De vuelta con Buffon
Buffon sustituyó la idea de un mundo
creado por Dios por la de un mundo que se modifica atendiendo a leyes divinas.
Imaginándose la inmensidad del tiempo, plantó las bases de una verdadera
historia de las formas vivas. Situó el nacimiento de la Tierra retrocediendo
74.000 años en el pasado (4) y adelantó la tesis de la aparición progresiva de
los vegetales, y después de los animales.
En su libro Los descubridores, el historiador Daniel Boorstin
dice que el conde de Buffon se
mostró ansioso por refutar la tesis del obispo James Ussher, quien había calculado
bíblicamente cuándo se había creado la Tierra: en el 4004 a . C., el 26 de
octubre, a las 9 a .
m., con las justas para llegar a la oficina.
Midiendo el tiempo que tardaban en
enfriarse unas esferas de hierro, Buffon proyectó ese tiempo al que habría
tardado la Tierra en enfriarse, y supuso que tomó 74.832 años: enorme error,
sin duda, pero error glorioso pues significó romper el miedo a lanzarse al
abismo del pasado con la luz de la razón.
El conde de Buffon
En
Las épocas de la naturaleza explica que la
materia viva se formó espontáneamente a partir de materia en bruto, mediante
combinación química, en un momento de la historia de la Tierra en el cual las
condiciones climáticas eran favorables, adelantando, muchos antes que Haldane y
que Oparín
(5), la teoría del “caldo primitivo”. Buffon planteaba que la materia
viva presenta una constitución especial, que está compuesta de “moléculas
orgánicas”, una materia “siempre activa, que tiende a la
organización”. Presentó también, para refutarla, la teoría de que cada familia
de especies procede de un mismo tronco, que todas las especies proceden de un
único ancestro, pues el creía que únicamente se producen «degeneraciones», las
cuales tan sólo han podido afectar al tipo original de una especie por
influencia especialmente del clima:
“Desde este punto de vista, no sólo el asno y el caballo, sino también
el hombre, el mono, los cuadrúpedos y todos los animales podrían ser
considerados como pertenecientes a la misma familia (…) Si estas familias
existieron realmente, tan sólo podrían haberse formado mediante la mezcla, la
variación sucesiva y la degeneración de las especies originales Y si admitiéramos
que existen familias de plantas y de animales, que el asno es de la familia del
caballo, del cual tan sólo difiere porque ha degenerado, también podría
admitirse que el mono es de la familia del hombre, que es un hombre degenerado,
y que el mono y el hombre tienen un origen común, como el asno y el caballo, e
incluso que cada familia, tanto animal como vegetal, procede de un tronco
común, y que todos los animales proceden de un único animal que, a lo largo del
tiempo, ha producido, perfeccionándose y degenerándose, todas las demás razas
animales. (…) Por lo que, si se pudiera demostrar la existencia de esas
familias, si quedara probado que en el reino animal, e incluso en el vegetal, hubo,
no digo yo varias especies, sino una sola de la cual degeneraron las otras; si
fuera cierto que el asno no fue sino un caballo, entonces el poder de la
naturaleza no conocería límites, y no resultará descabellado suponer que, de un
único ser, ha ido formando con el tiempo todos los demás seres organizados.
Pero esto no es posible, pues la
Revelación nos dice que todos los animales participaron por igual en la gracia
de la Creación, y que la primera pareja de cada una de las especies fue
modelada por las manos del Creador”
(Buffon,
Histoire des Quadrupèdes, 1753, 1º vol. Y Hisoire naturelle, selección, Gallimard,
1984, p. 193-194)
El
conde de Buffon, naturalista, en una alegoría del siglo XVIII.
Los tres argumento presentados por Buffon
para refutar la posibilidad de que una especie derive de otra son los
siguientes: para empezar, no existe
ningún ejemplo histórico conocido de tal transformación (“desde los tiempos
de Aristóteles hasta la actualidad no han aparecido especies nuevas”); por otro
lado, la esterilidad de los híbridos
(por ejemplo, de la mula) establece una barrera infranqueable entre las
especies; finalmente, si una especie derivara de otra, tal transformación tan
sólo hubiera podido ser lenta y gradual, con numerosos especímenes intermedios que no se han hallado.
Ilustraciones
de Reptiles. Buffon,
Historia Natural
de los Cuadrupedos, Oviparos y de las Culebras (Madrid, 1848).
Fuente: pasapues
Pero a pesar de que rechazó la hipótesis
evolucionista, sus concepciones, que pueden conducir a pensar que el ser humano
no es más que un animal transformado, suscitaron una viva reacción de la
Iglesia. En 1751 la Universidad de la Sorbona condenó varias de sus propuestas
y le obligó a retractarse. Trece años más tarde, en la Dégénération
des animaux, Buffon adoptaba, con gran audacia, la postura
de un transformista limitado:
“Comparando así todos los animales relacionándolos con su género,
hallaremos que las doscientas especies cuya historia hemos descrito pueden
agruparse en una cantidad relativamente reducida de familias o de troncos
principales, de los cuales no es imposible que hayan derivado”.
Resulta interesante señalar como, a ojos
de este aristócrata, la variación so significa progreso sino, al contrario, degeneración.
Lamina
9. Buffon: Los tres Reinos de la Naturaleza. Zoología. Mamiferos. Cuadrumanos.
Fuente: pasapues
Buffon inicia un momento crucial para el
pensamiento en el cual la gran cadena de los seres, hasta entonces lineal,
comienza a proliferar, a crecer y finalmente a enmarañarse, como “un
tronco cuyas ramas se despliegan por todas partes”:
“La Naturaleza, desplegada en toda su extensión, nos presenta un inmenso
cuadro, en el cual todos los órdenes de animales están representados por
cadenas que suponen series continuas de especímenes bastante cercanos,
suficientemente similares como para que resulte difícil captar sus diferencias;
pero estas cadenas no son simples hilos que se extienden longitudinalmente,
sino más bien largas tramas, o mejor dicho, haces que, por intervalos,
despliegan ramas laterales para juntarse con los haces de otros órdenes; y es
sobre todo en ambos extremos donde estos haces se pliegan y se ramifican para
alcanza a otros. Hemos visto en el orden de los cuadrúpedos cómo un extremo de
la cadena se eleva hacia el orden de los pájaros a través de las ardillas
voladoras y de los murciélagos que, como ellos, gozan de la capacidad de volar.
Hemos visto en otro extremo de esta misma cadena bajar hasta el orden de los
cetáceos, a través de las focas, las morsas y los manatíes. Hemos visto, a
mitad de la cadena, una rama extendiéndose hacia el hombre a través del macaco
africano, el gibón, el piteco y el orangután. (…) En cada una de estas series o cadenas, que
suponen un orden de la Naturaleza viva, las ramas tendidas hacia otros órdenes
son siempre bastantes cortas y no dan lugar más que a géneros bastante
reducidos (…). Son, por así decirlo, trazos fugitivos que la Naturaleza parece
haber lanzado para mostrarnos toda la extensión de su poder, y para dejar claro
al filósofo que no se la puede forzar con nuestros métodos, ni encerrar en los
estrechos límites de nuestros círculos de ideas”.
En cuanto al lugar del ser humano con
respecto al animal, Buffon por supuesto señala el gran parecido
entre éste y los grandes simios, a los que no les falta más que:
“alma, pensamiento y palabra”: veremos en la historia del orangután que,
si nos atenemos únicamente a la figura, podríamos considerar perfectamente a
este animal como el primero de los monos y como el último de los hombres,
porque salvo el alma, no le falta nada de todo lo que nos caracteriza, y porque
difiere menos del hombre por su cuerpo que de los otros animales también
llamados monos. El alma, el pensamiento y la palabra no dependen pues de la
forma o de la organización del cuerpo; no hay mejor prueba de que se trata de
un don particular y propio del hombre que el hecho de que el orangután, que ni
habla ni piensa, tenga sin embargo el cuerpo, los miembros, los sentidos, el cerebro
y la lengua completamente parecidos a los del hombre (…)” (Buffon,
Hisoire naturelle des oiseaux , 1984)
Lamina
6. Buffon:
Histoire naturelle, générale et particulière avec la
description du Cabinet du Roi (1749-1788). Fuente: pasapues
NOTAS
1. Especialmente
Perrier
La philosophie zoologique avant Darwin
(1884), Radl
Historia de las teorías biológicas (1913), Rostand
L’evolution des espèces. Histoire des idées transofrmistes (1932), Glass,
Temkin,
Straus
Forerunners of Darwin: 1745-1859 (1959), Ritterbusch Ouvertures
to Biology: The Speculation of Eighteen-century Naturalists
(1964), Desmond
Archetypes and Ancestors. Paleontology in Victorian London 1850-1875
(1982), Conry
L’introduction du darwinisme en France au XIXe s.
(1987), Taton
Historia general de las ciencias (1988), Mayr
Histoire de la biologie (1989) y Darwin Dans la pensée moderne de l’évolution
(1993), Roger
Buffon,
un philosophe au Jardin du Roi (1989), Les sciences de la
vie Dans la pensée française au XVIIe s. (1993) y Pour une histoire des sciences à part entière
(1995), Desmond
y Moore
Darwin
(1991), Pichot
Histoire de la notion de vie (1993) y Corsi Lamarck. Genèse et
enjeux du transformisme 1770-1830 (2001)
2. Nuestra
acción es estimulada por el “disparador”, llamado test o prueba, fase en
la que que comienza la estrategia que vamos a seguir. En esta fase establecemos
una representación del estado o resultado que deseamos, así como los criterios
que vamos a emplear para conseguirlo. Por ejemplo: queremos un turismo, negro,
descapotable, de segunda manos y una valor de 20.000 €.
Operación
es lo que hacemos para conseguir nuestro objetivo, ya se trate de acciones,
búsqueda o creación de recursos e información, diálogo interno… Esta fase
comprende cualquier cosa que haces, por pequeña que sea, para moverte en
dirección al resultado deseado. Ejemplo: visito concesionarios de coches, busco
en Internet y leo anuncios clasificados para recopilar información.
En la Prueba (2) comparamos el resultado que hemos obtenido
tras la operación y aplicamos los criterios de evaluación. Si los criterios han
sido satisfechos, entonces sales del proceso y disfrutas del resultado. Si los
criterios no han sido satisfechos, entonces retornas al punto de operación y
emprendes de nuevo acciones. También existe la posibilidad de cambiar los criterios
y, por tanto, el resultado deseado.
Salida:
Si mis criterios no han sido satisfechos, puedo decidir mantenerlos y concluir
que mi búsqueda no ha sido lo suficientemente buena. Así, manteniendo mis
criterios, puedo volver a la fase de operación y ampliar mi búsqueda. En caso
contrario, puedo decidir variar los criterios y comprar un coche de otra marca
o que no sea descapotable.
La planificación, que consiste en unidades
TOTE, es esencial en el proceso cognitivo.
3. Especialmente,
las relativas a la herencia y al parecido; la conservación del tipo, de la
forma de la especie una generación tras otra, el desarrollo del pollito al
pollo a partir del huevo de la gallina… Descartes que, como tantos sabios antes
que él, había observado los huevos de gallina, no logró explicar el desarrollo
mediante sus teorías mecanicistas, y planteó una embriología epigenética
bastante osada, según la cual eran las “leyes del movimiento” las que
organizaban los corpúsculos que habían de formar el ser vivo.
4. Las épocas de la naturaleza. Hoy en día se
piensa que la Tierra cuenta aproximadamente con 4.500 millones de años y que la
vida apareció hace por lo menos 3.500 millones de años.
5. El soviético
Oparín
y el británico Haldane formularon en los años 20, de forma independiente, la
teoría de la evolución de la vida a a partir de un “caldo” primordial de
moléculas orgánicas. S. L. Miller realizó en 1953 un famoso
experimento para demostrar la posibilidad de esta “evolución químicas”.
Historia
natural del alma
(Basada
en la obra de L. Bossi y la historia del pensamiento de Arthur O. Lovejoy)
1. ¿Que es el alma?
2. El alma en la Antigüedad
3. El alma de los animales
4. El racionalismo y el hombre máquina
5. El Idealismo
6. Transformismo: la escala en
movimiento
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