Preocupación española por el avance ruso en Siberia
Sobe el encargo
de los zares de explorar el Gran Norte, Carlos
Sánchez-Cantalejo Jimena (1) dice que en realidad esta comisión fue motivada por el miedo a que
los españoles (en contra de la opinión de Manuela Fernández Rodríguez en La presencia
rusa en el Pacífico Noroeste (2), los
franceses, los holandeses y los ingleses se hicieran con el control del
“posible océano existente” entre Siberia y Alaska, de manera que los rusos no
tuvieran acceso a la explotación de las riquezas de esta última, sobre todo las
pieles de oso, cuya población siberiana había menguado por la caza
indiscriminada.
Pieles de Kamchatka y Alaska
Manuela Fernández
Rodríguez en La presencia rusa en el
Pacífico Noroeste, narra las
preocupaciones de la Corona española por el avance ruso. Los embajadores
españoles en Rusia, sobre todo el duque de Almodóvar, no paran de enviar cartas
a la Corte española informando sobre las exploraciones rusas, sin embargo, ella
cree que el temor era infundado.
Bajo el seudónimo de Eduardo Malo de Luque, Jiménez de
Góngora (duque de Almodóvar) realizó la versión en español
de la obra Historia Política de los establecimientos
ultramarinos de las Naciones Europeas, escrita por el abat
Raynal (Guillaume-Thomas-François) con el título Histoire
philosophique et politique des établissements et du commerce des Europeos dans
les deux Indes en Amsterdam en 1770 acerca de la influencia
negativa de la civilización española en la colonización de tierras extranjeras.
Pedro Francisco Jiménez de Góngora y
Luján, duque de Almodóvar del Río; Córdoba, 1727 - Madrid, 1794)
Los embajadores hicieron llegar a España
un “Calendario” (3),
publicado en 1774 sobre los descubrimientos rusos en el llamado Archipiélago
Norte, según el cual el impulsor de las exploraciones rusas fue el zar Iván IV
Vasílievich (1547-1584 Iván el Terrible) quien quiso conocer sus límites hacia el norte y el
este, así como a su población.
Los rusos mandaban expediciones por el mar
Glacial, presos de una fiebre exploratoria, sin embargo, las turbulencias
políticas en Rusia, provocadas por la usurpación del trono por Boris Godunov (1584-1609) y por Dimitri I “El Impostor” (1605-1606) impidieron la continuación de los
descubrimientos durante la oscura etapa conocida como el Período Tumultuoso.
Con la llegada al poder del
zar Pedro el
Grande (1672-1725) se volvieron a enviar embarcaciones
desde las desembocaduras de los ríos Lena Yndigirka y Kolima para que reconocieran
la costa norte de Siberia e intentaran llegar al Pacífico.
El Período Tumultuoso y la pausa de las
exploraciones
En 1774 se publicó en San Petersburgo un
calendario de los descubrimientos del Archipiélago Norte, según el cual el
impulsor de las exploraciones rusas fue el zar Iván IV Vasílievich (1547-1584
Iván el Terrible) quien quiso conocer sus límites hacia el norte y el
este, así como a su población. Durante el reinado de su hijo, el zar Teodoro I
Ivánovich, castellanizado también
como Fiódor
I Ivánovich (1584-1598) -conocido
como Teodoro el Campanero debido a su gusto de hacer sonar las campanas de las
iglesias- se enviaron a varios gobernadores o comisarios quienes por primera
vez informaron de que Siberia lindaba al norte con el mar Glacial y al este con
del mar Grande u Océano.
Dimitri
I "El Falso" entra en Moscú el 20 de junio de 1605. Obra de Klavdi
Lébedev. Fuente: Wikipedia
Los rusos mandaban expediciones por el mar
Glacial, presos de una fiebre exploratorio, sin embargo, las turbulencias
políticas en Rusia, provocadas por la usurpación del trono por Boris Godunov (1584-1609) y por Demetrio o Dimitri I “El Falso” o “El Impostor” (1605-1606) impidieron la continuación de los
descubrimientos. El Período Tumultuoso, también llamado Época de
las Revueltas o Tiempos Turbios, fue un periodo de la historia de Rusia que
comprende el interregno entre la muerte del zar ruso Teodoro I Ioánnovich (un
individuo débil mental, incapaz de gobernar y dedicado totalmente a la religión)
de la dinastía
ruríkida en 1598 (la dinastía reinante en el Rus de Kiev desde 862 y,
según la Crónica
de Néstor, la dinastía fue establecida por Rúrik, el legendario gobernante
de Nóvgorod) y el establecimiento de la dinastía Románov en
1613. Es uno de los períodos más oscuros de la historia rusa, pero a la vez uno
de los más importantes.
Boris Godunov (1584-1609)
El reinado de Dmitri I fue breve, sublevándose
contra él el ruríkida Vasili Shuiski, que ordenó su asesinato junto con la mayoría de sus partidarios
polacos, que fueron brutalmente masacrados. Se estima que murieron 2.000
polacos a manos de Shuiski y sus hombres. El cuerpo de Dmitri fue hecho
pedazos, expuesto al público, quemado, y sus cenizas fueron finalmente
disparadas por un cañón en dirección a Polonia. La reacción a la masacre en
Polonia fue fuerte, pero decidieron posponer la venganza.
Vasili
IV de Rusia (1552-1612), nacido como Vasili Shuiski
Vasili Shuiski
ganó poder y fue elegido zar por una asamblea compuesta por su facción, pero ni
los boyardos rusos, ni los magnates de la Mancomunidad
de Polonia-Lituania, ni los cosacos saqueadores, ni los
mercenarios alemanes, estuvieron satisfechos con el cambio, así que pronto, un
nuevo impostor, del mismo modo haciéndose pasar por Dimitri, se presentó como
el verdadero heredero. Como su predecesor, Dimitri II “El Falso”, gozó del apoyo y la
protección de los magnates polacos y lituanos. De todos modos, después de que
Shuiski firmara una alianza con Suecia, el rey polaco Segismundo III Vasa, viendo la
alianza ruso-sueca como una amenaza, decidió intervenir en los asuntos internos
de Rusia. La contienda se conoce como Guerra polaco-rusa (1605-1618) o Dimitríadas.
Dimitri II “El Falso”, también llamado el rebelde
de Túshino, fue el segundo de tres pretendientes al trono de Rusia tratando
de ser el zarévich Dimitri Ivánovich de Rusia, el hijo menor de Iván el
Terrible. Fuente: Wikipedia
Campamento de Dimitri en Túshino. Pintura de Sergey
Vasilievich Ivanov (1864-1910). Fuente: Wikipedia
Dmitri II "El Falso" fue
derrocado por el comandante polaco, el hetman Stanisław Żółkiewski, que se decantó por el candidato rival, el hijo de Segismundo de Polonia, Ladislao IV Vasa. Las tropas
polaco-lituanas que cruzaron las fronteras rusas pusieron sitio a la fortaleza
de Smolensk. Después de que las fuerzas ruso-suecas fueran destruidas en la
batalla de Klúshino, Shuiski fue forzado a abdicar (muere en 1612).
Los siete boyardos, que tomaron el poder entonces en Moscú, juraron fidelidad a
Ladislao
bajo la promesa de mantener la ortodoxia rusa y garantizarles ciertos
privilegios. De este modo, a las tropas polacas se les permitió entrar en Moscú
y ocupar el Kremlin.
Stanisław
Żółkiewski (1547-1620) sometió a asedio a Moscú y capturó al zar Basilio IV
durante las Dimitríadas. Apoyaba la elección de Ladislao IV Vasa como zar y la
idea de una unión personal liberal entre la Mancomunidad y Moscovia. Museo
polaco en Rapperswil, Suiza. Autor Wincenty de Lesseur (1801). Fuente escaneada
en el álbum "Malarstwo Polskie w
zbiorach za Granica" por Stefania Krzysztofowicz-Kozakowska,
Wydawnictwo Kluszczyński, 2003, ISBN 83-88080-85-7
Pero
el rey polaco Segismundo
III Vasa se opuso a este compromiso, decidido a quedarse él con el
trono y convertir a Rusia al Catolicismo romano. Esta decisión despertó
sentimientos anticatólicos y antipolacos en la población. Al mismo tiempo
tampoco le parecía bien a los suecos, que se habían convertido en rivales de
los polacos en la costa báltica, de modo que declararon la guerra a Rusia,
apoyando a su propio Dimitri III "El Falso" en Ivángorod, donde se nombra zarévich Dmitri el
28 de marzo de 1611. Es reconocido por cosacos que saqueaban el territorio
alrededor de Moscú, y los ciudadanos de Pskov le juran fidelidad bajo amenaza.
Saliendo de Pskov es apresado y ejecutado en secreto.
Retrato
del rey Segismundo III de Polonia y Suecia, pintado por Martín Kober hacia
1590.
La
Exploración de Siberia
19. Los rusos
10. Vitus
Bering
Rusia estaba entonces en una situación
crítica. El trono estaba vacante, los grandes nobles boyardos se peleaban entre
ellos; el Patriarca Hermógenes estaba en prisión, los católicos
polacos ocupaban el Kremlin de Moscú y de Smolensk, los protestantes suecos
habían ocupado Nóvgorod, las continuas invasiones tártaras estaban dejando las
fronteras meridionales de Rusia totalmente despobladas y devastadas y enormes
bandas de bandoleros aparecían por todas partes. Decenas de miles de personas
morían en batallas y disturbios, otros morían masacrados por fuerzas invasoras.
La severidad de la crisis produjo su
remedio, en forma del levantamiento patriótico de la nación bajo el liderazgo
de Kuzmá
Minin, un mercader de Nizhni Nóvgorod, y el príncipe Pozharski, que produjo
la retirada de los invasores del Kremlin. Una Gran Asamblea Nacional eligió
como zar el 11 de febrero de 1613 a Miguel I Románov ( Mijaíl Fiódorovich Románov)
el hijo menor de Fiódor Nikítich Románov (llamado patriarca Filareto), quien de
acuerdo a la leyenda fue salvado de sus enemigos polacos por un heroico
campesino, Iván
Susanin.
Miguel
I de Rusia (1596-1645) fue el primer Zar de Rusia de la casa de Románov.
Así pues, terminado el llamado Periodo
Tumultuoso, se iniciaba en el seno del Imperio Ruso un amplio proceso de
exploración y ocupación de las tierras de Siberia, nos explica Ignacio Ruiz
Rodríguez (4), cuya finalidad era
beneficiarse del comercio de pieles, siendo sus principales beneficiarios los
cosacos. Así, mientras éstos llegaban
desde la zona de los Urales del Sur, una nueva oleada de rusos se instalaba en
aquellas tierras tras cruzar el océano Ártico. En base a ello, en 1607 se
fundaba el asentamiento de Turujansk, en el norte del río Yenisey, cerca
de la desembocadura del río Tunguska Inferior, y en 1619 el fuerte de Yeniseysky,
en la mitad del curso del Yenisey, en la desembocadura del río Tunguska Superior.
Poco después, en 1620 un grupo de cazadores de pieles encabezado por el Demid
Sofonovich Pyanda partio desde Turujansk, en lo que vino a convertirse en un
viaje muy prolongado (Ver Exploradores
del río Lena).
A mediados del siglo XVII Rusia había
explorado la práctica totalidad de Siberia —desde Kolima al Cabo Este—, el
estrecho de Bering y el río Anadyr. Quedaban las tierras situadas al Este de
Kamtschatka y algunas regiones al norte del Círculo Polar Ártico, que más
pronto que tarde habrían de ser igualmente objeto de atención por parte de
éstos. No tardarían en poder un pie en la América Septentrional.
Ante
semejante avance no tardan en saltar las alarmas entre la diplomacia española
en Rusia, que informará sobre el interés de los rusos por participar
activamente en la colonización de América. En este sentido baste analizar el
contenido del expediente remitido a Madrid (conservado en el Archivo General de
Indias y en el Archivo Histórico
Nacional) por su representante ante la corte zarista, y que contiene una amplia
información sobre los distintos descubrimientos rusos en América. En su seno
encontramos los siguientes documentos como la carta del marqués de Almodóvar a
Ricardo Wall, en donde se informa de las expediciones realizadas hasta ese
momento por los rusos a las costas americanas desde Kamchatka (Petersburgo, 7
de octubre-26 de noviembre de 1761); carta del vizconde de la Herrería al
marqués de Grimaldi, dando cuenta de los viajes hechos por varios comerciantes
rusos, que dicen haber llegado a las costas de América (Petersburgo, 19-30 de
marzo de 1764); carta del vizconde de la Herrería al marqués de Grimaldi, dando
cuenta de la expedición que se estaba preparando en Rusia, al Mendo del alemán
Bleusner, para ir a las costas de América (Petersburgo, 7-18 de septiembre de
1764); minuta de oficio al marqués de Croix, para que éste posteriormente
advierta al gobernador de California, para que estuviese en máxima alerta por
los posibles intentos de los rusos de llegar a aquellas costas (El Pardo, 23 de
enero de 1768); carta del conde de Lacy al marqués de Grimaldi, enviándole
copia de la traducción al francés de una orden rusa recibida en Kamtschatka
concerniente a cierto tratado con los ingleses (San Petersburgo, 11-22 de
octubre de 1772); carta del conde de Lacy al marqués de Grimaldi dando cuenta
del viaje realizado en 1769 por un oficial de marina ruso llamado Chericov, el
cual regresó en 1771 diciendo que había estado en América (San Petersburgo, 27
de enero-7 de febrero de 1773); carta
del conde de Lacy al marqués de Grimaldi, dando cuenta de todas las expediciones
rusas realizadas hasta esa fecha, a la costa de América (San Petersburgo, 8-19
de marzo de 1773); informes de todo ello al virrey de Nueva España de lo
comunicado por el embajador en Rusia sobre las expediciones rusas (Palacio, 11
de abril de 1773); informe de las noticias proporcionadas por un comerciante de
Kamtschatka llamado Popov, de los establecimientos rusos en América; noticias
sobre los planes del gobierno ruso de invadir China y Japón, para lo cual
estaba formando un ejército a cuyo mando se había destinado al inglés Lloyd
(San Petersburgo, 26 de abril-7 de mayo de 1773), etc., etc. (Ruiz Rodríguez, I. Op. Cit. Pp. 3-4).
No tardaron en encenderse todas las
alarmas en Madrid, ordenándose inmediatamente al virrey de Nueva España que
emprendiese de manera inmediata las acciones que creyese convenientes para, por
un lado, averiguar si realmente era cierto que habían llegado los rusos al continente
Americano y, por otro y en el caso de ser esto así proceder a expulsarles de
esos asentamientos, en el pleno convencimiento de que se habían realizado de
manera ilegal, al tratarse de tierras bajo soberanía española.
Esta preocupación será el inicio de lo que vino a ser una enorme y magna
empresa: la de los viajes realizados por mar y tierra al Norte de la
California, que estudiaremos más adelante.
Estos hechos introdujeron una nueva visión
del derecho internacional en tierras de América, ya que el contenido de las
famosas Bulas
Alejandrinas carecían ahora de
sentido ante naciones desvinculadas del poder pontificio en la tierra y, por
otro lado, el igualmente célebre Tratado de Tordesillas
tampoco podría ser exhibido ante otras potencias colonizadoras, como era
en este supuesto el caso de Rusia.
Notas:
1. Carlos
Sánchez-Cantalejo Jimena, Breve paseo por
los confines: la península de Kamchatka. El Genio Maligno. Publicación semestral - ISSN:1988-3927 - Número 3, septiembre de 2008 |
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2. Fernández Rodríguez, Manuela. La presencia rusa en el Pacífico Noroeste. Dialnet.unirioja.es
2. Fernández Rodríguez, Manuela. La presencia rusa en el Pacífico Noroeste. Dialnet.unirioja.es
3. El Calendario geográfico (1774,
San Petersburgo por la Academia Real de las Ciencia) fue publicado en
Rusia en alemán y contiene una nueva carta geográfica y una relación de los
descubrimientos hechos por los rusos en la península de Kamtschatka, así como
una cronología de las exploraciones rusas (AGI, Estado, Legajo 86B, Documento
100, Folio 131).
4. Ignacio Ruiz
Rodríguez en Las
fronteras septentrionales del Pacifico americano: españoles, rusos e ingleses
en la conquista de la Alta California, publicado en ILCEA Nº 18
(2013), Les frontières dans le monde hispanique. Revue de l’Institut
des langues et cultures d’Europe et Amérique. Descargar PDF
La
Exploración de Siberia
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