Flash Gordon
Alex Raymond
Fash Gordon
es un héroe de piel blanca y rubio, quien comenzó con su taparrabos enfrentándose a
tribus anfibias de tritones que vivían bajo tierra y, al final, consiguió un
vestido más espacial, adecuado para tripular
su veloz “rocket”, con el que tan pronto se enfrentaba a un grupo de terroríficos
pterodáctilos, como sacaba de su cueva a un dragón verde, con manchas rojas y
amarillas, al que dejaba ciego de un ojo disparándole con su pistola eléctrica.
Su trabajo nunca acaba, el héroe no descansa
por el bien de la humanidad, ora tiene
que repeler un ataque de dinosaurios rojos, una especie de estegosaurios con un
pico extraño; ora lo vemos tratando de atravesar un
abismo terrorífico caminando por un estrecho puente de cuerdas y maderas, mientras
son atacados por unas aves verdes muy extrañas, con dorso y cola de delfín, a
las que abaten a flechazos.
También lucha en
escenarios submarinos, enfrentándose a pulpos gigantes con garras y a serpientes
caníbales que viven en las profundidades marinas. Menos mal que los monstruos
son “caníbales” y no “antropófagos”, de manera que se devorarán entre ellos.
En una selva de árboles
gigantes, cuyas ramas les sirven de
caminos para trasladarse de forma segura, son atacados por elefantes voladores
y monos con cuernos. De las selvas pasa a los desiertos de arenas y a los de
nieve. En los primeros se enfrente a terribles serpientes con tres pares de
patas y una especie de pico de cuervo, a tortugas con colmillos de jabalí y,
en la nieve, es atrapado por el tentáculo de una horrible criatura.
Cada vez son mayores
los retos a los que ha de enfrentarse nuestro héroe, por eso, ahora se ha fabricado
un coche anfibio que atraviesa a toda velocidad las aguas negras de un lago
plagado de monstruos.
De todos los engendros
a los que se enfrenta, hay una especie de enanos feos que salen volando junto
con el humo negro de un volcán a punto de erupción. Son narigudos, con orejas en punta y calvos.
Prefiero de mil veces que me ataque un perro verde con colmillos y escamas en
la espalda, o una tribu de pitecántropos rojos, antes que vérmelas con los
enanos viejos.
Flash Gordon defiende a
bellas mujeres de esculturales cuerpos, las cuales suelen ponerse ligeros vestidos,
enseñando las piernas con sus faldas cortas y ajustadas. Flash siempre mantiene
duelos a muerte con los monstruos, hasta conseguir poner a salvo a la mujer.
Lo vemos luchar en parajes cálidos, atravesados por ríos ardientes, donde habita una monstruosa criatura que recuerda al dragón de San Miguel o el de Sant Jordi, porque en realidad, es el mismo dragón, el mismo monstruos y los santos y héroes también son la misma persona: una mitificación del antiguo chamán siberiano que realizaba viajes al más allá en espíritu, atravesando cuevas oscuras, túneles submarinos, enfrentándose contra toda clase de seres malignos, monstruos, brujas…
El deber del chaman, su
obligación era vencerlos como premisa obligatoria para llegar a la luz blanca
del final del túnel, el paraíso, el nirvana, el shambala… donde habitan nuestros
antepasados, los cuales nos facilitaran la providencia, el bienestar, alimentos
y el don de tener muchos hijos.
Alex Raymond seguramente no sería consciente de todo esto,
pero su héroe es el chamán siberiano, su Flash Gordon luchando contra ratas
asquerosas, anguilas con ojos amarillos de serpiente, cangrejos carnívoros de
color verde y pinzas rojas, nos está protegiendo a todos, protege a la
comunidad y lucha para traer el bien y la fertilidad.
Alexander
Gillespie Raymond (1909-1956), creó Flash Gordon (1934), una tira de ciencia ficción con la que King Features Syndicate proyectaba
competir con la popular Buck Rogers.
Su punto de partida es bastante delirante –asegura la Wikipedia-: Flash Gordon,
un famoso jugador de polo, y Dale Arden, futura novia del héroe, se lanzan en
paracaídas cuando el avión en que viajaban se estrella contra un meteorito.
Caen cerca del lugar donde el científico Hans Zarkov prepara sus planes
para desviar la trayectoria de un meteorito mayor que va a chocar contra la
Tierra.
El plan consiste nada menos que en lanzar un cohete contra el meteorito. En ese cohete viajan el científico, Dale Arden y Flash Gordon, pero el cohete va a parar al planeta Mongo, futuro escenario de sus aventuras.
El hecho de trasladar sus aventuras a un planeta tan remoto permite que el historietista tenga completa libertad para crear sus monstruos y engendros. Los guiones eran obra de Don Moore, editor de revistas de literatura pulp, quien, sin embargo, no aparece acreditado en la página. En este planeta le aparecerá un enemigo que le acompañará toda su vida, el malvado Ming el Despiadado, contra el que en unos extraños escenarios, en partes futuristas, en parte inspirados en antiguas civilizaciones, que tuvieron un gran éxito en la época.
Comentaris