Las primeras exploraciones conocidas
1. Tartessos
2. Mesopotamia
3. Los egipcios
4. Los fenicios
5. Eudoxio de Cizio
6. Los griegos: primera era de
los descubrimientos
7. Los árabes
1. Tartessos
La exploración del planeta por culturas del mar Mediterráneo tiene
antecedentes desde los primeros momentos que se tiene constancia escrita. Quizá
navegantes
tartessos
pudieran llegar hasta Angola, pues el marino griego Eudoxio de Cízico parece que halló un mascarón tartesso
en la actual Eritrea (Sánchez Dragó, Fernando (2005). «Eudoxio de Cizico». La aventura de la Historia 80, p.
130).
Nave griega con remeros protegidos por
escudos. Fuente: Historia de la Humanidad, tomo 8. Grecia Clásica. F. J. Fernández et alia. Arlanza Ediciones,
2.000 (Sofiaoriginals.com)
Esto consta escrito en la Wikipedia (“En algún lugar a lo largo de la costa oriental africana,
encontró los restos de un barco. Debido a su apariencia y por la historia contada
por los indígenas, Eudoxio llegó a la conclusión de que el buque era de Gades
-la actual Cádiz de España- y que habría navegado llegado desde
el sur tras rodear África”) y, su fuente proviene de la fabulación de Sánchez Dragó, el cual copia el relato de las
supuestas navegaciones emprendidas por Eudoxo de Cícico (según otros) con destino a la India,
relato conservado en la obra Geographica de Estrabón, quien, a su vez, se basó en lo escrito
al respecto por Posidonio. El relato paradoxográfico, esto es,
literario, de unas supuestas aventuras y exploraciones griegas nos fue
transmitido a través de la obra de Cornelio Nepote, todo ello enmarcado en el ámbito
de los debates geográficos de época helenística, donde uno de los temas
predilectos fue el de la posible circunnavegación de África.
Nave griega de guerra birreme. Fuente:
Historia de la Humanidad, tomo 8. Grecia Clásica. F.J.Fernández et alia. Arlanza Ediciones,
2.000 (Sofiaoriginals.com)
El caso de los Tartessos puede no ser una realidad. Muchos
autores lo han identificado con la Tharsis bíblica. La mayoría de textos griegos
enfocan el tema desde un aspecto mitológico, y sitúan el reino más allá de las
columnas de Heracles, en el confín extremo del mundo.
La primera fuente histórica que alude a
Tartessos es la Historia de Heródoto, del siglo V a. C., que habla del
rey Argantonio y de su riqueza.
Tal vez, la descripción más exacta de Tartessos se encuentre en los
versos de la Ora Marítima de Rufo Festo Avieno, quien transcribe datos de un autor
púnico del S. VI a.C. que cuenta hechos que bien pudo presenciar personalmente.
La historia es un "periplo", es decir, un viaje de navegación
costera, realizado por un marino griego y cartaginés, en el que partiendo de
las costas de Britannia o de Cornualles (Inglaterra) llegó hasta Massalia
(Marsella). Como resultado de aquel viaje se narran los lugares visitados por
el desconocido marino, que proporciona las noticias más antiguas sobre la
Península Ibérica. Sitúa a Tartessos en una isla del golfo de su mismo nombre
(actual Golfo de Cádiz), en el que desemboca el río Tartessos (Guadalquivir),
que baña sus murallas tras pasar el lago Ligustino (actual Coto de Doñana).
Como no se encontró resto alguno, la
historia trató el tema como un concepto mitológico, hasta que en 1924, el
alemán Adolf Schulten publica
su obra Tartessos, siguiendo lo dicho por Avieno y especulando con la posible
identificación de Tartessos con la Atlántida de Platón. Schulten decidido a encontrar la ciudad,
realizó excavaciones en Huelva y el Parque Nacional de Doñana. Soñaba con obtener el mismo éxito que Schliemann con Troya, pero no lo consiguió.
Terminó obsesionado y desistiendo. Sin embargo, es considerado por todos el
padre de la investigación moderna sobre Tartessos.
Hoy en día, la arqueología ha encontrado yacimientos posiblemente
relacionados con la cultura tartesa, pero no se ha encontrado ninguna ciudad
del reino. La posición oficial de la Historia es que Tartessos no existió,
porque su ciudad no aparece. No se conservan textos escritos –griegos o
egipcios- sobre la historia de esta civilización; todas las referencias a ella
suenan como fábula o leyenda.
Bronce tartésico
conocido como "Bronce
Carriazo", que representa a la diosa fenicia Astarté como diosa de las marismas y los esteros. El objeto se encuentra en el Museo Arqueológico de
Sevilla y es una de las obras tartésicas más conocidas. Fuente: Wikipedia
Los defensores de la civilización de los Tartessos afirman que disponían
de un lenguaje escrito propio. Ana Mª. Vázquez Hoys, titular de Historia Antigua de la UNED,
basándose en los signos escritos aparecidos en Huelva, datados hacia el 4.000
a.C., asegura que tal vez la escritura no nació en Oriente, sino en Andalucía.
Maluquer de Motes, siguiendo a Estrabón (III 1,6), dice que los turdetanos
disponían de leyes escritas con una antigüedad de ocho mil años y que su
escritura no era invento de una casta culta o sacerdotal, sino de uso corriente
entre toda la población, dadas las muestras encontradas en anillos, lápidas,
vasijas, monedas milenarias, o utensilios de uso común.
Plano del
Lago Ligur (Marismas y desembocadura del Guadalquivir), como debió estar hacia
el siglo VI a.C., dibujado por Juán Carlos Alonso y publicado como
contraportada en su libro: "Tartessos, ocaso de un día y una noche". Fuente: Tartessos y lo
invisible en el arte
Los valedores de la civilización tartesia dicen que durante el II
milenio a.C. existía un comercio real entre la Península Ibérica y la
civilización de Micenas, al otro lado del Mediterráneo. La Estela de piedra de Nora, en Córcega, indica que Nórax,
nieto de Gerión, fundó una colonia tartesia en esa isla, sobre el 1200 a.C.,
dando nombre a su capital. Así pues, no fueron los fenicios los primeros
navegantes, pues antes lo habían hecho los tartessos. Ellos fueron los
misteriosos “pueblos
del mar” que
provocaron la caída de Micenas y las invasiones del Próximo Oriente, tesis que
no encuentra respaldo entre la historiografía oficial.
Estela
de Nora. Foto: Alessandro Cani. Recomedable visitar Vorticeassurdo
Estos investigadores están buscando la Atlántida (según ellos Tartessos)
en Doñana, en las marismas de Hinojo (Universidad de Wuppertal y González de
Canales). El Dr. Collina-Girard, geólogo del Centro Nacional de Investigación Científica
francés, expuso su teoría de la existencia de la Atlántida entre Gibraltar y
Tánger, más en concreto en la isla sumergida de Espartel. La BBC anunció en
2004 la realización de una expedición científica para corroborar este dato (Manuel Berlanga Fernández, Nórax de Tartessos I. Sombras de Luz en la
Oscuridad. Bubok
Publishing S.L. 2008, p. 12).
2.
Mesopotamia
Las primeras exploraciones conocidas en Mesopotamia corresponden a la
expansión y conquista de los reyes de las ciudades sumerias. Lugalzagezi de Umma, al dominar desde el Mar Interior (golfo
Pérsico) al Mar Superior (Mediterráneo), dio la primera imagen histórica del
mundo conocido. Al poco tiempo, Sargón de Acad adquiere fama de ser el mayor conquistador
al explorar los montes del Tauro y la parte oriental de la península de
Anatolia, a la par que exploraba las costas del golfo Pérsico y la región del Elam.
Las grandes exploraciones sumerias cristalizarán en las famosas leyendas sobre
los maravillosos viajes del héroe Gilgamesh en busca de una inmortalidad que
ciertamente alcanzó, puesto que aun hoy día lo recordamos después cinco mil años.
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= Cádiz. Apuntes para una posible identlficación». Gerión. Revista de
Historia Antigua.
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