Stonehenge fue un gran cementerio
1. Finalidad
y construcción del templo
Se supone que el término Stonehenge
deriva del inglés antiguo “stan”
(piedra) y “hen(c)gen” (horca), lo
que sugiere que pudo haber sido utilizado como lugar de ejecuciones durante la
Edad Media. El monumento Neolítico se halla situado en la Planicie de Salisbury,
cerca del río Avon.
Hay
algunas controversias sobre la función que tuvo el monumento cuando se
construyó, aunque actualmente, los trabajos arqueológicos han determinado que
era un cementerio. Los que reniegan de
la ciencia, pero increíblemente se creen lo que dicen los charlatanes que
pululan por Internet, han elucubrado hasta la saciedad con las más disparatadas
teorías, aptas para todos los gustos: el monumento era un calendario
astronómico, un observatorio, un templo dedicado al Sol…
También sucede
lo mismo cuando hablamos sobre su construcción, que algunos atribuyen a Merlín,
a los romanos, los druidas o a civilizaciones alienígenas. Sin embargo, el
último estudio de Mike
Parker Pearson ha
determinado que el yacimiento prehistórico fue, en sus orígenes, un gran
cementerio exclusivo para las clases privilegiadas, construido por gente del
Paleolítico. El historiador
considera que Stonehenge fue construido como lugar sagrado para los ancestros y
forma parte de los enormes complejos religiosos del mundo prehistórico de las
islas británicas.
Las recientes excavaciones
arqueológicas (2005) han encontrado a pocos kilómetros de allí un asentamiento
de 4.500 años de antigüedad. Se trata de un poblado de más de 300 casas (algunos
afirman que hay 1000 casas) que fueron habitadas por los constructores del
santuario, constituyéndose como la urbe más poblada de toda Europa durante la
Edad de Piedra.
Parece ser que primeramente
fue un gran cementerio y luego se convirtió en un lugar de peregrinación y de
grandes celebraciones. El
descubrimiento de restos de cremaciones y los recientes análisis de
radiocarbono (carbono 14) sugieren que dichos restos datan del 2900 al 2400
a.C., convirtiendo a Stonehenge en el cementerio de cremación más grande de la
Bretaña de aquel período.
Los sondeos con radar realizados en el subsuelo (2014) dirigidos por el profesor Vincent Gaffney de la Universidad de Birmingham y Wolfang Neubauer del Instituto de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena, revelaron fosas y 17 monumentos rituales, además de un enorme edificio de madera que se usaba para ceremonias funerales, vienen a reforzar la teoria de uso de monumento como cementerio.
Los sondeos con radar realizados en el subsuelo (2014) dirigidos por el profesor Vincent Gaffney de la Universidad de Birmingham y Wolfang Neubauer del Instituto de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena, revelaron fosas y 17 monumentos rituales, además de un enorme edificio de madera que se usaba para ceremonias funerales, vienen a reforzar la teoria de uso de monumento como cementerio.
Libros
de Mike Parker Pearson
Profesor
Mike Parker Pearson
Plano
de Salisbury
El equipo de arqueólogos encontró grandes
cantidades de huesos de animales, en torno a 80.000, sacrificados alrededor del
2500 a.C. de lo que dedujeron que en aquel santuario se celebraban grandes
fiestas comunales en las que participaron quizá hasta una décima parte de la
población británica, con personas procedentes de lugares tan lejanos como los
Highland de Escocia para celebrar el solsticio.
Actualmente, también acuden al cementerio
toda la caterva de paracientíficos y frikis
del mundo a celebrar sus festivales paganos de los equinoccios. Allí no faltan
los parapsicólogos, los ufólogos, los astrólogos, arqueoastrónomos, magos,
brujos, druidas y todos los discípulos de Dorothy Clutterburck, la maestra en
1939 de Gerald B. Gardner a quien este llamaba Dafo o la Vieja Dorothy,
una supuesta superviviente de la antiguas religiones matriarcales, y Aleister
Crowley, Carlos Castaneda y Raymond Buckland, quien abandonó la brujería
gardneriana y fundo una nueva tradición llamada Seax-Wica.
¿Druidas
paganos o frikis?
Festival
druida de Stonehenge (grabado italiano coloreado, 1820)
Sin embargo, el esplendor de Stonehenge se
redujo transcurridos dos siglos. Durante años, este descenso ha sido un
misterio. Pero Mike Parker Pearson
cree que se debe a la llegada de la cultura de los vasos campaniformes ("Beaker
People” entre 2900-1700 a.C.) a
las islas británicas. El testimonio más antiguo de esta cultura se encuentra en
el área del Bajo Tajo (2900 a.C.), en Portugal. Su presencia está relacionada
con la difusión de la metalurgia del cobre por Europa occidental, hasta el
punto de haberse convertido en fósil director de esta expansión. Según Mike
Parker Pearson estos invasores tenían una cultura de mayor individualismo y
nuevos bienes materiales, incluidos los primeros productos metálicos vistos en
Gran Bretaña. Ellos acabaron con la cultura comunitaria para la que
originalmente se había creado el monumento. Los invasores enterraban a sus
muertos colocándolos dentro de vasos de cerámica y no debajo de piedras megalíticas.
Ejemplo de un sistema
para elevar grandes dinteles de piedra
1.
Descripción del monumento funerario
Stonehenge está formado por grandes
bloques de piedra metamórfica distribuidos en cuatro circunferencias
concéntricas: en realidad, las tres interiores tienen forma de herradura. Para
las mentes abiertas a lo fantasioso está clara la simbología astronómica: la del
círculo (el Sol), y de la herradura (el menguante de la Luna). El círculo exterior
tiene treinta metros de diámetro, se conoce como el Sarsen
Circle formado por grandes
piedras rectangulares de arenisca sarsen (la más dura del mundo) que,
originalmente, estaban coronadas por dinteles, también de piedra, quedando hoy
en día sólo siete en su sitio. Se calcula que la construcción del Sarsen Circle y los trilitos (del griego, tres piedras) tuvo
lugar en el 2500 a.C., mil años antes de que la rueda pareciera en Gran
Bretaña.
El círculo
Sarsen está
compuesto de treinta piedras erguidas y
otras treinta en posición horizontal que pesan en conjunto un total de 1500
toneladas. Las enormes piedras, cada una de las cuales puede pesar 45
toneladas, fueron llevadas hasta Stonehenge desde Marlborough Downs, a unos 40
km de distancia, en los montes de Preseli, al suroeste de Gales. De esta manera,
el monumento fue adquiriendo su aspecto actual.
Las
piedras erguidas están rematadas por un dintel que, de haberse completado,
formaría un anillo continuo de piedra de 30 metros de diámetro, suspendido a
unos 4 metros del suelo. Los dinteles están sujetos a los montantes por medio
de una unión de mortaja y espiga y unidos entre sí por machihembrado, ambas
técnicas derivan de la carpintería. El borde superior del dintel está nivelado
a pesar de que el monumento fue erigido sobre una pendiente suave que mira
hacia el norte. Para asegurarse de que así fuera, los ingenieros variaron la
profundidad de los hoyos en los que enterraban las piedras.
Técnica
de la mortaja y espiga en la construcción del casco de un barco
Técnica
del machihembrado para unir tablones de madera
Entre
el Sarsen Circle y los Trilitos se encuentra otro círculo de
bloques más pequeños de arenisca azulada conocido como Outer Bluestone Circle. Los Trilitos encierran una
estructura con forma de herradura construida con piedras de arenisca del mismo
color conocido como Bluestone
Circle. Los
constructores de este santuario trasportaron un total de 300 toneladas de
piedra azul –riolitos- desde Pembrokeshire por tierra y mar, a 240 km de allí. En
su interior permanece una losa de arenisca micácea conocida como «el Altar» o Altar Stone.
Bluestone
Circle
La piedra del «Altar» fue traída desde una
región cercana a Milford Haven. Se especula actualmente con la posibilidad de
que se hubieran movido utilizando bolas de madera o piedra o cojinetes a modo
de rodamientos, y no con troncos como se pensó originalmente.
En la parte exterior de todo este
conjunto arquitectónico encontramos dos círculos de piedra, excavados en roca, con
treinta agujeros cada uno que se conocen como «agujeros Y» y «Z».
Todo el
conjunto está rodeado por un foso circular que mide 104 m de diámetro. Dentro
de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas conocidas como
los «agujeros de Aubrey». El bancal y el foso están
cortados por «la Avenida», un camino procesional de 23 metros de ancho y 3
kilómetros de longitud, aproximadamente. Cerca se halla la «Piedra del Sacrificio» (Slaughter Stone). Enfrente se
encuentra la «Piedra
Talón» (Heel Stone).
El círculo de arena que rodea los megalitos está considerado la parte más
antigua del monumento, habiendo sido datada sobre el 3100 a. C.
En su comienzo era un monumento
circular de carácter ritual rodeado por un talud y un foso, de modo similar a
muchos otros situados en el sur de Inglaterra.
3.000 a.C. Primera fase de la
construcción consistente en la excavación de las fosas o henges, fosas, taludes y
los agujeros
Aubrey
2900
a.C. Se erigieron postes de madera que luego fueron desmantelados. Se
construyeron distintos puestos de cremación en el monumento
2500 a.C. Se construye el
monumento de piedra, comenzando por trasladar unas 80 enormes losas de piedra
arenisca desde los montes Preseli (Gales)
Poco
después del 2500 a.C comienzan a llegar las enormes piedras sarsen, cada una de
las cuales puede pesar 45 toneladas, que procedían de Marlborough Downs, a unos
40 km de distancia.
Hacia
el año 2000 a.C. se terminó de construir el monumento funerario. Luego se
excavaron los fosos al exterior del Sarsen Circle, pero jamás se colocaron
nueva piedras.
1.
Teorías para gente rara
Hemos mencionado de pasada algunas teorías
fantasiosas cómo la de que el monumento lo construyó el mago Merlín, o que allí
iban los druidas para realizar sus ceremonias o, la más extravagante de todas,
que fue un monumento construido por extraterrestres.
Geoffroy de Monmouth (1136) en su Historia
Regnun Britanniae, uno
de los autores del ciclo arturiano, fue el primero en afirmar que Stonehenge era
una creación del druida Merlín, que por obra de magia habría traído las piedras
desde Irlanda. Luego habría utilizado las "fuerzas vitales" del lugar
para hacer aparecer el dragón, y es ahí también donde todos los nobles de
Inglaterra habrían prestado juramento al rey Arturo. La idea de que fue un
templo construido por los druidas pertenece a los autores británicos John Aubrey y William
Stukeley, a fines del
siglo XVII y a principios del XVIII.
El
primero en escarbar entre las piedras de Avebury fue el anticuario William Camden, pero no se dio cuenta de su
importancia. Por lo tanto, John
Aubrey, es reconocido
históricamente como el primer anticuario de reconocer la verdadera importancia
de Avebury, cuando se encontró el monumento por casualidad en 1649, mientras cazaba
el zorro. Está aceptado como responsable de traer a la atención del mundo en
general, incluso la visita que hizo el rey Charles II en 1663. Aubrey hizo
dibujos de lo que encontró en Avebury, que ahora son invaluables para los
investigadores modernos. Ellos revelan la presencia de piedras que habían
desaparecido en el momento en que William
Stukeley fue para estudiar los megalitos, lo que
confirma que el período entre las visitas de los dos hombres fue uno de gran
destrucción de los monumentos. Por ejemplo, Aubrey registra la existencia de 20
piedras en el círculo íntimo del Sur mientras que Stukeley sólo encontró cinco.
Su trabajo en Avebury y otros sitios de la antigüedad se tituló en "Monumenta
Britannica" (1960)
aunque fue publicado en 1980. El círculo de agujeros
Aubrey lleva
su nombre por ser el primero en descubrirlos.
Aldea
de Avebury
William
Stukeley (1687-1765)
estudió Medicina, pero por su fascinación por los druidas quiso convertirse en
uno. En 1730 cambió de carrera y se lo
nombró Vicario de todos los Santos en Stamford. Desde ahí, incluyó sus ideas de
la filosofía druídica en sus sermones, e incluso comenzó a firmar sus cartas
con "Chyndonax, Druida del Monte Haemus".
John Aubrey (1626-1697) y William Stukeley (1687-1765)
Historia Regum Britanniae: historias, mitos, leyendas acerca
de los primeros reyes ingleses compilado por el monje Geoffrey de Monmouth en 1138. Stonehenge es descrito como
un "baile de los gigantes".
Plano
de los henges de Avebury dibujado por
John Aubrey
El
monumento y las avenidas dibujadas por William Stukeley. Los monumentos
megalíticos de esta zona constituían una unidad y se conectaban los unos con
los otros a través de anchas avenidas.
También hay quien afirma que el tamaño de
las piedras de Stonehenge son tan grandes que se diría que fueron levantadas
por una raza de gigantes desaparecidos después de los primeros tiempos. Según Diodoro de Sicilia (siglo I a.C) "Hay en la isla un recinto de Apolo y un
templo ilustre, (...) los encargados son llamados boreales (...). El dios
visita la isla cada 19 años, período durante el cual las estrellas vuelven a
estar en el mismo lugar en el cielo". Este recinto podría referirse a
Stonehenge y el pueblo e gigantes serían los legendarios hiperbóreos, que
algunos asocian a los primitivos íberos, pues es en Portugal donde se
encuentran las primeras alineaciones megalíticas y, desde allí, se difundió
por media Europa.
Otros afirman que la mayoría de los
emplazamientos megalíticos (túmulos y dólmenes) son sepulturas, como lo
atestiguan las cámaras funerarias. Sin embargo, afirman que Carnac y Stonehenge
escapan a la regla. Como el monumento no tiene pasillos ni cámaras funerarias
se supuso que debió tener otra función. Se olvidan que los habitantes del
Paleolítico erigían grandes piedras sobre las tumbas de sus difuntos con la
intención de que su espíritu pasara al interior de la piedra para cobijarse
allí y durar perpetuamente.
Los ufólogos afirman que es un puerto
espacial para Ovnis o, mejor, una especie de acumulador de energía subterránea,
la cual sirve para recargar las naves extraterrestres que lo sobrevuelan.
Otra teoría, no menos extravagante, fue
propuesta por en 1921 por un “destroza yacimientos” arqueológicos, un tal Alfred Watkins que publicó dos libros para
desarrollar su febril fantasía: Early British Trackways y The Old Straight Track. Aseguró que en el subsuelo existen
las llamadas Líneas Ley, una especie de caminos espirituales que tienen un origen
natural y están producidos por corrientes subterráneas. Estas líneas
espirituales sirven como acceso y salida para toda clase de manifestaciones
paranormales. Estas rayas se cruzan en unos puntos que se llaman vortex,
donde suelen edificarse los mejores templos religiosos.
Líneas
Ley en el sur de Inglaterra según Alfred
Watkins
Esta teoría también fue defendida en 1969 por
el escritor John
Frederick Carden Michell (1933-2009) que
aseguraba la existencia de una red mística que facilita la peregrinación hacia
los lugares espirituales y místicos, además de servir de faro o guía para los
platillos volantes y facilitar su aterrizaje. Según el extravagante John
Michell la forma de Stonehenge representa un vehículo extraterrestre llegado en
la antigüedad. Publicó su teoría en el libro The Flying Saucer Vision (La visión del platillo volante), en
la que afirma que contemplado desde arriba, la forma de Stonehenge refleja
exactamente la imagen convencional del platillo volante. El círculo de piedra
del centro que encierra el trilithon y
tiene forma de herradura representa una cúpula o cabina de tripulación de la
nave. Las piedras azules más pequeñas que se colocan dentro del círculo y son
visibles a través de las aberturas de los trilitos, representan a los dioses o
visitantes extraterrestres dentro de su nave.
Actualmente defienden esta teoría grupos
como la Nueva Era, la ufología, el esoterismo o el ocultismo.
John
Michell y Alfred
Watkins
Para estos charlatanes, Stonehenge sería
un gigantesco generador de energía, un "nemetón" (lugar sagrado celta),
como afirman los seguidores de la tradición druídica. Los creyentes forman una
cadena humana alrededor del monumento cada solsticio para captar esta energía y
cargarse de ella, siguiendo un ritual creado artificialmente en el siglo XIX.
Adoradoras
desnudas en Stonehenge de la película The Wicker Man (1973)
Uno
de los templos de mayor espiritualidad estaría en Avebury, construido por los
druidas –sigo la cuerda opinión del grupo antes mencionado- quienes creían que
la energía espiritual se deslizaba como una serpiente a través del suelo, como
las corrientes telúricas. Ellos opinaban que estas energías nacían del tránsito
acuífero de los subsuelos o de las grietas de terrenos que entran en fricción,
al igual que de los magmas subterráneos del planeta. Otros lugares sagrados son
Glastonbury o la catedral de Chartres, erigida sobre un antiguo bosque sagrado
de los celtas galos.
Supuesto
templo druida en Avebury. Grabado por McGahey
para la edición
de 1830 de Youth's
Instructor and Guardian (Instructor
y Guardián de la Juventud) ilustrando el artículo titulado “templo druídico”.
El autor fue Charles
Knight en
su obra Old
England: A Pictorial Museum.
Fuente Wikipedia
El
anillo de Avebury, a noventa millas al oeste de Londres y a 20 millas al norte
de Stonehenge, es el anillo de piedra conocido más grande del mundo.
Colina
de Silbury Hill (Wiltshire), la mayor colina artificial construida en Europa,
es un túmulo funerario con 40 m de altura y una superficie de 2 hectáreas, que
contiene un círculo sarsen en su interior.
De igual modo creían que esas energías
cruzaban los cielos y el interior de la tierra, a modo de cauces energéticos
que, en ciertos parajes concretos, daban una condición específicamente benéfica
a la acción de las corrientes telúricas del subsuelo, y creaban allí un lugar
privilegiado, que los druidas marcaban mediante menhires o dólmenes.
Posteriormente estos lugares se convertirán en centros rituales y ceremoniales,
donde para acrecentar o favorecer esas manifestaciones energéticas, se
cultivaba con danzas e invocaciones. Si quieres ampliar el tema dirígete a
Wikipedia y su artículo Líneas Ley.
Dibujo
de Stonehenge, en el que se aprecia una Línea Ley apuntando al sol.
Fuente: Nordisk
familjebok (1918),
vol.27, p.115
El Rvdo. Edward
Duke (1814-1895)
en The
Druidical Temples Of The County Of Wilts (1846, Los
Templos druidas del condado de Wilt) fue la primera persona en asociar la
astronomía con un templo prehistórico -concretamente el túmulo de Aubery-,
describiéndolo como un planetario completo de alineaciones astronómicas
importantes construido por los druidas, aunque él no nombró ninguna. La mayoría
de sus ideas sobre el tema eran bastante extravagantes e imaginativas y muy
poco científicas. La teoría de Duke fue que los druidas habían construido un
planetario gigante en la tierra que representa a todos los planetas conocidos
por el hombre antiguo, en aparente órbita alrededor de la Tierra.
El
libro de Edward Duke y su retrato. Site © Gerald Duke,
2003. All Rights Reserved
Según él, Silbury Hill en Wiltshire,
era el centro místico de los druidas y, por tanto, representaba la Tierra
(algunos dicen que el Sol). Simbolizó
los planetas –orbitando en torno a Silbury Hill- a lo largo de una línea, conocida como línea
de Duke, en la que los
planetas asociados con lo masculino –como Marte- orbitaban en la parte sur de
esta línea (nodo sur) y los que estaban asociados a lo femenino –como Venus- se
mostraban en el nodo Norte.
Sir Norman
Lockyer (1836-1920),
fundador de la revista Nature, fue el primero en apreciar los
alineamientos solares -además de otros alineamientos relacionados con la
estrella Sirio- de algunos monumentos antiguos, teoría que fue publicada por
Lockyer en The
Dawn of Astronomy (El Amanecer de la Astronomía, 1894). Fue el primero en identificar
la razón de la orientación de Stonehenge. Se dio cuenta de que en el solsticio
de verano el sol se ponía por el final del eje principal del monumento.
Sir
Norman Lockyer (1836-1920), fundador de la revista Nature
Según Lockyer estas alineaciones fueron
establecidas por los constructores de Stonehenge para servir de calendario a
los rituales y celebraciones que se celebraban periódicamente. Para Lockyer,
Stonehenge no era un calendario megalítico ni una calculadora astronómica en la
forma en que había de ser interpretado por Gerald
Hawkins. Él creía que Stonehenge era un templo construido para celebrar el
antiguo festival celta de Beltayne (Primero de Mayo) o día de los muertos. Sus
ideas fueron publicadas en Stonehenge and Other British Monuments
Astronomically Considered (Stonehenge y otros monumentos británicos
considerados astronómicamente, 1906).
Para
los celtas, la noche de beltayne marcaba el comienzo de la temporada de verano
pastoral, cuando las manadas de ganado se llevaban hacia los pastos verdes y a
las tierras de pasto de las montañas. Fuente: Ritos y Mitos celtas.
1.
La arqueoastronomía
La
creencia de Lockyer en los propósitos astronómicos de Stonehenge y otros
círculos de piedra se encuentra detrás de este tipo de investigaciones que
tanto abundaron en el siglo XX. Por esta razón se le ha llamado el "padre
de la arqueoastronomía".
Su creencia de que los sitios antiguos
como Stonehenge fueron orientados axialmente hacia un lugar en el horizonte
donde un cuerpo celeste -el sol, la luna o una estrella- cruza el horizonte en
un día en particular, se ha incorporado y desarrollados más tarde por otros
escritores como Gerald
Hawkins y
el ingeniero Alexander
Thom.
Tal vez el principal tema de disertación de
la Arqueoastronomía es el estudio de las orientaciones de ciertos monumentos
tratando de ver su posible relación con los astros. Su fundador fue Sir Norman Lockyer, astrónomo real de Gran Bretaña a
comienzos de siglo XX, se dedicó como entretenimiento entre sus investigaciones
del Helio solar, a estudiar las orientaciones de Stonehenge y de los templos
egipcios.
Stonehenge, desde esos días, es el
paradigma de monumento prehistórico con orientación astronómica. Lockyer
determinó que el eje principal del monumento estaba orientado de manera que
desde el centro del círculo de piedras se puede observar la salida del sol en
el día más largo del año (el solsticio de verano) en dicho eje. En los años 60,
Gerald Hawkins aplicó un complicado algoritmo de cálculo para determinar que el
monumento podría ser utilizado a modo de un computador megalítico para
determinar eclipses, pero en realidad, esto resultó ser falso y no convenció a
ningún científico.
Según los arqueoastrónomos más “serios” existe
el principio llamado “testis unus, testis nullus”, es
decir, si tienes una única construcción con una posible orientación o uso
astronómico en una zona y cultura, esta puede ser casual y no podemos afirmar
que esa cultura utilizara la orientación astronómica para algo interesante, por
ejemplo, un calendario agrícola. Siguiendo esta tesis, no podemos inferir que
los constructores de Stonehenge lo utilizaran para un uso ritual o cultural de
la alineación astronómica... ya que la
misma alineación no se encuentra en ninguna construcción de su cultura ni de su
zona.
Stonehenge tiene una orientación
solsticial, pero es un monumento único, de lo que se deduce que no podemos
verificar si su pretendida orientación solsticial si es casual o premeditada.
En cambio, nadie se puede tomar en serio que pueda considerarse un “observatorio”
para la predicción de eclipses, entre otras cosas, porque no se puede averiguar
que beneficio obtendría una sociedad paleolítica con estas predicciones, que
por cierto, nada tienen que ver con la ganadería y la agricultura, que
posiblemente no conocieran los creadores del monumento.
Por lo tanto, de manera segura, podemos
afirmar que Stonehenge es un monumento único, y esto en sí es su principal
problema. Es decir, no existe un paralelo con el que comparar y verificar si la
orientación solsticial es una casualidad en este caso o si es algo que se
repite en monumentos similares construidos por la misma cultura.
Por otra parte, si nos empeñamos en
encontrar alineaciones, seguro que encontraremos más de una con cualquier astro
o planeta que se ponga a tiro. Sobre la orientación de los templos,
evidentemente, están en relación con alguno de los cuatro puntos cardinales.
Sin embargo, las explicaciones de los arqueoastrónomos se asemejan bastante a
una pérdida de tiempo, un intento vano de tratar de encontrar las tres patas
del gato, expresión castellana que se aplica a los que con embustes y engaños
tratan de probar lo imposible.
Los científicos no confían en los
arqueoastrónomos que acuden a los monumentos machaconamente hasta que consiguen
encontrar cualquier alineación, que con toda probabilidad, será fruto de la
casualidad y no de un plan premeditado diseñado por la gente del paleolítico. Además,
con el paso del tiempo, la posición de los astros cambia y, por lo tanto, las
alineaciones que se observan actualmente no tienen por qué ser las mismas que
existieron cuando el monumento se construyó.
Algunos definen la arqueoastronomía como
el estudio del conocimiento astronómico de culturas antiguas: descubrir si una
civilización observaba el cielo, cuál era su calendario, si orientaba las
tumbas y los templos de una manera determinada. Pues me parece bien, pero para
ello ya están los historiadores.
Los parámetros astronómicos más
utilizados por civilizaciones antiguas para la ubicación de yacimientos son los
solsticios de verano e invierno y el equinoccio. El solsticio de verano y el de
invierno son los dos puntos que señalan los lugares extremos de salida o puesta
del Sol a lo largo del año. El Sol ya no sale más al sur ni más al norte.
Las relaciones
astronómicas no se refieren sólo a la orientación de los edificios, sino que también
podrían señalar un fenómeno que ocurriera en determinado dia del año en dicho
lugar. Por ejemplo, que el Sol entre directamente en el interior de un templo
coincidiendo con el solsticio o el equinoccio. Si sólo ocurre este fenómeno en
un sitio, podría ser por casualidad, pero, si ocurre en varios pertenecientes a
la misma cultura, tiene seguramente una razón de ser.
En Irlanda, en Newgrange, hay una tumba en
la que entra el Sol en el solsticio de invierno a través de un largo corredor,
un fenómeno que es muy difícil que sea debido al azar –afirma César Esteban, Investigador del IAC y Profesor
Titular de la Universidad de La Laguna- para a continuación, afirmar que ha “encontrado una cueva del Paleolítico, en
Valencia, cuyo interior era iluminado por el sol durante el solsticio de
invierno… sería la relación astronómica conocida más antigua, de hace unos
veinte mil años” (Compruébalo). No sabemos quién “excavó” la
cueva, ni el propósito que tenía su “constructor”, pero consiguió que el sol
entrara durante el solsticio de invierno: debió ser un gigante o un mago. Y
para rematar su faena dice: “Sin embargo,
podría ser debida a la casualidad, ya que es el único yacimiento del
paleolítico donde se ha observado”. De esta manera, el arqueoastrónomo y su
pretendida ciencia se descubren como un engañabobos: cuando uno lo persigue,
consigue encontrar alineaciones solares hasta en las cuevas naturales, lo que
nos hace pensar que, probablemente, la mayoría de las alineaciones encontradas
en templos antiguos no sean más que casualidades. Por otra parte, orientar un
edificio hacia el sol naciente no es difícil, ni tampoco la explicación del por
qué: así, por ejemplo, se me ocurre que esta orientación sirve para aprovechar
mejor el calor durante el invierno, o manifestar una especie de creencia en el
renacimiento después de la muerte.
En la segunda mitad del siglo XX la
astroarqueología o arqueoastronomía intentaba abrirse un pequeño hueco en el
mundo de las ciencias, sin acabar de conseguirlo del todo. Gerald Hawkins, un astrónomo americano, publicó
los resultados de su estudio sobre los alineamientos astronómicos de Stonehenge
en la revista Nature de 1963. En su libro Stonehenge Decoded (1966) describe cómo los ordenadores
demostraron que las alineaciones entre Stonehenge y los 12 principales eventos
solares y lunares no son mera coincidencia. Afirmó que había encontrado
alineaciones astronómicas en 165 puntos de Stonehenge asociados exclusivamente
con el Sol y la Luna, pero no encontró alineaciones con las estrellas o
los cinco planetas visibles a simple vista (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y
Saturno). Descubrió que se podían predecir los eclipses lunares a través de un
sistema consistente en mover piedras alrededor del círculo de los agujeros de Aubrey.
Gerald
S. Hawkins (1928-2003)
1.
Elucubraciones astronómicas
Sobre algunas de estas fantasías
hablaremos a continuación y trataremos de exponer lo que han averiguado los
arqueostrónomos sobre el monumento de Stonehenge. Muchos historiadores afirman
que estos “hallazgos” son producto del empeño por tratar de probar lo
imposible.
Gerald
Hawkins –como
dijimos en el párrafo anterior- observó que el anillo de hoyos conocido como
"agujeros de
Aubrey", dentro
del foso circular que contiene las piedras, daba un número de 56 hoyos, donde
posiblemente, antes habían plantadas estacas de madera. Dado que la Luna tarda
56 años en completar su ciclo eclíptico, Hawkins propuso la idea de que los
hoyos habían de ser los restos de un predictor de eclipses. Puede ser cierto,
pero cuando consulté por Internet el
ciclo eclíptico lunar, nada encontré sobre que la Luna tarda 56 años en
completar su ciclo eclíptico, tan solo estas dos páginas (que se copiaban) lo
afirmaban: oocities.org y kronos.org.
Por mi parte, lo único que he podido
averiguar con certeza sobre el ciclo lunar es lo siguiente. El periodo de
revolución de la Luna alrededor de la Tierra, llamado mes sidéreo es de 27,32
días, sin embargo el período entre una fase nueva y la siguiente, conocido como
período sinódico, lunación, o mes sinódico es de 29,53 días. Esto se debe a que
durante cada revolución de la Luna la Tierra avanza unos 27° en su propia
órbita alrededor del Sol, por lo que las posiciones relativas de los tres
cuerpos no vuelven a ser las mismas hasta entonces.
Como vemos, las fases lunares dependen de
la posición del Sol y la Luna respecto a la Tierra, y es común hablar de la
«edad de la Luna» como el número de días pasados desde la última fase nueva.
A. Los Trilitos
M.W.
Postins escribió
un folleto titulado Stonehenge:
Sol, Luna, estrellas errantes (Stonehenge:
Sun, Moon, Wandering Stars, 1982), en donde se describen los alineamientos
astronómicos de Stonehenge que podemos apreciar en la figura de abajo, obtenido
de la página Tiverton
& Mid Devon, Astronomy Society, a
la que seguimos en la explicación astronómica. También podéis consultar Trilithons
and a three-season Solar Calendar at Stonehenge de Raul
Perez-Enríquez.
TABLA
1: alineaciones
astronómicas de Stonehenge III
Suceso astronómico
|
Alineaciones entre las piedras
|
|
Entre...
|
...y las piedras sarsens
|
|
Nacimiento solsticio verano
|
Altar Stone
|
30 + 1
|
Puesta solsticio verano
|
Northern Low
Trilithon gap (brecha)
|
23 + 24
|
Nacimiento solsticio invierno
|
Eastern Low Trilithon gap
|
6 + 7
|
Puesta solsticio invierno
|
Great Trilithon gap
|
15 + 16
|
Solsticio de verano
Salida
de la luna y máxima permanencia
|
Southern Intermediate Trilithon gap
|
9 + 10
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Solsticio de verano
Salida de la luna y menor permanencia
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Southern Intermediate Trilithon gap
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8 + 9
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Solsticio de invierno
Salida de la luna y máxima permanencia
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Altar Stone
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29 + 30
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Solsticio de invierno
Salida de la luna y menor permanencia
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Altar Stone
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1 + 2
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Solsticio de invierno
puesta de la luna y máxima permanencia
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Western Intermediate Trilithon gap
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21 + 22
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Solsticio de invierno
Puesta de la luna y menor permanencia
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Western Intermediate Trilithon gap
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20 + 21
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Según Postins los cinco trilitos representan los planetas visibles a
simple vista. El más oriental y el septentrional representan a Mercurio y
Venus, asociados con las alineaciones solares; los trilitos intermedios
representan a Marte y Júpiter, asociados con la Luna. El Gran trilito
representa a Saturno que se mueve muy lentamente a través del cielo en comparación
con los otros cuatro planetas. Este paso majestuoso pudo haber indicado a
la gente que construyó Stonehenge que Saturno ocupaba una especie de posición
de "mayor" en los cielos, como un dios.
Trilitos
de Stonehenge
Postins
afirma que las
alineaciones son extremadamente precisas, lo que ilustra el alto grado de
conocimiento astronómico que poseían los constructores de
Stonehenge. Estos conocimientos se compilaron reuniendo siglos de
observaciones del cielo, antes de que la idea de Stonehenge fuera concebido.
B. Las Piedras Estación (SS)
Las cuatro piedras Station (SS) 91, 92, 93 y 94 (Fig.
2) forman un rectángulo perfecto, su eje más largo mide alrededor de 91’50 m.
de longitud. El anillo
sarsen forma
un círculo de 30 m. Esta precisión geométrica fue investigada en unos
trescientos monumentos megalíticos en toda Gran Bretaña por Alexander Thom (1894-1985). Durante su
estudio de estos monumentos se encontró con dos unidades de medida estándar,
que él llamó el "Fathom megalítico» (equivalente a
1,6 m o 5,44 pies) y la "yarda megalítica» (equivalente a
0,83 m o 2,72 pies). Según Thom, la yarda megalítica se había utilizado en
Stonehenge, determinando el espacio y la colocación de los bloques de piedra
del círculo sarsen.
Fig.
2
Alexander
Thom publicó res libros famosos: Megalithic
sites in Britain (Oxford, 1967), Megalithic Lunar
Observatories (Oxford, 1970) y Megalithic remains in Britain and
Brittany (Los restos megalíticos en Gran Bretaña y Bretaña, Oxford,
1978).
Según Alexander
Thom las
alineaciones lunares y solares forman ángulos correctos para la latitud en la
que se construyó Stonehenge. La Figura 2 muestra que un observador mirando
desde SS92 (Stone
Station 92) sobre SS91 vería el amanecer del
solsticio de verano, igual que el que estuviese de pie detrás del altar
de piedra (piedra 80) y mirara por encima de las
piedras C y B en la avenida.
El rectángulo exacto de alineaciones a través de las piedras Station sólo se puede lograr en (o muy
cerca de) los 51º Norte.
Alexander Thom afirmó que Stonehenge era un
gigantesco y prehistórico ordenador, pero la comunidad arqueológica fue
escéptica y sus teorías fueron rechazadas por notables prehistoriadores como
Richard Atkinson, que denunció que el libro era “...tendencioso, arrogante, inmaduro e inconvincente” (Wikipedia). No obstante,
el libro se vendió bien y fue bastante popular entre miembros de la
contracultura de los 60, que seguían una línea de sabiduría ancestral explorada
por Alexander Thom. Las teorías de Hawkins son todavía aceptadas con cautela.
TABLA
2 : Stonehenge I, alineaciones astronómicas
Astronomical Event
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Alignment Stones
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From...
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...to...
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Summer solstice sunrise
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SS 93
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SS 94
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SS 92
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SS 91
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Summer solstice sunset
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Stone G
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SS 94
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Winter solstice sunrise
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SS 94
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Stone G
|
Winter solstice sunset
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SS 91
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SS 92
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SS 94
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SS 93
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Summer solstice moonrise, major standstill
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SS 93
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SS 92
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Summer solstice moonrise, minor standstill
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SS 93
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SS 91
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Winter solstice moonset, major standstill
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SS 91
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SS 94
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Winter solstice moonset, minor standstill
|
SS 91
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SS 93
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Most southerly moonrise
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SS 94
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SS 91
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Most northerly moonset
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SS 92
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SS 93
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Equinox sunrise
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SS 94
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Stone C
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Equinox moonrise
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SS 94
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Stone B
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[ SS = Station Stone ]
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C. Bluestone Horseshoe (Herradura de piedras azules)
La herradura consta de 19 piedras azules en
forma de herradura (justo dentro de los cinco trilitos sarsen) y podría tener un
par de posibles usos.
Pudo ser utilizado para contar el período transcurrido
entre la luna llena (en un día particular del año) y la próxima luna llena que
cayese en ese mismo día del año, lo cual sucedería 19 años más tarde, según el
conocido como el ciclo Metónico (de
Metón, astrónomo griego del siglo V a.C.). También podría ser usado para seguir
el ciclo nodal de la luna, que tiene un período de 18,61 años. Los extremos
de la posición de la Luna en el horizonte están marcados en la Fig. 1, con
los dos trilitos intermedios y piedras 8, 9, 10,
y 20, 21, 22 del círculo sarsen.
La herradura
Bluestone (dentro
de los cinco trilitos) también se puede utilizar para predecir los
eclipses. Hay 19 de estas piedras, que al parecer se relacionan con el ciclo de
18,61 años, señalando alternativamente los puntos de salida y puesta de la Luna
sobre el horizonte y, por tanto, también los eclipses. El número combinado de
eclipses totales o parciales de Sol y Luna no puede exceder de 7 o ser menor a
2 en un año dado.
El sol tarda un poco menos de un año
para volver a la misma posición en relación con los nodos orbitales (en nuestro
caso, las piedras azules que los señalan). Los nodos de una órbita son dos
puntos pertenecientes a dicha órbita inclinada respecto a un plano de
referencia, y que se hallan donde dicha orbita cruza al mencionado plano de
referencia, al cual debe pertenecer el astro primario de la órbita a la que pertenecen
los nodos.
Toda órbita
tiene dos nodos:
El nodo ascendente (símbolo Ω) es el punto donde el objeto cruza el
plano de referencia moviéndose desde el hemisferio sur al hemisferio norte
celeste.
El nodo descendente (símbolo ☋) es el punto donde el objeto cruza el plano de
referencia moviéndose desde el hemisferio norte al hemisferio sur celeste.
A la intersección del plano de la órbita
con el plano de referencia se le llama línea
de los nodos, sobre la que se encuentran los nodos y equidistante a estos
sobre la misma línea se encuentra el astro mayor de la órbita durante los
solsticios y equinocios. Uno de los parámetros que se utiliza para caracterizar
una órbita es la longitud del nodo ascendente (ver elementos orbitales). Los
nodos orbitales de la Tierra (plano de la órbita: eclíptica respecto al plano
de referencia o Ecuador) reciben los siguientes nombres: punto Aries o punto
vernal del nodo ascendente y punto Libra
para el nodo descendente.
Como los
eclipses ocurren cuando el Sol está suficientemente cerca de los nodos, los
eclipses se repiten aproximadamente cada medio año de eclipse, ya que en ese
momento el Sol se encuentra sobre el nodo opuesto (hay dos nodos en una órbita,
y el año de eclipse mide el tiempo empleado en volver al nodo inicial, no al
opuesto, de ahí que los eclipses se repitan cada medio año de eclipse).
Concretamente, las épocas separadas por
medio año de eclipse se conocen como estaciones de eclipses, y es la
época en la que ocurren los eclipses. De hecho, al transcurrir medio año de
eclipse el Sol se encuentra justo sobre un nodo, pero en ese momento la Luna no
tiene por qué estar nueva o llena, condición esencial para que se produzca el
alineamiento de los tres astros y, por lo tanto, ocasione un eclipse. Por eso,
las estaciones de eclipses comprenden el tiempo máximo que tardará la Luna (llena
o nueva) en llegar a la alineación, cuando seguro que se produce el eclipse.
Este período es 346,62 días, y está conectado
con la repetición de eclipses que se conoce como un "año del eclipse" o año dracónico o ciclo nodal lunar que
dura 19 años; es decir, unos 223 meses lunares [cada uno de 29,53 días] tienen
la siguiente relación:
19
x 346,62 = 6.585,78 días
y
223 x 29,53 = 6.585,32 días
223 x 29,53 = 6.585,32 días
Esto significa que para predecir un
eclipse, 223 lunas llenas deben ser contadas antes de que la Tierra, la Luna y
el Sol estén de nuevo alineados. Este período de tiempo se llama ciclo Saros y, según los
arqueostrónomos, es posible que las personas de Stonehenge lo descubrieran
antes de que los asirios y babilonios. El método primitivo para predecir
eclipses consiste en anotar las repeticiones cíclicas de estos fenómenos. El
ciclo más notable con que se repiten es, sin lugar a dudas, el llamado ciclo
Saros. Un Saros contiene 6585,32
días (18 años, 10 u 11 días y unas 8 horas), y tras este período se repiten
circunstancias orbitales casi idénticas, por lo que se produce un eclipse muy
similar, aunque desplazado unos 120° al oeste (por las 8 horas de diferencia,
que hacen que la Tierra haya girado 1/3 de revolución).
Según la teoría de Gerald Hawkins los agujeros
Aubrey sirven
para predecir eventos lunares aunque de forma imprecisa. En el círculo de
los agujeros Aubrey (AH), a intervalos de 9, 9, 10, 9, 9, 10, se colocaron 6
mojones alternativamente en blanco y negro, los cuales, tomándolos como
referencia y moviéndose en el sentido de las agujas del relejo alrededor del
anillo, servían para contar los años, sabiendo que de agujero a agujero se
contaba un año, en total 56 círculos. En los agujeros 51, 56 y 5 fueron
fijados marcadores. Ver la Figura 3 a continuación, que ilustra
el concepto.
Fig.
3: Predictor de eclipses de Gerald Hawkins
Cuando un marcador en blanco llegaba al AH56 la
Luna llena se levantaba sobre la Piedra Talón ese año. El próximo evento
astronómico ocurrirá cuando un marcador en blanco llegue a AH51. La
Luna alcanzará, ese año, su máxima declinación durante el solsticio de invierno,
elevándose sobre la alineación del agujero D desde el centro
del monumento a lo largo de la alineación de la SS94 a SS91,
y se enmarca en el intermedio sur de los trilitos. En el solsticio de
verano, la luna se levantará a lo largo de la alineación de la SS93 a SS92,
y se enmarca en el trilito intermedio occidental.
Hawkins demostró con éxito que varias
alineaciones lunares importantes ocurrieron el año 1549 a.C., sugiriendo que
los astrónomos de Stonehenge sabían que estas alineaciones se llevarían a cabo
cuando un marcador en blanco llegase a AH51, cosa que ocurrió en esa fecha.
Los eclipses de Luna se producen cada
18,61 años. La razón por la que hay 56 agujeros de Aubrey se debe a 18,61
x 3 = 55,83 (o 56 al número entero más cercano). Los eclipses de Luna en
verano o en invierno, suceden cuando una piedra marcador llega a AH56 o AH28,
es decir, los dos orificios que se encuentran en el eje principal de
Stonehenge. Cuando una marca blanca alcanza AH5 o AH51,
se producirá un eclipse que ocurre durante un equinoccio.
El círculo de los “agujeros de Aubrey” se
utilizaba como un ábaco astrológico. El círculo contiene 56 agujeros. Si
empezamos por el agujero número 56 y cada año desplazamos una piedra de
señalización 3 agujeros en el sentido de las agujas del reloj, al cabo de 18
años se llega al agujero número 54 y al año siguiente el ciclo empieza de nuevo
en el agujero número 1. Tras 18 años más, la piedra de señalización está
situada en el agujero número 55 y el tercer ciclo empieza en el agujero número
2. Finalmente, después de otros 18 años, se llega otra vez de nuevo al agujero
número 56, con lo cual el ciclo se cierra. Si quieres ampliar el tema
descárgate Astrología
del nodo lunar de Bruno y Louise Huber.
Así pues, mirando desde el centro del
círculo hacia el horizonte por encima de la piedra de señalización (en el correspondiente
agujero de Aubrey) podía conocerse todos los años la posición del Nodo Lunar
(sin verlo físicamente). Como el Nodo Lunar es un punto de corte con la
eclíptica, sólo allí se pueden producir eclipses.
Hay 30 postes en el círculo
sarsen. Una luna llena ocurre cada 29,53 días. Un séptimo mojón
blanco (un marcador de la Luna, que se muestra en la figura 3) se trasladaba cada
día alrededor del círculo sarsen para realizar un seguimiento de las fases de
la Luna.
El estudio del americano Gerald Hawkins sentó mal a muchos arqueólogos
británicos de 1960, frustrados porque un astrónomo estadounidense había
determinado el enigma que se escondía detrás de la estructura del monumento, sin
apenas haber puesto un pie en Stonehenge. Encargaron a Fred Hoyle,
profesor de Astronomía en la Universidad de Cambridge, un estudio sobre Stonehenge, el cual se convirtió en un modelo
de Sistema Solar con la Tierra en el centro. En lugar de siete piedras,
Hoyle utilizó tres piedras que representan el Sol, la Luna y un nodo de la
órbita de la Luna. Las tres piedras se mueven alrededor del agujero del
anillo Aubrey con los valores reales de cada una respecto a las otras. Cuando
los tres marcadores coincidían casi uno frente al otro, ello indicaba que las estaciones de eclipses habían
llegado. Los eclipses sólo ocurrían cuando la piedra de la luna se movía cerca
de la Piedra del Sol o cuando se oponía diametralmente a la misma (es decir,
precisamente en el lado opuesto del agujero del anillo Aubrey).
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