder en Babilonia, alrededor del 1750 a.C. Es un mito creado por un pueblo joven, con poca experiencia en el manejo del poder político. Su lenguaje y sus imágenes son de una aspereza extrema; todavía no las han enriquecido o suavizado la intuición y la sabiduría, y contrastan de forma estridente con los anteriores mitos sumerios.




Ea (también llamado Nudimmud) mata a Apsu

      Comienza narrando la historia de cómo los dioses fueron creados por la madre y el padre primigenios Tiamat (agua salada) y Apsu (agua dulce), cómo surgió el conflicto entre los hijos y los padres y como Marduk acabó con la vieja generación. Apsu, esposo de Tiamat, planeaba destruir a sus hijos porque le molestaba el griterío que hacían. Ea (Enki), en Grecia Crono, también llamado Nudimmud, mató a Apsu. Su hermano mayor, Anu produjo grandes vientos que perturbaron las aguas de Tiamat. Fue este incidente, en apariencia insignificante, lo que creó una ruptura del orden de la existencia y transformó a Tiamat, madre dadora de vida, en mortífero dragón, trayendo al mundo la discordia La diosa se agita cada vez más, hasta que da a luz a una camada monstruosa de serpientes cuyos cuerpos estaban llenos de veneno en lugar de sangre. Todo el que las contemplaba quedaba petrificado por el terror. Se crearon once clases distintas de monstruos. Todos ellos eran hijos de Tiamat y el mayor de entre en ellos era Kingu, al que la diosa tomó como marido, eligiéndolo para liderar su hueste y defenderla, fijando sobre su pecho la tablilla de la ley o Tablas del Destino, que mantenían el plan divino para todo el cosmos. Ninhursag utilizó la sangre de Kingu para hacer el primer hombre, y de esto viene el aspecto demoníaco y rebelde de la naturaleza humana.

      Por su parte, los dioses jóvenes eligieron a Marduk como su rey y le dieron un arma invencible, el rayo. Dispuso sobre su frente el relámpago y rodeó su cuerpo con ardientes llamas. Marduk venció a Tiamat, a Kingu y a su hueste y se apropió de las tablillas de la ley. Partió el cuerpo de la diosa en dos: una mitad la convirtió en el cielo y la otra en la tierra. En este mito el cielo y la tierra se fabrican a partir del cuerpo desmembrado de la diosa, y la raza humana a partir del cuerpo asesinado de su hijo-amante Kingu.

      Este relato épico coincide con la fase final de la civilización sumerio-babilónica. Tal vez cuente la historia real de la conquista babilónica de Sumer, justificándola. Puede simbolizar el paso de poder del antiguo reino sumerio de la “madre” al nuevo reino babilónico. Al principio existía Nammu, la diosa de las aguas primordiales conocida más tarde como Tiamat, y en  el mar se formo una montaña cósmica (Kur) que procedía de la unión del dios del cielo An (Anu en acadio) y de la diosa de la tierra, llamada Ki. An y Ki trajeron al mundo a Enlil (dios del aire o del aliento) y a Enki (Ea, dios de las aguas). La diosa madre primordial (Nammu o Nimmah), cuya imagen en Sumer era tanto el mar como una gran serpiente, se ha convertido ahora en Tiamat, la madre demonio. La derrota de Tiamat pudo haber servido para desacreditar a Sumer, tierra de la “madre”, que se retrata como amenazante y malvada a través de la imagen de un dragón que merece ser destruido. Marduk toma de Tiamat las tablillas de la ley, lo que puede significar la transmisión del poder político de Sumer a Babilonia, y del poder religioso de la diosa madre al dios joven (Recordar a los “seres supremos” de los pueblos primitivos -australianos, bosquimanos- y sus “dioses ociosos”, los que dan las leyes a los hombres).

      Existen otros mitos de la creación en Babilonia en los que la creación del mundo y de la humanidad no está asociada a la muerte de un dragón, sino que tiene lugar por el acto de una diosa, o de una diosa y un dios, o de todos los dioses conjuntamente. En el Poema de Gilgamesh sumerio el dios padre Anu llama a la diosa de la creación Aruru para que cree a Enkidu como compañero de Gilgamesh (¡Deja que rivalicen para que así haya paz en Uruk!) La diosa cogió un pedazo de arcilla y escupió encima, modelando a Enkidu. La epopeya de Gilgamesh es una narración sobre las aventuras de Gilgamesh y su amigo Enkidu en tablillas de arcilla y escritura cuneiforme, de origen sumerio y considerada como la narración escrita más antigua de la historia. Una de las tablillas anticipa el episodio de la Biblia sobre el diluvio.



La tablilla sobre el diluvio de la epopeya de Gilgamesh, escrita en acadio



Figura de Gilgamesh del palacio de Sargon II en Khorsabad (Dur Sharrukin), 713–706 a.C. (Museo del Louvre)

     Gilgamesh es un personaje legendario de la mitología sumeria. Según el documento llamado Lista de reyes sumerios, fue el cuarto rey de Uruk hacia el año 2750 a. de C. y protagonista del Poema de Gilgamesh, también llamada La Epopeya de Gilgamesh en la que se cuentan sus aventuras y búsqueda de la inmortalidad junto a su amigo Enkidu. La mitología cuenta que Gilgamesh fue un rey déspota que reinó en Babilonia en la ciudad de Uruk (actual Warka, en Iraq). En la Biblia se hace referencia a esta ciudad con el nombre de Erech. Foneticamente, su evolución puede haber dado el nombre a Iraq.

      La leyenda sobre este rey cuenta que los ciudadanos de Uruk, viéndose oprimidos, pidieron ayuda a los dioses, quienes enviaron a un personaje llamado Enkidu para que luchara contra Gilgamesh y le venciera. Pero la lucha se hace muy igualada, sin que se destaque un vencedor y, a continuación, los dos luchadores se hacen amigos. Juntos deciden hacer un largo viaje en busca de aventuras, en el que aparecen toda clase de animales fantásticos y peligrosos.

      En su ausencia, la diosa Inanna (conocida por los babilonios como Istar y más tarde como Astarté) había cuidado y protegido la ciudad. Astarté declara su amor al héroe Gilgamesh pero éste lo rechaza, provocando la ira de la diosa que en venganza envía el Toro de las tempestades para destruir a los dos personajes y a la ciudad entera. Gilgamesh y Enkidu matan al toro, pero los dioses se enfurecen por este hecho y castigan a Enkidu con la muerte.



Gilgamesh y Enkidú dando muerte al Toro de las Tempestades.

       Gilgamesh muy apenado por la muerte de su amigo recurre a un sabio llamado (Noé) Utnapishtim (Ziusudra en sumerio que puede significar «el de los Días Remotos») el único humano junto con su esposa que por la gracia de los dioses son inmortales. Gilgamesh recurre a él para que le otorgue la vida eterna, pero Utnapishtim le dice que el otorgamiento de la inmortalidad a un humano es un evento único y que no volverá a repetirse como ocurrió con el Diluvio Universal, en el que Utnapishtim y su esposa se salvaron.

      Finalmente la esposa de Utnapishtim le pide a su esposo que como consuelo a su viaje le diga a Gilgamesh donde localizar la planta que devuelve la juventud (más no la vida o juventud eterna), este le dice que la planta está en lo más profundo del mar. Gilgamesh se decide a ir en su busca y efectivamente la encuentra, pero de regreso a Uruk decide tomar un baño, y al dejar la planta a un lado, una serpiente se la roba (basándose en que las serpientes cambian de piel, por ello vuelven a la juventud). El héroe llega a la ciudad de Uruk donde finalmente muere.
     
     A pesar de todo, el Enuma Elish fue el mito de la creación que se impuso sobre todos los demás, influyendo intensamente en el mito hebreo de la creación. Según esta cosmogonía, antes de que el cielo y la tierra tuviesen nombre (No tener nombre, equivalía a no existir), la diosa del agua salada Tiamat y el dios del agua dulce Apsu  engendraron una familia de dioses con la comunión de sus aguas. Estos nuevos dioses perturbaban a su padre, que decidió destruirlos. Aunque uno de ellos se anticipó a los deseos de su padre, matándolo. Enki (Ea), el dios parricida, engendró a Marduk, el dios de Babilonia, quien llegó a convertirse en príncipe de los dioses y sobre el que recayó el deseo de venganza de Tiamat, su abuela, que tomó la forma de dragón. 



Enki, dios de las aguas, portando sus símbolos característicos el ave, la cabra y las corrientes de agua..

      A partir del 1700 a.C. el mito del dragón se repitió durante más de mil años al llegar el equinoccio de primavera (festividad de once días conocida como Zagmuk) El mito del dragón existía en los primeros tiempos de Sumeria, en la leyenda de Enki y su derrota del dragón del kur (montaña, abismo o inframundo), pero con el Enuma Elish aparece como parte del mito de la creación en términos de un dios que derrota a la diosa dragón-serpiente y fabrica el cielo y la tierra a partir de sus despojos. El Enuma Elish es el ejemplo más antiguo de la política sacerdotal, por la cual se invierte por completo la mitología de una era y cultura anteriores, de manera que las divinidades de la era anterior se les dan el nombre de demonios y se exalta a las nuevas divinidades. La derrota de la diosa serpiente marcó el final del Neolítico. La aparición del dios solar es síntoma de que existía un nuevo orden social y una nueva psicología, una nueva estructura del pensamiento, el dualismo.

Comentaris

Anònim ha dit…
El teu païs es petit per que no veus més enllá del teu melic (Catalunya, Valéncia, etc). Tú ets ciutadá del mon, ciutadà de l'univers esencialment. Totes i tots els nascut al planeta som alguna cosa més.
Mirar-nos el melic no fa mes que crear separativitat, que es l'órige de totes les confrontacions.
Pensa que podies haver nascut al poble més llunyà del planeta i igualment series persona; tu i qualsevol.
Prou de nacionalismes que només creen confrontacions i diferenciacions entre tos els essers humans.

Amigablement:

Un ciutadà de l'Univers
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