Johann Gottlieb Fichte
Johann Gottlieb Fichte (1762-1814) fue un
filósofo alemán de gran importancia en la historia del pensamiento occidental.
Como continuador de la filosofía crítica de Kant y precursor, tanto de Schelling,
como de la filosofía del espíritu de Hegel, es considerado uno de los padres del
llamado idealismo alemán.
Fichte, hacia finales del siglo XVIII,
admirador de la obra de Kant, siguiendo una decisión, una mera "actitud
personal", en consonancia con el ambiente romántico imperante de
exaltación radical del sujeto y su libertad creadora, suprime de un manotazo
enérgico, radical, el prejuicio kantiano de "la cosa en sí" (noumena), y declara que todo el
conocimiento es conocimiento de la propia conciencia: El sujeto sale fuera de
sí para ponerse delante de sí como objeto de su propio conocimiento.
Johann
Gottlieb Fichte (1762-1814)
Fichte no aceptaba el argumento kantiano
sobre la existencia de los noumena o
«cosas en sí», realidades supra-sensibles más allá de las categorías de la
razón humana. Veía la rigurosa y sistemática separación entre las «cosas en sí»
y las cosas «tal y como se nos representan» (phenomena) como una invitación al escepticismo.
En vez de aceptar dicho escepticismo,
Fichte sugirió radicalmente que se debía abandonar la noción de mundo noumenal (la "cosa en sí") y
en su lugar aceptar el hecho de que la consciencia no tiene su fundamento en el
llamado «mundo real» (representado imaginariamente como "afuera" de
la consciencia cognitiva), sino en el mundo ideal o metafísico. De hecho,
Fichte es famoso por su original argumentación de que la consciencia no
necesita más fundamento que ella misma: de esta forma, el conocimiento no parte
ya del fenómeno, sino del Sujeto en cuanto dota de sentido al mismo proceso
cognitivo. Es así que se crea el Idealismo: la realidad epistemológicamente hablando, es un producto del sujeto pensante, en contraposición al realismo
ingenuo y al empirismo, el cual afirma que los objetos a conocer existen
independientemente del sujeto que los percibe.
Ilustraciones
para el “Cantar de los Nibelungos” (1811) de Peter von Cornelius
La idea dominante de Fichte es que todo
cuanto hay y puede haber sale del yo
o más bien que nada hay real sino el yo,
y que todo lo que aparece como distinto del yo es mera ilusión, pues aun el
mismo no yo es el yo, en cuanto se opone a si propio y se
limita.
Fichte sigue la estela de Kant en
contemplar al Sujeto como acción moral. En la acción, el Yo demuestra su superioridad sobre el “No-Yo” (la naturaleza) y lo somete a sus fines, es la práctica en
donde las cosas están a merced del Yo.
El sistema de Fichte es el panteísmo (el
universo, con todas sus extensiones celestes y criaturas y el Yo Absoluto son
lo mismo) idealista llevado al más extravagante refinamiento. El principio
fundamental de Fichte es el mismo de Descartes, ''yo pienso, luego soy'' que explica su búsqueda del principio más
absoluto incondicional de todo
conocimiento humano y encuentra en el yo,
la conciencia de donde nace todo. Fichte da principio a su Doctrina
de la ciencia (Ciencia del
conocimiento teórico) en los siguientes términos: «Nos proponemos investigar el principio más absoluto, el principio
absolutamente incondicional de todo el conocimiento humano. Si este principio
es verdaderamente el más absoluto, no podrá ser ni definido ni demostrado.
Deberá expresar el acto que no se presenta ni se puede presentar entre las
determinaciones empíricas de nuestra conciencia, y que es el único que hace
posible toda conciencia....”.
La visión según la cual el
Dios y el mundo son uno es lo que define el nombre de panteísmo que fue introducido por Juan Toland (1670-1722) en su "Socinianismo
verdaderamente Expuesto" (1705).
Para él hay una unidad absoluta y todo lo
que parece multiplicidad son meras apariencias, nuestra propia conciencia no es
más que un fenómeno del ser absoluto, y lo mismo sucede con el mundo. El Yo
de Fichte es acción, como un puro obrar sin ningún ser que obre con él. Hegel
iría un poco más allá en su fenomenología y nos diría que el Espíritu está en
constante movimiento hacia adelante. Es la idea de una función sin Sujeto; para
él todo es secundario respecto a la acción, para Fichte ni el “yo pienso” ni el
“yo soy” es lo último a lo que lleva la reflexión, sino el “yo actúo”.
Desde el propio Descartes hasta el mismo
Kant, nadie se había atrevido por completo a despojar a la realidad de un
mínimo ontológico fuera del Sujeto, cosa a la que sí se atrevió el Idealismo
post-kantiano alemán, cuyo máximo exponente es Fichte. Con él esa brizna de
Realismo que aún quedaba desaparece por completo, y es por ello el idealismo
por excelencia. En tal idealismo el mundo es equiparado con la representación
del mundo.
La actividad o el movimiento natural del Yo-Sujeto (Tesis) es dialéctica o activa, esto
quiere decir, que para conocerse a sí mismo, sólo lo puede hacer
diferenciándose respecto del No
Yo-Objeto (Antítesis),
fuerza contraria que imaginamos como una energía extendida en el espacio/tiempo,
o que es lo mismo, el mundo material.
El mundo
material o universo de representaciones se capta por la percepción. Hacia él
tiende el Yo, impulsado de forma
necesaria. Este mundo material, en realidad, se gesta en el interior del Yo, es de carácter mental. Tanto el
sujeto (Yo) como el objeto (No-Yo) se condicionan recíprocamente, acción fundamentada
en un principio de contradicción. Por ello se califica a la dialéctica de
Fichte con el adjetivo de antitética. La unión de ambos contrarios genera una Síntesis
que encadena la sucesión de acciones (mentales) del sujeto, ad infinitum.
Según Fichte el ser humano no es sólo un Yo-individual-sujeto-a-lo-limitado
(divisibilidad-cantidad), sino que también participa de la forma Absoluta y pura, dado que el Yo puede
tener auto-conciencia a través de la intuición intelectual y la inteligencia, y
existir de manera apriorística: "En
el origen no hay sino una substancia, el Yo, y esa substancia comprende todos
los accidentes posibles, es decir, todas las realidades posibles" (Fundamento de la doctrina de la ciencia, 1794).
El
Yo de Fichte tiene una naturaleza doble, al poder emitir juicios de valor y, a
la vez, ser objeto de su propia reflexión: "El Yo se piensa él mismo y existe por él mismo, por la fuerza del
simple hecho de pensar " (Fundamento de la
doctrina de la ciencia, 1794).
El Yo, a través de la razón, adquiere
consciencia de sí mismo y se abstrae del mundo material, consiguiendo reducir
la distancia con el Yo-puro-consciente-y-libre. Este nuevo sujeto libre es capaz de
alcanzar las profundidades de la existencia. Alcanzado el Yo puro, se consigue superar la crisis antitética, se abandona el
Yo-individual (ilusión), para pasar a un estado de conciencia donde se aprehende
y observa con claridad la unidad de todas las cosas.
En
realidad, es superar la ilusión de Maya, en el hinduismo, maia o maya es la ilusión,
una imagen ilusoria o irreal. Más concretamente en el hinduismo se suele
considerar que la realidad o todo el universo de cosas fenoménicas y que
aparecen como existentes son ilusorias, es decir hacen el tejido de la maya y que, por ejemplo, los seres
humanos solemos tener karma al quedar, muchas veces gozosamente, atrapados en
la maya…
Urbi
et Orbi, grabado para L'atmosphère:
météorologie populaire (1888)
de Flammarion
Historia
natural del alma
(Basada
en la obra de L. Bossi y la historia del pensamiento de Arthur O. Lovejoy)
1. ¿Que es el alma?
2. El alma en la Antigüedad
3. El alma de los animales
4. El racionalismo y el hombre máquina
5. El Idealismo
6. Transformismo: la escala en
movimiento
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