Lugares mágicos: Consuegra
El nombre de esta población
procede de “Cons Sacrum” (lugar
sagrado), en referencia a la cresta o peña tajada conocida popularmente como La
Crestería, sobre la cual los pueblos prehistóricos elevaron sus altares a las
divinidades (Jesús
Ávila Granados, Enclaves mágicos
de España. Ed Planeta, Barcelona 2002, p. 229). Sin embargo, la Wikipedia dice que el término "Consuegra" se deriva
de la antigua ciudad pre-romana de Consabura
que significa "la confluencia del río Sevo". Sevo sería el antiguo
nombre del río Amarguillo.
Consuegra vista desde
el Castillo de Consuegra. Fuente: Wikipedia
En
esta montaña se encuentran los molinos de viento, el castillo califal, canteras
romanas y musulmanas. Sobre el monte Calderico se asentaron en el siglo VI a.
C. los primeros pueblos íberos, dada su importancia estratégica para la
trashumancia.
La leyenda dice que su fundador fue Consaburano,
hijo de Ceclope, rey de Grecia, nacido en Egipto, siendo fundada allá por el
1520 a.C. Los celtíberos adoraban a sus
dioses en los montes y a sus divinidades femeninas en las grutas naturales. “En
esta peña tajada, que emerge de la placidez de la llanura manchega sin estar
relacionada con los Montes de Toledo, fue, durante la Antigüedad, un altar de
colosales dimensiones” afirma Jesús Ávila Granados
en Enclaves mágicos de España (Edt Planeta, Barcelona 2002,
p. 230).
Más documentado es el nombre de Consaburum mencionado por Plinio para
referirse a una fundación romana a los pies del Cerro Calderico, después de
expulsar de allí a sus pobladores carpetanos.
Los romanos la convirtieron en un enclave de control de las vías de
comunicación, sobre todo de la calzada romana “Vía Laminium”, y construyeron
puentes, una presa y un acueducto.
La Crestería permite
el control de las vías de comunicación. Foto: Gonçal
Vicens
La mayoría de la población hispana y goda
permaneció con la llegada de los árabes. El castillo se remonta a esta época. En
el año 1097 moría en la Batalla de Consuegra el hijo de El Cid Campeador,
Diego, en cuya memoria se levanta el arco y torre próximos al ayuntamiento. .
En esta batalla, los ejércitos de Castilla mandados por el rey Alfonso VI,
fueron vencidos por los almorávides al mando de Yusuf ben Taxfin, pero el año
1183 la plaza fue conquistada por el rey
castellano Alfonso VIII, convirtiéndose en el principal bastión de la Soberana
Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén (Orden de Malta), que nombró a
Consuegra cabeza del Gran Priorato de Castilla y León, en La Mancha. Estos
caballeros fueron los herederos castellanos de parte del patrimonio templario;
la mayoría de los caballeros templarios, así como su patrimonio, pasaron a
manos de la Orden de Montesa. Esta Orden contribuyó a la repoblación de Consuegra
y su alfoz, pero al llegar el siglo XIX, con la desamortización, la Orden de San Juan tuvo que abandonar el
pueblo.
Durante la Guerra de las Comunidades
Consuegra permaneció fiel al rey Carlos I, y las tropas mandadas por el Gran
Prior de la Orden derrotaron a los comuneros en Mora, los cuales murieron al
estallar la pólvora almacenada en el interior de la Iglesia Parroquial donde se
habían refugiado provistos de gran cantidad de explosivo. Fue residencia del
Gran prior D. Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV y hermano de
Carlos II, que reformó el Palacio, y consolidó las obras del Castillo.
Durante la Guerra de la Independencia, en
1809, la población fue ocupada por los franceses, que destruyeron la iglesia
parroquial de Santa María la Mayor (Siglo XII), y fue quemado gran parte del
archivo de la Orden de San Juan, que se encontraba en la nave del Castillo.
Posteriormente, fue liberada por las tropas españolas al mando del General Elío,
conocido posteriormente en València –al ser nombrado Capitán General- como un
personaje siniestro que creó una red policial conocida como la Ronda del Butoni, notoria por sus
métodos violentos y crueles en la represión de los “roders” o bandoleros
valencianos (Si quieres ampliar pincha aquí).
El sector
antiguo de La Crestería está lleno de galerías subterráneas construidas en el
siglo II a. C., durante los terribles asedios que tuvo que soportar la ciudad
celtíbera por parte de los romanos. Sobre la Crestería se alinean trece molinos de
vientos del siglo XVI, algo único en toda Europa.
Foto: Gonçal Vicens
Foto: Gonçal Vicens
Foto: Gonçal Vicens
De la fortaleza musulmana (s. X, posee una
doble línea de murallas, tres torreones, una torre albarrana y un adarve
exterior) son dignos de destacar los aljibes, impermeabilizados con un adobe
hecho con el polvo de la cerámica cocida, grasa animal e higos que con su
látex, además de impermeabilizar, le dan un color rojizo a la estancia. La
pureza del agua se conseguía con el aleteo de las carpas que allí habitaban. Al
nordeste de la fortaleza se encuentra una extraña escalinata abierta en el
grosor del muro, la cual tiene los peldaños invertidos, en clara referencia a
la creencia islámica de que el mundo, tras el fatídico año 1000, iba a girar al
revés. En el muro interior de la puerta de acceso a la torre albarrana hay
signos fálicos del siglo XV.
La ermita del Santísimo Cristo de la Vera
Cruz, conocida popularmente como la del “nido de cigüeña” –ave emblemática de
Consuegra- tiene una columna de la fachada principal con la cruz y las
insignias de los caballeros de la Orden de San Juan.
Durante la Edad Media Consuegra fue sede
judía importante -un lugar de cultos prohibidos, de criptojudaísmo-, lo que
hizo que la Inquisición desplegara allí gran actividad. En el siglo XV había
catorce fuegos censados, es decir, casas de familias judías, las cuales estaban
obligadas a desarrollar los trabajos más humillantes. En 1556 la inquisición procesó
a once vecinos de Consuegra por blasfemar, cortándoles las lenguas. A finales
del siglo XVI, José
Jiménez Donoso, pintor de esta localidad, fue condenado a la hoguera
por el Tribunal del Santo Oficio por negar la resurrección de Cristo (Ávila Granados, 2002, pág. 233).
En
1790 llegó una judía de origen alemán, llamada Carlota Liot, la cual se
convirtió al catolicismo, siendo perseguida por la Inquisición que no lo aceptaba;
sin embargo, logró escapar con ayuda de los vecinos. La calle de Florinda se
llama así porque ella quiso llamarse de esa manera tras su conversión al
cristianismo (Ver J. Majada Neila y otros, Tras
la estela de los judíos en Málaga. Diputación Provincial de
Málaga, 1992. P. 68 y 69).
El templo más emblemático de la ciudad,
San Juan Bautista, se halla a orillas del río Amarguillo que atraviesa el
centro de la población. La iglesia, construida en 1567, presenta un aspecto
hermético y albergaba el centro espiritual de la Orden de los Caballeros de San
Juan. Los capiteles del templo demuestran que fue construido sobre una antigua
mezquita, la cual a su vez se edificó sobre un templo romano. Bajo sus
cimientos discurre un rio subterráneo, que según la leyenda, es portador de
aguas sagradas. El río Amarguillo, afluente del Guadiana, se desbordó el 11 de
septiembre de 1891, derrumbando el antiguo puente romano y causando 359
víctimas mortales.
El río Amarguillo a
su paso por Consuegra y el templo de San Juan Bautista. Foto de Julio García. ABC
Ávila Granados dice que la fachada de la iglesia de San Juan
ofrece una gran riqueza simbólica: en el lado superior izquierdo se puede
observar el ojo sagrado dentro del triángulo. Sobre la portada se yergue una
cruz griega, mientras que el campanario, que sirve además de contrafuerte,
ofrece las cuatro secciones: la más inferior, relacionada con el infierno; la
siguiente, con el purgatorio; la tercera, con el limbo; y la más elevada, con
el cielo. La escultura en piedra de un caballero sanjuanista, sin rostro, que
preside la fachada de este templo, evoca el misterio de esta orden.
San Juan Bautista. El
campanario tiene cuatro secciones, pero hay que poner mucha imaginación para ver representadas en
ella el infierno, purgatorio, tierra y cielo. Fot: Diputación
de Toledo
En la orilla derecha del río Amarguillo, a
pocos metros por el camino de los Estanques, se halla un extraño y grueso
monolito de piedra erigido contra los poderes del Mal. Pintado en blanco, está
coronado por una cruz de hierro. La Cruz de Santa Marta, al pie de la cual,
según cuenta la tradición popular, se ajusticiaba a los bandidos y se quemaba a
las brujas. Ese monolito señala un cruce de caminos, a la izquierda el del
Arroyo, que enlaza con el camino de Puerto Lapice que se vincula con la antigua
calzada romana en dirección a Andalucía, que lleva al convento de Santa María
del Monte, lugar de enterramiento de los frailes de la orden, considerado uno
de los escenarios más esotéricos de la zona.
Ruinas del convento
de Santa María del Monte en Urda. Fot: Torres
de Asfalto
Venta del Quijote,
Puerto Lapice. Foto: Gonçal Vicens
De Fuente Aceda, a 532 m. de altitud
(término municipal de Urda) partía un acueducto romano que conducía agua al Castellum y las termas de Consuegra (Más
información aquí). Quedan restos visibles.
También destaca una presa romana, la mayor del Imperio romano en todo
Occidente, declarada Monumento Histórico-Artístico en 1981, desde donde se
contempla el cerro de la Traición, donde cuenta la leyenda que el conde Don
Julián acordó con Tarik y Musa la invasión de la península Ibérica por los
musulmanes a comienzos del siglo VIII.
Dos imágenes de la
presa romana de Consuegra. Fot: I.E.S
Consaburum
Presa romana de
Consuegra en el término municipal de Urda. Fot: Roman Aqueducts
Acueducto de
Consuegra e imagen interior del mismo. Fot: Roman Aqueducts
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