Enteógenos y neochamanismo
Montserrat
Abad Ortiz (Exposición
crítica de la teoría de los enteógenos, defendida ante el 40 Congreso de Filósofos Jóvenes, Sevilla 2003), filósofa materialista de la escuela de Gustavo Bueno (El animal
divino. Ensayo de una filosofía materialista de la religión, Pentalfa, Oviedo 1996) afirma que el concepto enteógeno
es desafortunado, pues aunque pretendía designar ciertas sustancias, al final
se descubre como definición de un determinado uso: el religioso. Esto
determina la invalidez empírica de los
hallazgos de estos botánicos, químicos, antropólogos y restos de «eruditos de
la enteognosia,
que defienden posturas cuasi teológicas, más que científicas. No son
una escuela de ninguna disciplina, son un grupo «afín» con sus apóstoles,
acólitos y discípulos, y “la gran juerga”
es la fórmula magistral que Tim Leary ofrece a
sus seguidores en busca de la felicidad. Timothy Leary.
En cierta manera Leary puede considerarse uno de los
personajes que orquestó la revolución psicodélica y el movimiento hippy, un acontecer
que pasará a la memoria de la historia por más prohibiciones que pesen sobre
todo ello.
La autora considera que la Teoría de los enteógenos es demasiado
pretenciosa, pues intenta poseer la clave explicativa de toda religión en
cualquier coordenada espacio-temporal. Enteognosia
es como orgullosamente denomina Fericgla a esta teoría. La autora prefiere llamar
a las sustancias que producen la alteración de la mente fitoembriagantes, a los cuales no niega que entren a formar parte o
estén relacionados con los fenómenos
religiosos, pero sin dejar de afirmar que parece exagerado considerar a estos
vegetales como el origen de la cultura y de la religión.
Considera que los defensores de la Enteognosia mantienen posturas cuasi
teológicas y observa su influencia en nuestra sociedad actual y en la
propagación y recuperación de religiones secundarias que está ocurriendo
actualmente. Con ello sigue a Gustavo Bueno
en El animal divino. Ensayo de una filosofía
materialista de la religión,
quien observa la pervivencia en nuestra sociedad de las fases primaria y
secundaria de la religión, y los indicios de un renacimiento, que se abre
camino al mismo tiempo que retrocede la religión terciaria. Observa un
creciente sentimiento de interés por los animales (la Etología es presentada
como la Teología de nuestros días) que se manifiesta, por ejemplo, desde el
hecho de la constitución de frentes de liberación animal, sociedades
protectoras de animales, buena parte de movimientos ecologistas, hasta la
visión demoníaca de los animales en la literatura o el cine. Se interpreta el
creciente interés por los extraterrestres, ovnis... como un renacimiento de la
religión secundaria, pues los extraterrestres tienen los mismos caracteres que
los démones del helenismo.
La tesis fundamental de El
animal divino. Ensayo de una filosofía materialista de la religión es que
la fuente de la religión no hay
que ponerla en Dios o en los dioses, ni tampoco, por supuesto, en los hombres.
El libro ofrece una interpretación histórica de la religión, rechazando la
visión estructuralista y fenomenológica de la misma: no tiene sentido decir qué
es la religión, como si fuera algo permanente, sino estudiar su desarrollo
diacrónico. Gustavo bueno establece tres fases históricas del desarrollo de la
religión, fases que son sucesivas, sin que ello quiera decir que las anteriores
queden borradas por las posteriores, puesto que una fase determinada puede
reaparecer, o subsistir con otras.
La
idea principal es que la vida religiosa del hombre comenzó precisamente a raíz
del trato con los animales –con cierto tipo de animales, en el Paleolítico–.
Estos animales representaron para el hombre paleolítico, y lo encarnaban
realmente, el papel de númenes, es decir, de entidades que, sin ser humanas,
eran sin embargo centros de voluntad y de entendimiento, entidades a las que
había que engañar, rogar, obedecer o matar. Estos númenes corresponden a las
figuras representadas en las cuevas prehistóricas. En esta época domina la fase
primaria de la religión, la cual se acaba con la domesticación de los animales.
Las figuras animales representadas en la bóveda de las cavernas se proyectan
ahora en la bóveda celeste: es la fase de la religión secundaria, religión de
los dioses, religión mitológica. El hombre hizo a sus dioses a imagen y
semejanza de los animales, no a imagen y semejanza del hombre, como decía
Feuerbach. La fase de la religión mitológica es una fase de transición
esencialmente falsa, un delirio de la imaginación, que se irá descomponiendo
lentamente ante la crítica racional de las llamadas «religiones superiores» –la
fase terciaria, las religiones filosóficas–, en donde los dioses animales son
sustituidos por dioses antropomorfos y, eminentemente, por un Dios único e
incorpóreo. Pero justamente en la fase terciaria, la fuente de la religiosidad
ya se ha extinguido: ese Dios incorpóreo, el «dios de los filósofos», es un ser
al que no se puede rezar, ni puede hablarnos; es decir, la religión terciaria,
por paradójico que parezca, es la antesala del ateísmo.
Gustavo Bueno
El animal divino
Ensayo de una filosofía materialista de la religión
El animal divino
Ensayo de una filosofía materialista de la religión
2ª edición, corregida y aumentada
con catorce escolios)
Pentalfa Ediciones, Oviedo 1996
Pentalfa Ediciones, Oviedo 1996
1. Historia del grupo de los
enteógenos. La gran juerga
La
teoría enteogénica es relativamente nueva, los estudios se remontan como mucho
a cuarenta años atrás, y el vocablo aparece por primera vez en letras de molde
en 1979, surgió como un intento de paliar el efecto de lo que consideraron
«términos peyorativos» para referirse a según que usos de las drogas, en
concreto aquellos asociados a ceremonias mágico-religiosas.
En
1957 R.
Gordon Wasson publica sus relatos acerca
de sus experiencias con hongos alucinógenos, estas experiencias fueron
publicadas en la revista Life y a partir de
su lectura Timothy Leary inició
su propia aventura con este tipo de sustancias. Hasta entonces Tim Leary (1920-1996) había sido un
profesor de psicología de Harvard bien considerado. Después de un par de viajes
a México y un par de experiencias con el LSD se convirtió en «apóstol», vocablo
utilizado por los seguidores de la «la
gran juerga», la fórmula magistral que Leary ofreció a sus seguidores en
busca de la felicidad.
En 1957 R. Gordon Wasson
publica sus relatos acerca de sus experiencias con hongos alucinógenos, estas
experiencias fueron publicadas en la revista Life
Timothy Leary
Al tiempo, los Shulgin (Ann y Alexander) realizaban investigaciones sobre las
estructuras químicas de las feniletilaminas, dando cuenta en sus obras PIHKAL,
Phenylethylamines I Have Known And Love: A Chemical Love Story (1991), y TIHKAL,
Triptamines I Have Known And Love
(1997) sobre las anfetaminas y drogas de diseño y sus efectos. Por las mismas
fechas Hoffmann se encuentra realizando sus investigaciones secretas
acerca de la LSD-25.
a). La
cultura hippie
Durante los sesenta el consumo de todo
tipo de drogas se incrementó notablemente, en torno a la denominada cultura hippie, jóvenes que adoptaron
un modo de vida comunitario, basado en el amor y la paz, renegaban del
nacionalismo y de la guerra del Vietnam, tomaban elementos de religiones como
el budismo, el hinduismo, y también de las religiones de los indios
norteamericanos. Surgieron en las colinas de
San Francisco, conocidos como los hijos de las flores. El consumo de
drogas se extendió entre la juventud como otro símbolo de rebeldía que añadir
al rock and roll y a los pelos
largos. De manos de la química llegaron drogas sintéticas y el “viaje” se convirtió en una experiencia de
la que ningún joven “in” podía prescindir. Y así nació la psicodelia, palabra
que venía a definir el estado de percepción sensorial expansiva en que el ácido
(sinónimo de LSD) sumía a sus consumidores.
Los hijos de las flores
Los Beatles compusieron bajo los efectos del
ácido LSD como “Strawberry fields forever” y el álbum “Sgt Peppers lonely hearts club hand”. El himno de estos jóvenes es “San Francisco” de Scott McKenzie. La ópera que representa el aspecto
tribal de las comunidades hippies se llama “Hair”.El grupo más representativo era The Mama’s and the
Papa’s. En Inglaterra encontramos a Donovan, y al
grupo The Soft Machine que hacía un rock psicodelico influído por el dadaismo
(“dada”= caballo en el lenguaje infantil), un movimiento que pretendía acabar
con la sociedad burguesa mediante el escarnio y la burla. En San Francisco el acid rock englobaba a todos los grupos
surgidos al amparo del LSD: Los Big Brothers and The holding Company de Janis Joplin,
practicando un blues-rock intenso, los Greateful Dead con Jerry Garcia, deleitando a los
amantes de los punteos de guitarra y Jefferson Airplane, la más pop de las grandes bandas. . Los temas de Jefferson Airplane 'White Rabbit' y 'Somebody to Love'
reflejan a la perfección la euforia colorista del amor libre y el arrebato
pacifista de los universitarios de Berkeley.
La vertiente ácida de Janis Joplin se refleja cuando se separa de los
Big Brothers y funda la Kozmic Blues
Band cuyo soul psicodelico se plasma
en el fabuloso 'I Got Dem Ol'Kozmic Blues Again Mama'
de 1969, fue el último disco que Janis vería publicarse, el 4 de Octubre 1970
una sobredosis de heroína se llevó la vida de Janis Joplin.
También grupos musicales como The Doors, The Rolling Stones…etc.
contribuyeron de forma muy importante en la «sacralización» del uso de drogas. E. Jünger, Approches,
drogues et vírese, Gallimard, París
1974, ampliaría el glosario de la teoría enteogénica con el término «psiconautas», abriendo las puertas a la
exportación de nuevas sustancias como el MDMA –éxtasis-, el LSD, la mezcalina y
el peyote. El consumo de peyote y el mercado creado en torno a este cactus (con
más de 56 alcaloides psicoactivos, es
uno de los vegetales más potentes) ha provocado la extinción de la especie.
El
psiconauta Albert Hofmann, el químico suizo que descubrió la droga alucinógena
LSD, ha fallecido en su país natal a los
102 años (2008)
En los setenta el cambio estético -de la paz
al punk- no eliminó el hábito del
consumo de drogas en ambientes juveniles. Hacia el año 1965 empezó a
llamarse punks a algunos grupos blancos norteamericanos que
imitaban los sonidos que los ingleses habían aprendido de los cantantes y
grupos americanos de color. Los pioneros fueron Eddie
and The Hot Rods, aunque grupos perteneciente al movimiento
underground como The Velvet Underground,
MC5 y The
Stooges tuvieron una influencia fundamental en lo que luego seria el
Punk (la cosa data de comienzos de los 60's con "The Fugs" y las
"Surf Bands"). Los representantes más destacados fueron los Sex Pistols con
su manager Malcolm McLaren, que se hicieron famosos con su disco “Dios salve a
la reina”. Destaca The
Clash como uno de los mejores grupos de este estilo de música.
Los psiconautas consideran a los
británicos Samuel
Taylor Coleridge (1772–1834), consumidor de opio desde 1796 hasta su
muerte y
Thomas De Quincey (1785–1859), consumidor de opio desde 1803 hasta
su muerte y autor de "Confessions of an
English Opium Eater" (Confesiones de un inglés comedor de
opio) de 1822, como dos de los primeros psiconautas. Otro de los pioneros será Fitz Hugh
Ludlow (1836–1870), quien experimentó intensamente con el cannabis,
autor de un texto de referencia: "The Hasheesh Eater"
(El comedor de hachís, 1857). También Charles Pierre Baudelaire, poeta, crítico y
traductor francés, será autor de varios textos líricos de interés psiconauta
como Las flores del mal en 1857 o Paraísos
artificiales (de 1858-1860).Hacia 1884 Sigmund Freud escribirá una serie de artículos
como "Über Coca" (Sobre la
cocaína) en los que el creador del psicoanálisis se sitúa a favor del uso de la
cocaína y en algunos momentos se muestra casi entusiasta en sus alabanzas.
Albert Hofmann descubre el
L.S.D. en 1938 e investigará también la Salvia divinorum en 1962. Amigo del
anterior, Ernst
Jünger escribe en 1952, después de su primera experiencia con el
LSD, "Besuch auf Godenholm"
(Visita a Godenholm), cuya publicación coincidió con la aparición de "Las puertas de la percepción", (Aldous Huxley),
al que seguiría "Annäherungen.
Drogen und Rausch", (Acercamientos. Drogas y ebriedad), de
1970. Esta obra, en la que el autor acuñó el término psiconautas (navegantes de
la conciencia), expone las numerosas experiencias de Jünger con varios tipos de
sustancias psicoactivas, tanto enteogénicas como estimulantes u opiáceos.
También resulta determinante la obra de Aldous Leonard Huxley, (1894–1963),
cuyos trabajos a partir de la década de 1950, estaban fuertemente influenciados
por el misticismo y por sus experiencias con mescalina, la cual probó invitado
por el psiquiatra Humphry Osmond en 1953, quién también inventó la palabra
psychedelic (psicodélico, "que hace manifestarse la conciencia"),
para referirse a las drogas comúnmente llamadas alucinógenas.
Destaca también la obra de Timothy Leary,
(1920–1996), escritor y psicólogo estadounidense que propició el uso del LSD en
la década de 1960; amigo del anterior, cabe citar al ilustrador y escultor
suizo H. R.
Giger, consumidor reconocido de opio. Algunas novelas de distintos
movimientos culturales paralelos serán adoptadas por la cultura psiconauta como
referente, así por ejemplo Hunter Stockton Thompson, autor de "Fear and Loathing in Las Vegas" (Miedo
y asco en Las Vegas), de 1971.A lo largo de los primeros años de la década de
2001 en España se articulan fugaces iniciativas políticas relacionadas, como el
Partido del Cannabis.
Pero ya está bien de historia, aunque de esta manera hemos podido ver
cuan relacionados están elementos aparentemente tan lejanos como la música y la
religión. Sigamos nuestro relato comprobando como tampoco los jóvenes punks
dejaron de consumir drogas. En ello mucho tuvieron
que ver el adoctrinamiento por parte de aquellos gurús que apostaban por la
experiencia personal con alucinógenos y otras sustancias «como método de
conocimiento. Ejemplo de ellos fueron Tim Leary y W. Burroughs que con su novela «Yonqui» se
convirtió -según Escohotado- en fundador de la secta yonqui mundial. A. Escohotado, Los enteógenos y
la ciencia, Drogas y dignidad humana,
La Liebre de marzo, Barcelona 1999. Nos
advierte Motserrat
Abad Ortiz: “No olvidemos que el escritor W.
Burroughs asesinó a su mujer delante de su hija de seis años para
reproducir el cuento de Guillermo Tell, le metió una bala entre ceja y ceja
mientras vivía su experiencia enteogénica”.
W.
Burroughs asesinó a su mujer delante de su hija de seis años para
reproducir el cuento de Guillermo Tell, le metió una bala entre ceja y ceja
mientras vivía su experiencia enteogénica
b). La marihuana
Entre 1980 y 1995, gran parte de la población
juvenil era consumidora de drogas. También en España, con dos figuras
importantes en la teoría de los enteógenos: Antonio Escohotado y José María
Fericgla. En segundo plano, abogando por el uso de las llamadas «drogas
blandas», encontramos al ilustre Fernando Sánchez Dragó. En los noventa surgieron publicaciones especializadas, como Ajo Blanco que dedicó
anualmente un número especial al Cannabis. La editorial Liebre de Marzo se especializó en la
publicación de libros relacionados con el tema en España. También la revista Cáñamo fue una
palestra pública en la que volcaron sus reflexiones las nuevas figuras de este movimiento.
Surgirá así mismo en España la «Sociedad
de Etnopsicología aplicada y Estudios cognitivos», fundada por José María
Fericgla y dedicada al estudio de los
enteógenos y sus aplicaciones terapéuticas: http://www.etnopsico.org
Kit es una
novela antiprohibicionista donde la marihuana y su legalización son las
protagonistas de una encruzijada de sobornos, intrigas y política.
Son muchos los
empresarios que “explotan” esta teoría. El negocio más reciente que llena sus
escaparates de la palabra “enteógeno” son los “Grow shops”
establecimientos que se mantienen en el límite de la legalidad (venden semillas
de casi todas aquellas especies vegetales embriagantes) proporcionando todo lo
necesario para cultivos hidropónicos de cáñamo y hongos. La industria estrella
es el cáñamo, arbusto de donde se extrae la marihuana. En España existen más de
150 comercios de esta índole, que no hay que confundir con los smart
shops, que disponen de sustancias psicoactivas puras, bajo el nombre de
éxtasis vegetal. Los grow shops entran dentro de la legalidad porque en ellas no se
vende ningún componente psicoactivo, sino estimulantes para proporcionar mayor
rendimiento físico como cafeína, efedrina o guaraná. Muchos defienden una
actitud antiprohibicionista, o lo que es lo mismo, mantienen que el cannabis
debe legalizarse. En España el años 2004 el Partido Cannabis ha obtenido importantes resultados durante las
elecciones.
3. Origen de la palabra
enteógeno
Los primeros en utilizar la palabra fueron
Ruck, Bigwood, Staples, Ott y Wasson en El camino a
Eleusis, FCE, Breviarios, Madrid 1994.
La primera edición se publicó en inglés en 1978, y las citas corresponden al
revés de la página de dedicatorias y al último párrafo del “Apéndice”. Fue un
intento de paliar el efecto de lo que consideraron términos peyorativos cuando
se hablaba del estado de trance del chaman, embriagado bajo los efectos de
determinadas drogas. Ellos defendían que el chamán estaba realizando unas
ceremonias mágico-religiosas, intentando establecer una comunicación con los
espíritus o dioses, lo que se merecía un mayor respeto.
.
Los «enteógenos” ("Dios dentro de
nosotros") son sustancias vegetales que, cuando se ingieren, proporcionan
una experiencia divina; en el pasado solían ser denominadas
"alucinógenos", "psicodélicos", En griego entheos
significa literalmente "dios (theos) adentro", y es una
palabra que se utilizaba para describir el estado en que uno se encontraba
inspirado y poseído por el dios, que ha entrado en su cuerpo. En combinación
con la raíz gen-, que denota la
acción de "devenir" esta palabra compone el término que estamos
proponiendo: enteógeno. Afirmaba C. A. P. Ruck y otros, El camino a
Eleusis, Breviarios del FCE, Madrid
1994.
Montserrat
Abad Ortiz afirma que el término enteogéno es contradictorio en los contextos
antropológicos, un eufemismo cuando se trata de materia de drogas, incorrecto
cuando se pone como origen, causa y por tanto núcleo de toda religión.
El término «entheos» tiene sus correspondientes «herederos» en español: estos
vocablos son endemoniado, endiablado, endiosado (que por cierto no tiene que ver con ningún dios, sino
que se refiere a una altivez extrema y si es una acción activa) y poseso, también acción pasiva. Para que
esta acción pasiva tenga sentido, ha de tener también un agente. ¿Cuál es el
agente «que actúa sobre» en los enteógenos? ¿La planta u hongo?, ¿el chamán?,
¿un sueño de los individuos?, ¿el que padece la visión... o una suerte de
espíritus que pueblan el mundo y nos acompañan? Desde un análisis puramente
gramatical el término deja muchos argumentos sin respuestas.
El término procede de la unión de dos
términos griegos: εν-Θεος ον, que
significa poseído o inspirado por un dios; inspirado, profético, y γενος εος [ους
τους]: nacimiento, origen, linaje, familia, raza o especie, pueblo,
nación, descendencia, prole, posteridad, vástago, hijo, patria, clase (género o
casta), naturaleza, índole, generación humana, edad.
La
combinación de los términos da lugar a múltiples significados: una combinación
matemática entre las acepciones de εν-Θεος y γενος produce 76 combinaciones
diferentes, cuyos significados pueden ser origen
de la posesión de un dios, origen de
la inspiración divina, origen de lo
profético, pero también naturaleza de
la posesión, patria de la inspiración,
linaje de lo profético…. Muchas de
estas combinaciones resultantes carecerán absolutamente de sentido, lo cual
darían al traste con la formación del término enteogénico.
Siguiendo con la crítica de Montserrat
Abad Ortiz podemos fijarnos en
el parecido del término «endógeno» con el término «enteógeno».
Parece como si los vocablos endon y enteos hubiesen sido confundidos, ya
que endon
Ενδον significa dentro, en el interior, lo que implica «localizar Y dentro de X», mientras que enteos
lo que indica es «acción de Y sobre X»,
es decir, “operar sobre”. La θ (zeta griega) se latinizó en interdental sonora
(d) y puede que de ahí nazca esta confusión entre el «estar dentro» y «operar
sobre».
Habíamos dicho al principio que el
término es eufemístico. Se acuña para diferenciar el uso religioso del uso
lúdico de las drogas. Ott y su grupo pretendían hacer un uso religioso de las
drogas y empezaron a consumirlas, pero con su experiencia personal -a menos que
practicasen la religión chamánica correspondiente-, lo único que quedaba claro era la práctica
de una “religión personal” ligada a un
contexto occidental y por tanto lúdico.
Aunque resulta paradigmático el caso Castaneda, antropólogo californiano que fue a las sierras de Oaxaca a realizar
trabajos de campo... y terminó convirtiéndose al chamanismo mexicano. De Carlos
Castaneda podemos ver la «Tetralogía del poder»: Las enseñanzas de don Juan, 1974, Relatos de poder, 1974, Viaje a Itxlan, 1974 y Una realidad
aparte, 1971; en estos cuatro libros,
editados por el FCE, puede leerse de la mano del propio Castaneda su
«conversión religiosa».
También hemos visto el caso de Tim Leary y
“la gran juerga”, una
experiencia propia y en sus «propios
términos» que resulta difícil de catalogar de «enteogénica», puesto que no se desarrolla
en ningúnl contexto religioso, y debe ser clasificada de «ludibunda» , según el término desarrollado
por J. Ott.
Este, consciente de la degeneración que el término enteogénico estaba
sufriendo, propuso limitar su uso en Pharmacotheon (La Liebre de Marzo, Barcelona, 1996) a aquellas sustancias que estuviese demostrado
que formaban parte de ceremonias religiosas, y para el uso lúdico de las mismas
propuso la palabra «ludibundo», término que debiera aplicarse al uso de
la mayoría de los consumidores de todo el mundo. La defensa que hace Ott del
término enteógeno es muy dogmática,
no admite por ejemplo, el vino como enteógeno, aunque, como le señala
Escohotado, forma parte de una ceremonia religiosa y es capaz de inducir
visiones.
Opina
Montserrat Abad que los autores, por su titulación académica, deben conocer la
distinción etic/emic de Pike, sin embargo, su actitud demuestra que deben sufrir lo que
en psicología conductual se considera «segundo nacimiento», o traducido:
conversión religiosa. El investigador serio observa externamente (etic) la
ofuscación mental que se padece cuando
se consumen alucinógenos. El individuo suele ser incapaz de mantener una
conversación coherente, aunque él sienta que controla perfectamente la
situación. Existen multitud de documentos gráficos y sonoros que explican mejor
estas conductas desde la perspectiva etic.
Los consumidores de drogas están desvirtuando la realidad en función de lo
alterado de sus percepciones; definir «enteógeno» fundamentado en la usanza
personal, no es más que una forma eufemística para definir el consumo
individual de drogas. Aplicado a la rutina del practicante de una religión
chamánica, también es un eufemismo, porque para el individuo en cuestión (el
chamán o practicante del chamanismo) el concepto de enteógeno no responde al
nombre del fetiche que él se dispone a consumir. Es decir, ni desde un punto de
vista emic, ni desde un punto de vista etic el concepto nos aclara nada ni
sobre la religión ni sobre la ceremonia religiosa, lo único que muestra es una predisposición
en la postura etic de creencia en la
postura emic e integrarse en ella no como observador, sino como «vividor» de la
experiencia, es decir con una clara intención de conversión religiosa. Sólo
desde una perspectiva teológica (es decir, la construcción racional desde
dentro de la religión de sí misma) tendría sentido el uso de un concepto como
el de enteógeno referido a estos fetiches ceremoniales.
Montserrat
Abad Ortiz afirma que la carga teórica del concepto
enteógeno es semejante al concepto de Mircea Eliade que llama teofanía
(la revelación de dios en forma humana), los dos conceptos parten
de sistemas de referencia en los que dios
no es una idea, si no un ser realmente existente que opera de alguna forma y
desde algún lado, pero sin que se responde científicamente a las preguntas de
¿dónde está Dios?, ¿existe realmente Dios?
El concepto enteógeno es
desafortunado, ya que pretendía designar ciertas sustancias, y se descubre como
definición de un determinado uso de la droga: el religioso. Dicha utilización
parece la más importante a destacar desde esta teoría, y el motivo no es, como
se pretende, que las drogas tengan la clave para resolver los «enigmas
religiosos», sino que se usa por otras razones, como la justificación del
movimiento antiprohibicionista y para promover su consumo.
En este mundo de “la gran juerga” existen dos posturas diferentes: los «espiritualistas» que defienden que las drogas han aumentado su nivel de
conocimiento «interior», sin que ninguno pueda explicar en que consiste este
conocimiento, pues se limitan a contarnos sus sensaciones; y el segundo grupo que se niega a dar por supuesta la existencia de ningún
tipo de divinidad, usando las teoría enteogénica para justificar el movimiento
antiprohibicionista, bien como «sinónimo» de alucinógeno, embriagante o
psicodélico (uso eufemístico). Es decir, el término enteógeno es utilizado
actualmente desde una perspectiva teológica (vuelta a las religiones
secundarias y al uso de fitoembriagantes para recuperar el espíritu religioso)
y desde una perspectiva ideológica (defensa del antiprohibicionismo) o en el
peor de los casos como una pedantería (caso de todos los científicos que lo
utilizan como sinónimo de otros conceptos referidos a sustancias que alteran la
conciencia).
¿Por qué, sin embargo, desde la filosofía
de la religión el concepto y la teoría de los enteógenos no pueden tener una
función explicativa? Porque no explican nada, o nada que le interese al
filósofo, al antropólogo o al científico. Si aplicásemos la famosa navaja de Occam al término enteógeno,
tendríamos que decir sobre él, lo mismo que Occam dijo sobre el ímpetus:
- «Decir
que "un cuerpo se mueve debido a un ímpetus adquirido" no supone
decir más que "un cuerpo se mueve"».
Del mismo modo, decir que «en esta
ceremonia se utilizan sustancias embriagantes, a las que podemos llamar
enteógenos», no supone decir más que «en esta ceremonia se utilizan sustancias
embriagantes».
También lo utilizan los que aventuran
hipótesis (de lo más descabelladas, para Montserrat
Abad Ortiz) acerca del origen
de las religiones, como J. Ott, quien sugiere que, cuando nuestros más primitivos
antepasados buscaban sus alimentos, debieron dar con nuestros hongos
psicotrópicos, o quizás otras plantas que poseían las mismas propiedades, y las
comieron, y conocieron el milagro del asombro de estar en presencia de Dios.
También R.
Gordon Wasson -el creador de la teoría de la religión de
los enteógenos- afirma que el conocimiento de enteógenos se remonta hasta el
más oscuro de los tiempos y se encuentra
en el germen mismo de la religión, lo mismo que afirma el italiano Giorgio
Samorini. Sin embargo, habría que oponer a
Ott que, dado que el fenómeno de la embriaguez no constituye un fenómeno propio
del homo sapiens sino de todos los animales, habría que plantearse si es un
fenómeno constituyente de la religión o si por el contrario es otro tipo de
fenómeno asociado a los cambios adaptativos del hombre (como animal omnívoro) y
a sus recursos alimenticios.
Máscara indio navajo
Sin embargo, los filósofos materialistas
no aceptan esta teoría, afirmando que la caza fue la principal forma de
alimentación durante la Prehistoria, al menos durante 20.000 años. Nada de
recoger hongos, ni setas. Los animales proporcionaban el sustento de los
hombres y, además, tienen una potencia, una visión y un olfato del que carecen
los hombres, lo que les convierte en
verdaderos seres numénicos (portadores
de divinidad) a los ojos del hombre primitivo. Las manifestaciones (fenómenos)
religiosos surgen de las relaciones del hombre con seres numénicos (porque se
perciben como tal desde una perspectiva emic) que no existen como tales para la
perspectiva etic, pero que tienen un fundamento material, como hemos visto, las
cualidades superiores de los animales. El hombre debió aprender los usos
medicinales de las plantas y los hongos hace unos 10.000 años, cuando se inició
la recolección y el conocimiento de la agricultura, lo cual sucedió sólo cuando
la caza comenzó a escasear. Esta época corresponde, según su teoría de la
religión, a la etapa secundaria –la de los fetiches-, cuyas primeras
manifestaciones se dan en el mesolítico y se continúan durante el neolítico
(entre el 10.000 y el 5.000), una vez que la caza ya no constituye la actividad
esencial del hombre. Esta recolección masiva de plantas en periodo de escasez
proporcionaría, después de mucho ensayo y error, el conocimiento de otros usos
no alimenticios de las plantas y los hongos.
Indígenas en Caño
Guacayá danzando Kai-ya-ree. Río Miritiparanná, abril de 1952. Se celebra la
maduración anual del chontadura (Foto: Richard Evans Schultes)
Chontadura (Bactris
gasipaes)
R.
Gordon Wasson y Escotado
hablaban de unas sociedades tolerantes que practicaban la comunión con su dios,
es decir, que las personas se reunían en torno a una mesa y el fuego para comer
un “dios” o una “diosa” y entraban en un trance inconcebiblemente intenso
durante un tiempo, y que dirigiendo ese trance realizaban un actor religioso
específico, como la comunión cristiana y la comunión de los mexicanos de las
sierras de Oaxaca.
Ambas representaciones son muy parecidas,
el escenario es en torno al fuego o la mesa donde las viandas (pan y vino en
una, estramonio, hongos psilocibes, y peyote en otra) permanecen delante del
«sabio» -Jesús en el cristianismo, Don Juan en los relatos de Castaneda- que,
tras anunciar la transubstanciación de los alimentos en carne de dios mediante
el salmo correspondiente, proceden al reparto de los mismos entre los congregados.
¿Representa esta reunión un ritual religioso?
Esta
escena podría evocar cualquier reunión humana en torno a los alimentos, es
decir, el animal recién cazado. No resulta difícil evocar las manadas
carnívoras de animales u homínidos en torno a una presa que hay que repartir
para todo el grupo, donde probablemente el líder de la tribu (o la manada si se
prefiere) reparte entre los miembros. Así pues, las ceremonias de comunión es una
anamnesis simbólica de estas remotas ceremonias alimenticias. Y es aquí donde
aparece algo específicamente del homo
sapiens, convertir un acto común a todos los animales en una ceremonia, en
un ritual. El reparto de la «carne del dios» en las ceremonias mexicanas es
también un simbolismo de esta escena, mucho más perdida en el tiempo y más
cerca del núcleo original de la religión y de la preconcepción religiosa.
El hombre suele convertir los seres de la
naturaleza que le proporcionan alimento en sus númenes. Algunos autores los
sitúan en la relación del hombre con los vegetales, como Carl P. Ruck. Antes de
que el hombre pudiese ver algún tipo de numinosidad en los árboles estos tenían
que constituirse en preciado bien. Sin embargo, los animales lo fueron desde el
principio, pues les proporcionaban alimento. Los hombres, al principio cortaban
los árboles para hacer fuego, después les proporcionarían frutos… Los hongos
del suelo serían aprovechados en épocas de extremada hambruna. El hombre debió
tardar muchos siglos en acumular conocimientos sobre el medio, sobre las
propiedades de los alcaloides de los vegetales. Este proceso fue arduo y muy
largo, cuya conservación era extremadamente difícil porque no existía la
escritura, y resultan bastante incoherente afirmaciones como «un día
encontraron los hongos psicoactivos y a partir de ahí los veneraron».
De
esta forma, la teoría enteogénica comparte con otras teorías formas metafóricas
de explicaciones semejantes a las teorías psicologicistas, sociológicas, o las
animistas de la religión. Olvidan al hablar del aprendizaje del homo sapiens
que el aspecto cuantitativo del tiempo en el aprendizaje humano ha de ser
considerado, ya que es esta acumulación temporal de ensayo y error la que nos
permite discernir, entre nuestros restos arqueológicos, la existencia de
sistemas conceptuales de nuestros antepasados.
4. Neochamanismo
En su ensayo "Neochamanismo y el movimiento místico moderno" aparecido en la
compilación de Gary Doore "El viaje del chamán, curación, poder y crecimiento
personal", Joan Townsend segura que el neochamanismo está ejerciendo una gran
influencia en la mísitica moderna. También sitúa los orígenes del neochamanismo
en la década de los sesenta del siglo pasado, cuando el movimiento hippie
impulsó la idea de buscar el contacto directo con lo trascendente y cuando se
produjo la conversión de algunos antropólogos que estudiaron con chamanes
indígenas, en un intento por asimilar de primera mano los sistemas chamánicos,
alejándose del punto de vista teórico y científico.
Entre ellos destacaría a Michael Harner con
los chamanes sudamericanos, Peter Furst y Barbara Myerhoff sobre el chamanismo huichol en el norte de México y los
polémicos estudios de Carlos Castaneda, sobre su aprendizaje con el chamán-brujo yaqui llamado don Juan, también en el norte de
México. Karina
Malpica incluiye también los estudios de Josep
Maria Fericgla, aprendíz de los shuar (jíbaros) ecuatorianos; los de Jacobo
Grinberg-Zimmerman, seguidor de Pachita y otros chamanes mexicanos; y los
estudios de por lo menos dos de los destacados discípulos de la mítica
oaxaqueña María Sabina, que son los doctores Salvador Roquet y Richard
Yensen.
En la
actualidad el movimiento neochamánico plantea que los estados alterados de
conciencia también pueden ser alcanzados por la escenificación y el sonido de
instrumentos como el tambor, luces, cantos salmodiados… etc, no siendo
necesarias las drogas. Así vemos un curso de capacitación chamánica elaborado,
por cierto, por un antropólogo, el denominado “Harner Method”, sistema diseñado para permitirles a los sujetos
emprender sus propios viajes chamánicos de adivinación a la realidad no cotidiana,
donde obtienen personalmente sabiduría y orientación espiritual directa, que
utiliza la tecnología electrónica en sustitución de los instrumentos musicales
en vivo porque el sonido del tambor, escuchado por unos auriculares... tiene la
ventaja adicional de no crear las molestias potenciales de los tambores en
directo, en las estridentes condiciones urbanas. Utilizan las denominadas terapias
holotrópicas u holonómicas, técnica que llega a los mismos resultados
prescindiendo de sustancias psicotrópicas y utilizando métodos como la
respiración controlada, la música evocativa, el trabajo corporal, los dibujos
de mandalas y otros enfoques procedentes del chamanismo y de tradiciones no
occidentales.
El objetivo perseguido en estas técnicas es el
de facilitar la autocuración del paciente, a través de un viaje mental de muerte y
renacimiento que tiene bastante semejanza con los procesos rituales e
iniciáticos chamánicos. Esta gente tiene una aversión hacia la utilización de
sustancias alucinógenas, lo cual concuerda con el creciente puritanismo que
invade la sociedad occidental, el rechazo al LSD y al movimiento hippy y
todo tipo de movimientos libertarios. Josep María Fericgla dice que en la actualidad se ha desvirtuado su función
ancestral y hay toda una serie de impostores respondiendo a las demandas del
mercado "new age".
Otro de
los nuevos caminos por los que van los neochamanes es el que expone Juan Ruiz
Naupari, un chamán y psicólogo
peruano que defiende una vía espiritual. Para él la verdadera esencia del
chamanismo en sus orígenes fue el autodescubrimiento y no la brujería (para el
autor, algo demoníaco, sin duda, como para Pierre
de Lancre en el siglo XVII) o la simple sanación de síntomas
físicos. Asegura que el chamanismo original coincidía completamente con las
enseñanzas de Buda, Krishna, Jesucristo y que su tarea consistía en regresar a
la divinidad mediante el camino espiritual de conocerse a uno mismo. En
realidad dado el origen remoto del chamanismo, los más racional es pensar que
el budismo y el cristianismo son religiones de origen chamánico. La
postura personal de estos chamanes espirituales nace más de la fe personal y de un rechazo a
la utilización de las drogas, pues al igual Mircea Eliade, tachan de corruptos a los chamanes que utilizaban drogas
para conseguir sus éxtasis. Toda una declaración de fervor religioso
integrista a medio camino del espiritismo.
a. Curación chamánica
El doctor Andrés
Rodriguez Alarcón afirma,
basándose en Kenneth Meadows
“Iniciación chamánica” Ed. Martínez Roca, que casi todos los ritos chamánicos
comienzan con una purificación del oficiante, del paciente y de sus
acompañantes. Puede hacerse a través de una fumigación con hierbas sagradas,
por un baño ritual o por el antiguo sistema del vapor que ha dado origen a las
saunas finlandesas o a los baños turcos. Después el brujo efectúa su
diagnóstico -en estado de relajación- mediante el sonajero o el péndulo. Cuando
percibe un cambio en el sonido se esfuerza en ver -a través de su visión
interior- la alteración producida en esa parte del cuerpo del enfermo. Con el
péndulo, la técnica es bastante parecida y se usa para confirmar la existencia
de áreas con bloqueo de energía. El chamán cura a base de consejos de régimen
de vida que entienda pueden armonizar al paciente con el mundo que le rodea.
Utiliza las hierbas, los regímenes de alimentación y la relajación, la presión
o la aplicación de cristales al modo védico. Pero en muchas ocasiones puede
entrar en un estado alterado de conciencia para acometer una curación directa
intentando equilibrar “desde dentro” las alteraciones que advierte en su
cliente.
Mitos y símbolos de la Amanita
muscaria
El tabú dels fongs
El mite i els símbols
Religió i fongs
Religión y hongos
Enteógenos y neochamanismo
Enteògens o la
Gran Gresca
Comentaris