Las brujas y sus mitos
2.
Los mitos sobre la brujería
Las brujas eran mujeres viejas, que
vivían al margen de la sociedad en un entorno rural, despreciadas por sus
vecinos, vivían aisladas y tenían conocimiento de medicina natural, como las
curanderas. Estas mujeres no gozaban del amor de un hombre que les hiciese
compañía, ni del cariño de unos hijos o de una familia, por lo que posiblemente
se refugiaran en el consumo de drogas, buscando consuelo en los paraísos
artificiales que
la flora europea les podía suministrar, como las solanáceas, entre las cuales
destaca la belladona, el beleño y el estramonio, sin olvidar la mandrágora en
la parte mediterránea. Estos alucinógenos les proporcionaban visiones extrañas,
lo que actualmente llamaríamos "malos viajes", visiones sombrías,
pero que eran los únicos consuelos que tenían estas pobres mujeres de pueblo en
la edad madura o en la vejez, mujeres que habían sufrido fracasos en la vida
como madres, amores frustrados o vergonzosos que les dejaban un complejo de
culpabilidad, de deshonor, contra el que se rebelaban recurriendo a poderes
ilegítimos: el demonio de los cristianos.
Bien, no recuerdo de quien es el razonamiento arriba mencionado, aunque
a mí, particularmente, me parece misógino. No me atrevería a decir si es de
Julio Caro Baroja o de Michelet, pero es falso y machista, como veremos más
adelante. Los procesos de brujería tienen claramente
un componente sexual. Si miramos el índice del manual de demonología más
difundido (Malleus) nos encontraremos:
Cuestión VIII: ¿Pueden los diablos impedir
la impotencia genital?; cuestión IX: ¿Pueden ilusionar las brujas hasta el
punto de hacer creer que el miembro viril ha sido separado del cuerpo?;
capítulo VI: acerca del modo como las brujas suelen impedir la capacidad
genital; capítulo VII: acerca del modo como suelen hurtar a los hombres el
miembro viril, etc. Baste esto como botón de muestra.
La visión de Fausto (1878) de Luis Ricardo Falero
Este aspecto sexual, además, suele
estar ligado a la decrepitud de la vieja bruja que introduce en las bacanales
amorosas a las adolescentes jóvenes. ¿Las brujas eran mujeres que practicaban
ritos de fertilidad, como los de Año Nuevo, en que se animaba a parejas de
adolescentes a copular encima de la tierra arada para fertilizarla? ¿Eran
mujeres que conservaban conocimientos de una antigua religión que se extendía
por toda Europa? La Iglesia y los intelectuales de los siglos
pasados hicieron de ellas unas mujeres extrañas, una especie de histéricas que
exigían la atención de los demás para paliar su soledad, que pedían ayuda a
gritos -como hacen los heroinómanos que, para impresionar o llamar la atención
de su familia o de la sociedad, se dejan colgada la jeringa – buscando la
comprensión de las personas que las rodeaban.
Esta descripción le fue otorgada
a la bruja
rural, perdurando durante
siglos en la cultura europea, sobre todo en los cuentos y en las imágenes de
los ilustradores, como los recopilados por los Hermanos Grimm, en donde es el
personaje malvado arquetípico. Las brujas de cuento más famosas son: la
madrastra de Blancanieves, que intenta
asesinar a ésta con una manzana envenenada; la bruja de La
Sirenita (el relato de Hans Christian Andersen), que realiza un
pacto por el cual le dota de unas piernas a cambio de su voz; la bruja malvada
de La bella durmiente, capaz de convertirse en
dragón; La bruja de la casita de chocolate de Hansel
y Gretel; La Baba Yaga
del folclore ruso, reflejada en el relato homónimo de Aleksandr Nikolaievich
Afanasiev, una vieja bruja que habita en una casa mágica que es capaz de
caminar sobre patas de ave…
Walt Disney. Blanca Nieves y los siete enanitos
La Bella Durmiente. Alexander Zick (1890)
Arthur Rackham (1867-1939).
Hansel y Gretel
Cuando
Julio Caro Baroja critica a Margaret Murray por sus estudios sobre el origen de
la brujería y su afirmación de que surgió de los ritos de épocas prehistóricas,
vemos que el vasco no está demasiado acertado. El antropólogo vasco cree
firmemente en la brujería como un fenómeno de origen medieval que afectó a
mujeres ignorantes, criadas en un ambiente rural, basado en el temor al demonio
propagado por el catolicismo. En realidad, el proceso de la caza de brujas se
produjo cuando estaba surgiendo el capitalismo, en sociedades en las que estaba
arraigado el comercio y se desarrollaba la industria. Sin embargo, sus orígenes
se remontan a una antigua religión de épocas prehistóricas.
Representación del dios Cernunnos en el caldero de Gundestrup (siglo II
a. C.)
Por
eso, la mayoría de los procesados y los castigados fueron mujeres, la mayor
parte del mundo rural, siendo la brujería urbana un fenómeno de menor
importancia. En cuanto a las penas impuestas podemos decir que la
acusación de brujería no implicaba automáticamente la condena a la hoguera o a
cualquier otro tipo de muerte violenta. Las condenas a muerte oscilan, según
los casos, aproximadamente entre el 40 y el 50 por 100 de los acusados (21 por
100 en Génova, 49 por 100 en el norte de Francia, sólo en Vaud se llega, entre
1537 y 1630, al 90 por 100).
Muchas veces se consideraba la brujería
como un delito hereditario, esto es, como si se tratara de una raza, por lo que
es fácil que se acusara de este delito a niños y adolescentes.
El uso de la tortura se
presenta generalizada, provocando la delación de los presuntos cómplices y
parientes, cuando el verdugo amenazaba a la víctima con el dolor. Ante el temor, acusaron a sus parientes,
amigos, conocidos, enemigos, etc. Una simple persecución aislada, a través de
este método, podía muy bien transformarse en una epidemia.
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