Sam Van Olffen: el túnel del misterio
Los espectaculares montajes fotográficos de Sam Van Olffen,
nos sumergen en un futuro rabiosamente tecnológico y un pasado neblinoso
de atmósfera vintage. Este artista
trabaja desde hace una década en Montpellier, siendo un ilustrador especializado en la fantasía, la
ciencia ficción y el descubrimiento de universos paralelos.
Si usted es
aficionado de steampunk, el cyberpunk y el dieselpunk, entonces
usted debería ver la obra de Sam Van Olffen, por ejemplo, en esta galería de imágenes de Izismile.
Claro, que seguro necesitaran
que antes les aclare unos conceptos. El steampunk surgió durante la década de
1980 a manos de escritores conocidos por sus trabajos cyberpunk. Hoy en día es
un movimiento artístico cuya iconografía se desenvuelve en una ambientación
donde la tecnología a vapor sigue siendo la predominante, y por normalidad,
asentada en Inglaterra durante la Época victoriana, donde no es extraño
encontrar elementos comunes de la ciencia ficción o la fantasía.
El autor G. D. Falksen vistiendo según el estilo steampunk, el brazo neumático es obra de Thomas
Willeford.
El cyberpunk
nos presenta unas sociedades de alta tecnología, donde las personas viven con
un bajo nivel de vida. Mezcla ciencia avanzada, como las tecnologías de la
información y la cibernética, junto con algún grado de desintegración o cambio
radical en el orden social. Ambientes de paisajes artificiales y las luces de
la ciudad en la noche caracterizan la estética cyberpunk, lugares habitados por
seres marginados, alejados, solitarios, que viven al borde de la sociedad,
generalmente en futuros “distópicos” (distopía es una palabra inglesa, que
significaba lo contrario que utopía, es decir, una sociedad que no existe donde
todo es desagradable) donde la vida diaria es impactada por el rápido cambio
tecnológico, una atmósfera de información computarizada ubicua y la
modificación invasiva del cuerpo humano.
Shibuya, Tokyo, Japan 2008. Autor: Guwashi
Se
conoce como dieselpunk
la mezcla de las diferentes estéticas comprendidas entre 1920 hasta 1950 con otras
de nuestro presente. El término hace mención a la llamada “Era diésel”, un
periodo dominado por el Art Déco, los héroes pulp, el jazz y la música swing,
junto con los amorales detectives de la novela negra policiaca. Tambien destaca
por su estética
googie, estilo también llamado populuxe o doo-wop, es una subdivisión de la arquitectura
futurista influida por la cultura del automóvil y la Era espacial, originaria
del sur de California a finales de la década de 1940. Destaca por sus
construcciones de tejados afilados, la presencia de formas geométricas y el uso
masivo del cristal y el neón, decoró muchos moteles, cafeterías y boleras entre
1950 y 1970.
Estética googie. Space Needle,
construida para la Feria Mundial de Seattle en 1962. La lámpara de lava,
comercializada por primera vez en 1965, tenía inicialmente el nombre de
"Astro Lamp". Buick de 1958
El
término, acuñado por los diseñadores de juego Lewis Pollak y Ross Dan,
se utilizó para ayudar a comercializar el juego RPG Los hijos del sol. Se trata
de juegos de rol (traducción típica en español del inglés role-playing game) donde uno o
más jugadores desempeñan un determinado rol, papel o personalidad.
El diselpunk presenta historias que ocurren en
una versión manipulada o alternativa de una futura década de los 50, una sociedad surgida a partir de la tecnología
desarrollada por la sociedad de la década de 1930. Estos años 50 no han sufrido
la Gran Depresión y nunca llegó la Segunda Guerra Mundial, aunque todavía se
está librando una prolongada guerra fría. Por su parte, Japón continúa su
avance hacia la modernización tecnológica y el desarrollo de las primeras
computadoras. Los científicos nazis siguen experimentando en biotecnología,
desencadenando la revolución genética de los bio-mods, clones y la
extirpación de órganos. Mientras los estadounidenses y los británicos investigan
en dispositivos de control mental, zonas de cría de hombres-máquina y los
inicios de las máquinas de propulsión atómica.
Arte dieselpunk. Autor 22zddr en DeviantArt
Su
principal fuente de influencia sería la novela de George Orwell 1984, junto con Metrópolis
(1927) de Fritz
Lang. El dieselpunk
representa el lado más oscuro y sucio del steampunk y se aplica a un estilo propio y
diferente de arte, música, ficción e incluso arquitectura.
Imágenes de Metrópolis
(1927) de Fritz Lang
Santa Robota, de Van Olffen, evocación de la María
de Metrópolis, recuerdo de la novia de Frankenstein y prefiguración de la
Mujer Escarlata del Apocalipsis
Sam Van Olffen es un artista
profundamente interesado en el pasado como una forma de entender el presente,
al que le preocupa que en menos de un siglo todos nos convertimos en "ciudadanos
de la era de lo efímero", como Alvin Toffler dijo
pertinentemente. Las civilizaciones perdidas, los grandes conflictos, hombres,
descubrimientos, etc., todas aquellas nuevas “olas cuánticas” (así las califica
él) que fueron dando forma al rostro de la humanidad son objeto de su interés.
En el
siglo pasado, es decir ayer, nos imaginábamos que el siglo XXI sería una era de
prosperidad, donde todo el mundo sería feliz con su trabajo, donde las desigualdades
habrían desaparecido y estaríamos viajando en coches voladores...
Pero
que tenemos en realidad. Pillaje y saqueo de los políticos, que no son más que
esbirros al servicio del gran capital y de las multinacionales. Cuellos
blancos, directivos bancarios ladrones, explotadores que dejan morir de hambre
a miles de niños y regatean los derechos sociales del resto de los ciudadanos.
Exposición de la obra de Sam Van Olffen
Del Homo
Sapiens hemos evolucionado al Homo numericus. Si George
Orwell
estuviese vivo, se sorprendería por todas las cosas que nuestro tiempo puede
ofrecer, soñadas todas ellas en su 1984. En cuanto a Emil Cioran –otro de
sus autores de referencia- afirma que si viviese ya se habría volado los sesos.
La Ciencia
ficción como género ha desaparecido de la escena, no tiene la frescura de la
década de 1930, cuando Alan Turing describió
su máquina que, indirectamente, contribuyó al nacimiento de Internet.
La máquina de Alan Turing
La intrusión
de la red en nuestra vida no es ciencia ficción, es muy real y nadie lo vio
venir, excepto unos pocos profetas. Si usted hubiera dicho al final de la
Segunda Guerra Mundial que en medio siglo sus nietos estarían enviando fotos a
través de las ondas, escuchando música en soportes desmaterializados y charlando
en tiempo real con la gente en el otro lado del planeta -dice Sam Van Olffen- que está seguro que habría sido considerado
como un loco.
Hoy en día todo lo escrito e imaginado por los escritores de ciencia
ficción tiene la posibilidad de ocurrir en un plazo mucho más breve que el que jamás
hubiesen podido imaginar aquella gente. Se ha vuelto más probable la creación
de un hombre cibernético o la clonación animal y humana. Por eso afirma Sam
Van Olffen
que la ciencia ficción ha muerto, porque ha sido superada por la realidad.
Túnel de misterio, tal vez un túnel del tiempo
Sam Van Olffen satiriza los iconos que representan figuras históricas, como Winston
Churchill o Charles de Gaulle, así como los iconos pop (Disney, por ejemplo)
con una combinación de humor y la ira.
Afirma que sus obras
no se enmarcan en la época victoriana, como las del steampunk, sino que se posición en París, el París del
barón Hausmann, Napoleón III y Víctor Hugo, un período de confusión y
disturbios en el centro de la ciudad cuando el rostro de la capital fue
cambiando hasta convertirse en lo que hoy conocemos. Su obra está impregnada de
cierta idea del caos que es muy seductor para el artista, así define su obra dentro
de esta época, calificándola de Imperio Retro-caótico, antes que de época Victoriana
post-apocalíptica.
Organista
Aunque
utiliza el ordenador para trabajar, en el fondo reniega de él, diciendo que a
pesar de su potente procesador i7, sus teras de almacenamiento, sus gigas…,
incluso un ordenador tipo Colossus como el de la película de Joseph Sargent, nunca nos proporcionará ninguna idea original, incluso aunque
nos conectemos vía firewire o HDMI, al final siempre tenemos que conectarlo a
nuestras orejas o a nuestros ojos. Para Sam Van Olffen el ordenador no es más que una herramienta que
utiliza para ultimar algunos pasos, como pudiera usar un martillo para clavar
un clavo en una pared. Para ir más lejos con esa metáfora: antes de clavar el
clavo en la pared, el muro tendría que ser construido y antes de eso, se
tendría que hacer los planos de su construcción y así sucesivamente.
El mismo proceso para
una imagen: en primer lugar la idea, entonces los bocetos y un dibujo más
elaborado. A continuación se observa una gran cantidad de fotografías y el
ordenador entra en el proceso, para trabajar al mismo tiempo en los pasos
preparatorios y las finales, como herramienta de centralización.
Sam Van Olffen ha sido calificado de
artista steampunk y dieselpunk, sin embargo él dice que
estas palabras no significan nada, resistiéndose a que le metan en cualquiera
de estas categorías. En realidad, está haciendo "Steampunk", aunque
explora imágenes de otros universos,
tratando de mantener una coherencia estilística propia. Si tuviese que aceptar
la influencia de alguien –asegura San Van Olffen- serían las imágenes del cine
americano de principio del siglo XX o las pinturas de Edward Hopper, por ejemplo, o Miguel Ángel cuyas obras son siempre vale
la pena contemplar.
25 Dec… Un sangriento Papa Noel.
Vive en la
hermosa y tradicional ciudad de Montpellier, Francia. Las calles son
tranquilas, los edificios antiguos y en su ambiente se respira el aroma del
Mediterráneo. Rodeado de tradición, el artista Sam Van Olffen utiliza las
imágenes futuristas para expresar sus sentimientos y sus ideas.
Sam
Van Olffen
combina la visión serena del mundo con la destructiva. Le agrada la elaboración
de mundos que nunca existieron, Van Olffen casa lo viejo con lo nuevo: las
máscaras de gas en las mujeres victorianas, robots salvajes en tiempos
prehistóricos. Su obra es un anacronismo que crea un contraste dramático y
apasionante. En una entrevista del magazine Gothic Beauty el artista declara que comenzó a
trabajar hace unos diez años cuando añadió alas al busto de la condesa de
Westminster, convirtiéndola en un ángel caído. Desde entonces se ha dedicado a
hacer composiciones.
Chapelier (2005)
Sam Van Olffen dice que
cuando está poseído por una idea, sigue su impulso y realiza un boceto manchado
un lienzo de tinta. Dice que los
escultores le confiesan a menudo que la escultura preexiste en el mármol, pero es
necesario el trabajo que la libera de la materia. Al principio está la idea, un
concepto prisionero de un magma cuántico e informe. Una vez que el tema se
presenta definido en la mente del creador, inmediatamente la obra se auto-crea,
por así decirlo, se van eliminando las zonas de turbulencia poco a poco, de
manera que puede variar la imagen final, o resultar varias imágenes. Lo que no
cambia es la idea, que siempre permanece fija.
Según Van
Olffen,
una obra es el resultado de la suma de unos detalles, los cuales le
proporcionan su consistencia final. Buscando inspiración en dos géneros, la
fantasía y ciencia ficción, el artista francés se niega a utilizar el arte para
transmitir cualquier advertencia o prejuicios a través de su obra. "Yo no
doy ningún mensaje”, "¿Y cómo se puede detener la contaminación, la
miseria o el hambre? Todo está en los genes de la humanidad. Si el arte pudiese
cambiar nada, se sabría”.
Le gusta poner el ejemplo de la pintura Guernica
de Picasso, una pieza que muestra el sufrimiento de los civiles durante el
bombardeo alemán de la ciudad vasca. Van Olffen contó la historia de un oficial
ario que había ido a contemplarla y, al ver a Picasso, el militar le preguntó
si aquel era su trabajo. Picasso le miró
contestando: no, es el tuyo.
También ha realizado trabajos para portadas de novelas de
ciencia ficción
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