Homínidos que difieren del ser humano


       Entre estos homínidos encontramos el cráneo de Dali (China), que data de hace 200 000 años y el hombre de Solo (Java), cuyas características morfológicas tienen diferencias con las de H. erectus y H. sapiens. Por otra parte, todo parece indicar que la especie de los denisovanos se dispersó ampliamente en el pasado, y además, que los actuales humanos de Papúa Nueva Guinea, Australia y Melanesia tienen entre un 4% y un 6% de material genético de los homínidos de Denisova, así como los europeos tienen un 2,5% del genoma heredado de los neandertales.

1. Homo rhodesiensis con 200 mil años de antigüedad

2. El hombre de Herto: Homo sapiens idaltu


Dibujo "El Mundo"

     Entre los hombres más antiguos hasta ahora descubiertos se encuentra el Homo sapiens idaltu, descubierto en Hadar (Etiopia), en el país de Afar, a 225 km al nordeste de Addis Abeba y dado a conocer por la revista "Nature".  Se trata de tres cráneos: dos pertenecientes a unos adultos y uno de un niño, los cuales  tienen algunas diferencias con los cráneos  humanos modernos, según afirma Tim White, paleontólogo de la Universidad de California en Berkeley y director de la investigación. La más llamativa: el cráneo más completo tiene una capacidad de 1.450 centímetros cúbicos, frente a los aproximadamente 1.350 de los “Homo sapiens” actuales.


      Ante estas características, los investigadores han clasificado los cráneos de Etiopía dentro de la especie “Homo sapiens”, pero los consideran una subespecie distinta de la nuestra. Si nosotros somos “Homo sapiens sapiens”, los cráneos de Etiopía son de la subespecie “Homo sapiens idaltu”, en la que el segundo apellido corresponde a la palabra que significa “ancestro” en el idioma de Afar, la región de Etiopía donde se han hallado los restos. 




3. Hombre de Denisova     


      El 2010 en el sur de Siberia fueron encontrados los restos de una clase de homínido desconocido de hace 40.000 años, por lo tanto, se  trataba de una especie contemporánea a la nuestra. En 2003, el panorama cambió tras la aparición de una tercera especie humana, un pequeño homínido aparecido en Indonesia y bautizado como Hombre de Flores. El descubrimiento lo realizó Johannes Krause, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), el cual pasará a la historia por tratarse de la primera vez que se describe una nueva especie de homínido a partir de su ADN y no de la morfología de alguno de sus huesos fosilizados.

     El ADN procede de un fragmento del hueso de un dedo descubierto en la Cueva de Denisova, en los montes Altai, al sur de Siberia. La cueva fue ocupada de forma intermitente por grupos de humanos desde hace por lo menos 125.000 años pero, a pesar de que han aparecido numerosas herramientas de piedra de diferentes periodos, en ella se han encontrado muy pocos restos humanos, totalmente insuficientes como para realizar los estudios morfológicos habituales.




El exterior de la cueva Denisova
  


     El análisis del ADN de Denisova demuestra que no es pariente del Homo erectus, especie que comenzó a poblar Europa más de 900.000 años antes. La secuencia genética de Denisova tampoco se parecía a la de los antepasados directos de los neandertales, cuyo linaje se separó del que dio lugar a Homo sapiens hace 450.000 años, mucho después que la rama que desembocó en el hombre de Denisova. La única conclusión lógica era que la secuencia genética de Denisova perteneció a una clase desconocida de homínido que abandonó África en un proceso de migración (también desconocido) hace alrededor de un millón de años, y que ese homínido logró sobrevivir (por lo menos) en algunas zonas de Eurasia hasta hace 40.000 años.






     El homínido de Denisova es una especie diferente a los neandertales y los sapiens, que habría compartido con los neandertales un ancestro hace unos 650 000 años y con los humanos modernos hace 800 000 años, según afirman Reich, David; Richard E. Green, et.al. (22 December, 2010) en  "Genetic history of an archaic hominin group from Denisova Cave in Siberia"; Nature 468 (1012): 1053–1060.)

4. Homo floresiensis

   Los posibles ancestros del famoso Homo floresiensis, también conocido como el «hobbit» por su pequeño tamaño, habitaron la isla indonesia de Flores hace un millón de años, mucho antes de lo que se creía, según demostraron investigadores de la Universidad de Wollongong en Sydney (Australia).



      Los restos del Homo floresiensis (2004) descubiertos en la cueva de Liang Bua otorga al hobbit 18.000 años de antigüedad, se sabía que los homíninos habían habitado Flores durante largo tiempo, pero no tanto. Los investigadores piensan que los primeros homínidos llegaron hace alrededor de 850.000 años y podrían ser los ascendentes del Homo floresiensis.  Aún así, no se han descubierto fósiles anteriores debido a que los depósitos de la cuenca de Soa no son lo suficientemente antiguos para conservar la evidencia de la llegada inicial de los homíninos a la isla, por lo que se deberán explorar otros yacimientos antes de que se resuelva esta teoría. 

      Algunos estudiosos señalan al Homo erectus como el antepasado inmediato de Homo floresiensis, a pesar de que este tenía aproximadamente la misma talla que los humanos modernos. Sin embargo, los especialistas creen que a consecuencia del limitado aporte alimentario de la Isla de las Flores, la población de Homo erectus llegada al territorio de la isla de Flores hace ca. 500 000 años sufrió un fuerte enanismo isleño, una forma de especiación geográfica también presente en la isla en diversas especies. Aparte de la diferencia de tamaño, los especímenes parecen por lo demás semejantes en sus características a Homo erectus, del que se sabe vivía en el sureste asiático en la misma época que los hallazgos más antiguos de Homo floresiensis. Estas semejanzas observadas forman la base del establecimiento de la relación filogenética sugerida.



Yacimiento lugar del descubrimiento en Lian Bua, Indonesia.

      Otros creen que no tiene nada que ver con Homo erectus. Investigadores de la Institución Smithsoniana publicaron el 21 septiembre 2007, en la revista Science nuevas conclusiones tras analizar tres pequeños huesos de la muñeca del «Hobbit». Encontraron su muñeca muy parecida a la de simios africanos u homínidos primitivos y muy diferente de la de los neandertales o a la de los seres humanos modernos. La configuración de los huesos de la muñeca del H. floresiensis son más semejantes a los de un chimpancé que a los de un H. sapiens, constatación que demuestra que es una especie diferente, y no un Homo sapiens enfermo. Los humanos modernos, los neandertales y Homo floresiensis comparten un ancestro común.




     También según los últimos estudios se descubrió que el hombro del H. floresiensis era primitivo, pues su clavícula era relativamente más corta y la escápula alargada; con estrías osteoarticulares que lo hacen más emparentado con el de Homo erectus que con el de Homo sapiens.

     Estas recientes investigaciones sobre los huesos se suman a las ya hechas sobre las mandíbulas LB1 y LB6 que demuestran cómo las mandíbulas de Liang Bua carecen de la barbilla característica de los H. sapiens, incluyendo los microcéfalos, siendo en cambio la carencia de barbilla una característica ancestral probada de otros homínidos como el H. erectus.

     Una investigación más reciente encontró que el pie es proporcionalmente muy largo con respecto a la tibia y el fémur, los cual no es característico de otros homininos, pero sí de los grandes simios africanos. Así, las proporciones de las extremidades inferiores mezclan morfologías con un diseño primitivo que podría ser anterior a Homo erectus.

      Cuando se consideran las mandíbulas, conjuntamente con la evidencia existente sobre la anatomía craneal y postcraneal, las proporciones de las extremidades, y la anatomía funcional de la muñeca y el hombro, que en muchos aspectos son, más cercanos de los Homo tempranos de África o de Australopithecus, que de los Homo tardíos, las evidencias sugieren que los ancestros de H. floresiensis salieron de África antes de la evolución de Homo erectus. Ver Brown, Peter & Tomoko Maeda (2009) "Liang Bua Homo floresiensis mandibles and mandibular teeth: a contribution to the comparative morphology of a new hominin species"; Journal of Human Evolution 57 (5): 571-596. Su capacidad craneana de 330 cc no lo hace menos inteligente que un Homo sapiensEsto termina con la teoría de que la mayor capacidad craneal implica una mayor inteligencia. Está en entredicho, incluso, la teoría que hace falta un tamaño mínimo del cerebro para ser inteligente (desde el descubrimiento del Hombre de Flores).

     Estos hallazgos plantean la posibilidad de que el Homo erectus no fuera ancestro de H. floresiensis, el cual, en cambio, provenía de algún otro homínido anterior, cuya dispersión en el sudeste de Asia aún no está documentada, o que proceda de Homo georgicus (1,8 millones de años), o una rama de Homo habilis, el cual vivió hace unos 2 millones de años, o entre Homo rudolfensis (1,86 millones de años) y Homo habilis, tal y como se desprende del análisis cladístico. Eso añade controversia científica ya que sería la primera vez que se demostraría la pervivencia de un homínido de tal antigüedad. Lo cual añadiría cambios que obligarían a rehacer el paradigma clásico de la evolución humana. Ver Kate Wong. «Rethinking "Hobbits": What They Mean for Human Evolution», Scientific American Magazine, Noviembre de 2009.

5. Los “hombres del ciervo rojo” de China






  El llamado “hombre del ciervo rojo” que sobrevivió a la Edad de Hielo en el suroeste de China hace 14 mil u 11 mil años, según Darren Curnoe, profesor en la Universidad de Nueva Gales del Sur. Los restos fósiles de al menos cuatro individuos hallados en Maludong, cerca de la ciudad de Mencio, en la provincia de Yunnan, “podrían representar una migración muy temprana y desconocida hasta ahora de los humanos modernos fuera de África, una población que pudo no haber contribuido genéticamente a los humanos modernos”.

       Estos cuerpos fueron hallados hace casi 23 años, en 1989, pero fue en 2008 cuando un grupo de colaboración de seis instituciones australianas y cinco chinas comenzaron las investigaciones. Antes, en 1979, un geólogo chino había localizado un cuarto esqueleto parcial en una cueva cerca del pueblo de Longlin, en la región de Guangxi Zhuang.

      El curioso nombre de estos ancestros obedece a que al parecer cazaban una especie de ciervo ahora extinta y también a que el nombre del lugar donde sus fósiles fueron hallados, la cueva de Maludong, significa “la cueva del ciervo rojo”.


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