Religión y hongos
En la antigüedad, ciertas sustancias
vegetales, hongos principalmente, en casi todas las culturas, aparecen como
puente entre lo terrenal y lo divino, las imágenes que producen al consumirlos
se consideran como una visión de las regiones del mas allá, del paraíso o del
infierno. No es difícil imaginar que sus primeros consumidores creyeran haber
abierto un resquicio, una pequeña puerta hacia una realidad fantástica poblada
de dioses y demonios, como esa llave-hongo que a Alicia le permite penetrar en
el país de las maravillas.
El hongo atrae al hombre por curiosidad y, sobretodo por interés. Formas extrañas, fálicas, potencia o fragilidad, delicadeza, perennidad o fugacidad, colorido sombrío de la trompeta de los muertos o rojo escarlata de la pezina coccinea o blancura inmaculada del higróforo virginal, todas estas tonalidades y siluetas, y aquella rapidez de floración que sorprende, atraen al profano. Pero desconfía, su propio reflejo le conducirá al atropello de esta producción misteriosa , de la cual no acaba de comprender exactamente ni el origen ni la originalidad
“Alicia en el país de
las maravillas” (“Alice in Wonderland”, 2010), está protagonizada por Johnny
Depp. Dirigida por Tim Burton y guión de Linda Woolverton.
Para los antiguos, los hongos
alucinógenos, o enteógenos, era la prueba evidente de que en la naturaleza hay
algo de divino que trasciende lo terrenal y nos pone en relación con regiones
del universo distantes y fantásticas. Cuando el héroe mítico Teseo fundo Atenas
eligió un lugar donde encontró numerosos hongos de una especie muy singular y
propicia para los ritos y ceremonias, ese encuentro le dio la certidumbre de
que había llegado al lugar apropiado, a un lugar señalado por la divinidad para
fundar la ciudad.
El hongo atrae al
hombre por curiosidad y, sobretodo por interés. Formas extrañas, fálicas,
potencia o fragilidad, delicadeza, perennidad o fugacidad, colorido sombrío de
la trompeta de los muertos o rojo escarlata de la pezina coccinea o blancura
inmaculada del higróforo virginal, todas estas tonalidades y siluetas, y
aquella rapidez de floración que sorprende, atraen al profano. Pero desconfía,
su propio reflejo le conducirá al atropello de esta producción misteriosa , de
la cual no acaba de comprender exactamente ni el origen ni la originalidad
La divinidad de la naturaleza y del
cosmos, como el aspecto mas alejado y por tanto mas divino, estaba en la base
de la espiritualidad del hombre antiguo no tecnológico, el ciclo eterno de
nacimiento, muerte y renacimiento del mundo vegetal, el ciclo permanente de un
universo de estrellas que nos sirve de techo o de cobijo sin distinción de raza
o nación y el desarrollo de la vida misma del hombre que por analogía debía ser
también eterna, lleva a la consideración de una relación o a una fusión del
hombre con el cosmos del que es parte inseparable. La inmortalidad del alma
humana es consecuencia indiscutible de la analogía con la eternidad del ciclo
de la vida y de la muerte y la rotación permanente del sol y demás fuerzas cósmicas.
En este esquema los humildes hongos juegan un papel de emisarios celestiales,
de puerta de entrada, de nexo de comunicación con la divinidad, con el espacio
cósmico interior del alma. Sin considerar el protagonismo de los diminutos y
enigmáticos hongos alucinógenos (residencia de duendes o demonios) no se puede
comprender muchos de los elementos esenciales de la mitología y de la
irreligión, tanto de occidente como de otras culturas.
En todas las parte del mundo se
consumen sustancias alucinógenas para conseguir experiencias místicas, entre
las que destaca el ololiuhqui
sudamericano, el hachís puro de los hititas, árabes e hindúes, el hongo chino
de la felicidad… A dichas plantas se las ha considerado depositarias de un alma
que hace de ellas el centro de un culto y una fuente inagotable de mitos que
giran en torna a las virtudes o los procesos de crecimiento de la planta en
sí. Mientras la Amanita muscaria es un dios para el vedismo en la India, la
sacralidad de la vid no divinizó a su fruto, aunque sus lazos con Dioniso
resultan firmes como una roca. Deméter
lleva siempre en la mano una espiga donde se conjugan dos factores, la
importancia del pan y un pequeño hongo parásito de los cereales, el cornezuelo
o Claviceps purpurea, que Albert
Hofmann, Carl A. P. Ruch y Roberg G. Wasson proponen como ingrediente principal
del kykeón,
la bebida que el hierofante de los ritos eleusinos suministraba a sus fieles
para forzar la teofanía de la diosa. El kykeon
o ciceó (del grec κυκεών, mesclar) es una bebida ritual asociada
a los Misterios de Eleusis de la Antigua Grecia relativa al culto de Demeter y
Perséfone. Su composición real no es conocida exactamente pero se cree que
entre sus ingredientes se encuentran el centeno, la miel, el vino, el agua, el queso
de cabra, los hongos alucinógenos Claviceps
purpurea y la menta. El peyote
será el mescalito del indio yaqui Juan Matús, una especie de chamán; pero es
también una figura mitológica llamada Pequeño Ciervo por los huicholes
mejicanos, como corrobora la evidencia de un cervatillo de cerámica encontrado
en Monte Albán, Oaxaca, datado en torno al 500 después de Cristo, que muestra el
peyote en su boca.
La ololiuhqui es utilizada por los indios
de México. Es la planta que manipulan los oaxaca por sus efectos psicodélicos y
para comunicarse con sus dioses.
Circe ofrece la
bebida kykeon a Ulisses. Escena de una
cerámica griega antigua.
Peyote, productor de
la mezcalina
También
encontramos la Amanita muscaria
relacionada con todos los mundos mágicos. La preciosa seta roja de bellas
tonalidades, con pecas blancas encima de su capucho, y dentro el cual habitan,
según las tradiciones de todo el mundo, unos seres, también míticos, pequeños,
hiperactivos, trabajadores y fastidiosos. Los mayas-quechúas (maia-quítxues) de
la meseta guatemalteca saben muy bien que el “oriol foll” no es una seta
ordinaria. Lo denominan cakulja-ikox (seta relámpago) y la
relacionan con el dios maia-quitxua del trueno, Kajaw cakulja (Chaac), el cual según su mitología religiosa, dirige
los portadores de la lluvia, que son enanos (gnomos) denominados antiguamente txacs y que hoy, tras la cristianización
traída por los europeos al Nuevo Mundo, han cambiado el nombre por el de
angelitos.
El árbol del Bien y
del Mal. Francia, Plaincourault, capilla románica del s. XII.
Iglesia Románica de
Sant Sadurní d’Osormort en la comarca de Osona
Estudiaremos
como algunos miembros del reino vegetal pudieron ser dioses o, al menos,
contener un espíritu. Ya hemos visto unos cuantos de estos vegetales, pero
existen más. Los Shuar de la Amazonia ecuatoriana toman natema o maikiwá, es
decir, ayahuasca y brugmansias para obtener el arútam, una forma de
poder relacionada con la naturaleza. La ayahuasca es una pócima elaborada a
partir de varias especies de Banisteriopsis, sobre todo Banisteripsis caapi, y otras plantas como la Psychotria viridis o la Tetrapterys
methystica; el maikiwá se elabora con variedades destintas de Brugmansia, pero
especialmente con la Brugmansia insignis.
Ambas son potentes alucinógenos de uso chamánico que tienen una gran capacidad
de alterar el estado de conciencia, lo que confiere a estas plantas la creencia
de que están animadas, porque las visiones inducidas pueden dar lugar a la
ilusión de unas entidades que viven en ellas o a la de ellas mismas convertidas
en personajes antropomorfos.
El principio activo
del brebaje conocido como ayahuasca es la dimetriltriptamina (DMT)
Toe, Tomapende (Brugmansia Suaveolens)
Chacruna ( Psychotria viridis)
Tetrapterys
methystica o Banisteriopsis caapi – Ayahuasca
Brugmansia insignis
En casi todas las culturas antiguas que
conocemos existe una sustancia intoxicante o estimulante que se asocia al culto
religioso: los persas tenían su "haoma";
los indios el "soma"; en los cultos
griegos de Dionisos, en los Misterios de Eleusis el jugo de una seta,
posiblemente la Amanita muscaria, mezclada con e cebada y poleo llamada ciceón (kykeon), aunque otros afirman que
el principio activo procede del cornezuelo del centeno; los indios americanos
con su "peyote"; los hebreos el
"mana"; el muerdago de los druidas, etc… todas estas
sustancias naturales contienen psicotrópicos similares al ácido lisérgico o
LSD, por ello es fácil suponer efectos similares. Las imágenes tan parecidas
del paraíso, del infierno, de Dios o del Diablo, dependiendo del "estado
de gracia o de pecado" del novicio, en culturas tan distantes
geográficamente pueden así explicarse de forma sencilla. La hipótesis del
"inconsciente colectivo" de Jung para explicar este fenómeno
se esta poniendo actualmente en duda a la luz de las investigaciones que se han
realizado sobre los efectos de sustancias psicodélicas.
Si suponemos que los orígenes de la
religión guardan relación con los descubrimientos de plantas sagradas, de alimentos de dioses, esto no debe
interpretarse en descrédito o minusvaloración de la religión pues esto seria un
juicio totalmente anacrónico. Los valores, la ética y la moral de hace 5000
años no pueden medirse con parámetros actuales.
Mitos y símbolos de la Amanita
muscaria
El tabú dels fongs
El mite i els símbols
Religió i fongs
Religión y hongos
Enteógenos y neochamanismo
Enteògens o la
Gran Gresca
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