El steampunk
El
steampunk surgió
durante la década de 1980 a manos de escritores conocidos por sus trabajos cyberpunk. Hoy en día es un movimiento
artístico cuya iconografía está ambientada en una época donde la tecnología a vapor sigue siendo la
predominante, y en un lugar, casi siempre la Inglaterra de la época victoriana,
donde no es extraño encontrar elementos comunes de la ciencia ficción o la
fantasía.
Fotografía steampunk: Liza
James and Jared Axelrod on board Baldwin 60000 (2009). Autor: KyleCassidy
Las obras de
temática steampunk a menudo muestran tecnologías anacrónicas o invenciones
futuristas imaginadas por los visionarios de su época, todas ellas tamizadas por
el gusto estético predominante en la época victoriana, tanto en la literatura,
el arte, la moda, la arquitectura...
1.
Introducción
El steampunk surge del
imaginario creado en las novelas de H.
G. Wells
y Julio
Verne, al igual que el dieselpunk, son subgénero de la ciencia ficción que se
pueden englobar dentro del movimiento retrofuturista del género de las ucronias
y la ficción especulativa. El diselpunk,
en vez de situarse en el periodo de 1850 a 1910, se sitúa entre 1920 y 1950, el periodo de
entreguerras, siendo su tecnología base la del diésel. Otros subgéneros que
iremos conociendo posteriormente será el clockpunk, inspirado
en la época renacentista y Leonardo Da Vinci, el medievalpunk, el dark
steampunk,
que nos presenta una sociedad victoriana
oscura, amante del ocultismo y la afición al espiritismo, gusto por la
teratología (freaks, monstruos y extrañas mutaciones), etcétera.
Título “Clockwork-Citadel”. Estilo: Clockpunk. Digital Art Unknown Source Steampunk Citadel Town Light. Fuente: Artifex Ex Machina
Título “The Unknown”.
Estilo Dark Steampunk. Fuente: Artifex
Ex Machina
Sin embargo, la
estética steampunk muestra cierta tendencia
a incorporar elementos fantásticos de carácter más amable, desenfadado y
utópico, con unas tramas que lo alejan tanto del dieselpunk como del cyberpunk.
También
existe un steampunk post-apocalíptico que nos ofrece un futuro alternativo surgido
de una catástrofe mundial donde el ser humano queda condenado a la
supervivencia más estricta, sirviéndose de la antigua tecnología mecánica y de
vapor gracias a su eficiencia y su facilidad de realizar, la cual consigue que
la humanidad se recupere, pero esta vez sin que venda su alma por dinero,
conservando un aire bohemio y de amor al arte.
Anachronaut de Nadya
Lev.
Fuente: www.nadyalevphoto.com
Elisabet Roselló dice que el steampunk rescata las
visiones de futuro generadas en el pasado, es decir, la visión descrita en
escritos, ilustraciones y otras formas de expresión que se hicieron en la 2ª
mitad del siglo XIX, momento en que se da aproximadamente la 2ª Revolución
Industrial y todo lo que conllevó.
El término steampunk se originó en 1980, como respuesta irónica al
cyberpunk. Se puede considerar que
este término fue acuñado por el autor de ciencia ficción K. W. Jeter, que intentaba
encontrar un vocablo unificado para los trabajos de Tim Powers (“Las Puertas de Anubis”, 1983), James Blaylock
(“Homúnculo”, 1986) y los suyos mismos (“Morlock Night”,
1979 e “Infernal Devices”, 1987),
todos ellos centrados en un escenario ambientado en el siglo XIX e imitando a
la ficción especulativa victoriana encontrada, en “La
máquina del tiempo” (1895) de H. G. Wells. También debemos
mencionar a William
Gibson y B. Sterling, o incluso un autor de la New Wave (finales de los
70s) Michael
Moorcock.
El Cyberpunk, género
hermano del steampunk, intentaba
mostrar un futuro “distópico”, oscuro y pesimista, advirtiéndonos de lo que
podría pasar si continuábamos por el camino del consumismo y del capitalismo,
dándole más poder a las megacorporaciones. Nos advertía de que el ser humano
-cuando vive exclusivamente consumiendo electrónica e informática-, podría
llegar al extremo de convertirse en
cyborgs o ser substituidos por máquinas.
Este punto de
crítica social también lo tiene el Steampunk,
reprochando lo que sucede en el presente, pero de manera más optimista y
amable. Para ello, en vez de mirar el futuro, mira al pasado, situándose en el
punto de inflexión donde la sociedad tomó el rumbo más capitalista, fabril y
consumista, con la defensa del positivismo científico y el amor incondicional a
la tecnología, de la que se pensaba que nos concedería una vida cómoda y de
progreso sin fin.
El mundo de Jules Verne. Fuente: Flénétiques
Se inspira en
las novelas de la primera ciencia-ficción como las de Jules
Verne,
H.G.
Wells. Obras como Frankenstein
(1818) de la escritora romántica Mary Shelley no solo crearon precedentes para
la moderna ciencia ficción, sino que hoy en día son fuente de inspiración para
la novela steampunk
que se mueve por derroteros más oscuros y góticos. Avanzando en el tiempo,
encontramos noveles que sirven de base para el steampunk, Un
yanqui en la corte del Rey Arturo (1889) de Mark Twain o la aventuras
escritas por Arthur
Conan Doyle sobre El mundo perdido
(1912) una de las más conocidas por el público.
Adaptación
cinematográfica de El Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle
Sin embargo, sus creaciones fueron
evolucionando hacia un gusto por las aventuras más violentas, con la aparición de los “Airship Pirates” (Piratas en dirigibles o de los aires).
Recrean un mundo que surge de una supuesta evolución de la primitiva aviación, los globos aerostáticos y los zeppelines que
se han convertido en los medios favoritos de transporte de la humanidad, hasta
el punto que las rutas marítimas han sido sustituidas por las aéreas donde los
piratas de los cielos atacan a las naves de mercancías.
Airship Pirates de NinjaGirlSango. Fuente: Theotaku
Su estética
retro abarca desde 1850 hasta el 1910 (periodo victoriano, eduardiano, art
nouveau, modernismo…), con una admiración estética hacia las creaciones
industriales de la época: máquinas, autómatas, engranajes, muelles,
tornillería, así como la indumentaria y complementos que utilizaban los
aventures de esa época, como las gafas de aviador, o de soldador.
Elisabet Roselló reconoce que el steampunk, demasiadas veces, se muestra ingenuo o intenta olvidar
los aspectos políticos del siglo XIX, como la conflictividad social, las revoluciones obreras,
el neocolonialismo i el Imperialismo que ejercían las potencias europeas y USA
sobre el resto del mundo, así como las diferencia de clases, la existencia de
una clase burguesa que vive del trabajo de la clase obrera, etc.
Cuando algún
autor se ocupaba del tema, sistemáticamente recibía el calificativo de distópico,
palabreja inglesa -no reconocida por el diccionario de la RAE-, que surge como
el contrario de utopíco (un futuro
donde todo es mejor). Muchas veces sus visiones son profundamente
reaccionarias, como cuando nos enseñan un siglo XIX dominado por una clase de
aristócratas y burgueses, emprendedores y aventureros, a la que oponen una
clase de bajo proletariado que vive en un mundo donde domina la miseria, la
sociedad y la incultura. Se trata de atemorizar al personal presentándole una
clase trabajadora que, en vez de hombres, parecen apestados.
La novela de
Cormac McCarthy, “La carretera” (2007) llevada al cine, nos cuenta la historia de una huida de un padre y un hijo en un mundo post-apocalíptico
casi sin comida, donde quedan pocos humanos y los que quedan, intentan
sobrevivir utilizando todo a su alcance sin importarles lo más mínimo las
consecuencias.
El steampunk, por tanto, se desenvuelve en una
sociedad consumista, pero gracias a su ciencia y a la tecnología que ha desarrollado (basada en
el vapor), la gente goza de una vida cómoda, no exenta de emociones, pero sin
llegar al "distópico" control o decadencia habituales de otras tendencias en la
ciencia ficción como el cyberpunk o, en ocasiones, el dieselpunk.
En ocasiones también nos presenta un
futuro sombrío, una sociedad que vuelve a utilizar el carbón, hierro y vapor
como materias primas, elementos propios del siglo XIX, pero que ahora, gracias
a los avances científicos, resultan más rentables. Este mundo avanzado
científicamente, sin embargo, sufre fuertes restricciones sociales. Nos muestra
una tecnología “romántica”, opuesta a la tecnología informática actual, que
alimenta un mundo de superpoblación, racismo, pobreza y desempleo que convive
con los más extraños inventos propulsados por carbón y vapor. En este mundo,
nuestra civilización ha tomado un camino científico diferente al actual,
reemplazando la electrónica, los modernos combustibles y otros avances
científicos por la tecnología del vapor (steam en inglés) y la combustión del
carbón.
Un
viaje al Teatro, diseño
victoriano de una ciudad steampunk en un día de lluvia. Autor: Pete Amachree,
creado con Photoshop y una tableta Wacom. Fuente: Fallenpixel
Compendio de
Steampunk. Fuente: Alphacoders
Como nos presenta la novela La máquina diferencial de William Gibson
y Bruce
Sterling, el hombre ha logrado superar la actual era de la
informática por medio de máquinas sumadoras similares a la de Charles Babbage (con ruedas dentadas y tarjetas perforadas) en
vez de la válvula de vacío y posteriormente del transistor.
Calculadora
de Charles Babbage. Fuente: Historia de la Informática
Calculadora
española Minerva (1940-1960)
Hacia el 2007
el steampunk se extiende por
Internet, con páginas como Alrededor del Mundo Steampunk y después
el foro Brass Goggles; Voyages
Extraordinaires, Steampunk Home, Ilusiones a Vapor… Steampunk Workshop de J. V. Slatt, o la
revista Steampunk Magazine (anarquismo americano y movimiento punk),
significaron un importante impulso para dar a conocer el steampunk más allá de
un género literario o visual en el mundo.
“Maison tournante aérienne” (Casa aérea
rotante) por Albert
Robida para su libro Le Vingtième
Siècle (1883), una concepción de como seria la vida en el siglo
XX.
Interior del
Nautilus
imaginado por el artista Alphonse de Neuville en 1870.
2º. Antecedentes literarios
La literatura que inspira el movimiento
surge de Julio
Verne y H. G. Wells,
con obras como Veinte mil
leguas de viaje submarino (1869), De la
Tierra a la Luna (1865) o París en el
siglo XX (publicada por primera vez en 1994) todas ellas
visionarias y adelantadas a su tiempo y de un carácter más utópico y agradable
hacia la tecnología. En el caso de H.G. Wells, el cual a diferencia de Verne
tiende a ser más crítico con la tecnología y el uso indebido de esta, se puede
resaltar sus siguientes obras, La máquina del
tiempo (1895), El hombre
invisible (1897) y La guerra de los mundos (1898).
Los relatos cortos del desconocido Edward Page
Mitchell han demostrado ser también una gran inspiración para el steampunk
y para la ciencia ficción en general, señalando ejemplos como The Crystal Man (1881), The Clock that Went Backward (1881), The Tachypomp (1874) y The Ablest Man in the World (1879) donde
podemos encontrar temas como la invisibilidad, los viajes en el tiempo, la
robótica y el teletransporte.
No fue sino
hasta cuarenta años después de su muerte que Edward Page Mitchell fue
identificado como el autor de The Clock That Went Backward (1881), junto con una multitud de otros cuentos que
revelan la obra de un visionario que ha estado envuelta en la oscuridad durante
más de un siglo
No solo el steampunk bebe del género
literario, también lo hace de los inicios del cinematografía, debiéndole mucho
a Georges
Méliès y su Le Voyage dans
la Lune (1902), Le Voyage à
travers l'Impossible (1904) o Á la
Conquète du Pole (1910). También tiene una fuerte deuda con los
ilustradores de las novelas anteriores, entre los que cabría destacar a Albert Robida
por sus ilustraciones futuristas y por su trilogía Le
Vingtième Siècle (1883), La Guerre au
vingtième siècle (1887) y Le Vingtième
Siècle.
Viaje
a la luna (1902), del pionero cineasta Georges Méliès.
Dos imágenes
de Albert
Robida. Fuente: dos preciosos
libros 100 years of Science
Fiction Illustration 1840-1940 (Frewin,
Bloomsbury Books 1974), y Quand Nos Grand-Péres Imaginaient
l'An 2000 (Racine, Editions Nathan,
1991)
Este subgénero steampunk no sólo se inspira en
la ciencia ficción, sino en autores como Lewis Carroll, Bram Stoker u Oscar Wilde
o incluso las historias de Sherlock Holmes
del escritor Arthur
Conan Doyle, a pesar de entrar en géneros tan variados como
literatura fantástica, misterio o terror.
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