Exploradores fenicios

     La exploración del Mediterráneo iniciada por los egipcios será obra de cretenses, aqueos y, más tarde, fenicios y griegos. Cretenses y aqueos descubrieron el Mediterráneo central y el mar Adriático y, cuando iniciaban la exploración del mar Sardo y Tirreno, sus viajes fueron interrumpidos por las invasiones de los Pueblos del Mar que arrasaron la cultura del Egeo y supusieron la destrucción de la civilización micénica. Esta invasión nos dejó sin informaciones sobre las exploraciones durante un período de varios siglos hasta que comenzó de nuevo la actividad de los fenicios y griegos que conocemos.


Rutas comerciales de los fenicios. Fuente: historiacultural

     Los fenicios heredaron la técnica y audacia de los marineros egeos, y a fines del siglo XII se convirtieron en los más insignes navegantes de la época. En particular, la actividad comercial de las ciudades marítimas de Sidón y Tiro lleva a los marinos sidonios a las costas de Tracia y el mar de Mármara. Posiblemente fueron esos sidonios los descubridores del mar Negro. Por su  parte, los tirios exploran las costas del norte de África y se asoman al Mediterráneo occidental descubriendo el estrecho de Gibraltar, que se denominará “Columnas de Hércules”, las costas hispanas y el océano Atlántico.

      Estas empresas fenicias son anónimas, puesto que no se nos ha conservado el nombre de sus exploradores. Desconocemos, por ejemplo, quién fue el genial fundador de Cádiz y de las restantes factorías del sur de Hispania que muy pronto se transformaron en grandes ciudades, lo cual constituye una buena prueba del acierto en la elección de su emplazamiento. Se han conservado una serie de inscripciones que hablan de viajes, pero se desconoce si hacen alusión a viajes geográficos o fantásticos, como fragmentos de la Historia de Sanjuniatón y del Tratado de Magón, la traducción al griego del viaje de Hannón el Navegante, el texto del Poenulus de Plauto, el periplo de Himilcón relatado por Rufo Festo Avieno.

1. El viaje de Hannón


      El relato de Hannón (siglo II a.C.) es desconocido completamente por la historiografía griega y latina, al menos antes de la caída de la capital púnica. El periplo de Himilcón sólo se conoce por algunos comentarios que hace Avieno y que, según él, procederían de antiguos anales púnicos a los que habría accedido.


Viaje de Hannón el Navegante, la traducción de cuyo periplo es uno de los pocos relatos fenicios que se han conservado. Fuente: Wikipedia

     En el siglo VI a.C., un navegante cartaginés llamado Himilcon emprendió una expedición legendaria de la exploración de la Europa Atlántica, la apertura de nuevas rutas para los mercaderes fenicios de metal. Los viajes de éste explorador fueron posteriormente olvidados por la historia y se convirtieron en leyenda. Hoy en día, la arqueología acaba de descubrir bajo el Castro Alcabre, un espacio arqueológico ubicado dentro de los terrenos del Museo Marítimo de Vigo, los restos de un asentamiento fenicio, el descubrimiento fenicio ubicado más al norte del continente europeo. Su existencia ha convertido la leyenda en realidad y ha cambiado algunas de las ideas sobre los orígenes de la cultura celta (Recientes descubrimientos en las costas de Galicia).

    Se supone que el viaje de Hannón se pudo realizar en un periodo que oscila entre los siglos VII y IV a. C. Algunos historiadores creen que Hannón debe identificarse con el padre de Hamílcar —un general cartaginés derrotado en la Batalla de Hímera, mencionado por Herodoto— aunque la mayoría creen que el autor del viaje fue otro Hannón, hijo de Hamílcar y hermano de Himilcón y Giscón y fechan la expedición en torno al año 470 a. C.

     Algún otro autor duda tanto de la veracidad del viaje como de la propia existencia de Hannón, pues consideran algo extraño que carezca de patronímico y sugieren que el término “Hannón” significa únicamente “cartaginés” y fue empleado para calificar el relato como un viaje fabuloso. Con el mismo significado (de “viajes fabulosos”) utiliza el término el escritor Ateneo cuando habla de los viajes de Hannón para aludir a una obra griega que narra los viajes del  rey Juba de Mauritania (Francisco J. González Ponce, Periplógrafos griegos I: Épocas Arcaica y Clásica I: Periplo de Hanón y autores de los siglos VI y V a. C. pp. 76-79, Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 2008).

2. Relato del periplo

     El relato conservado del Periplo de Hannón es un texto redactado en griego que, supuestamente, es una traducción de la bitácora de viaje que Hannón inscribió en una tablilla, en idioma púnico, que fue colocada en el templo de Baal Moloch cuando regresó a Cartago.

     El título completo del relato es El viaje de Hannón, comandante de los cartagineses, alrededor de las partes de Libia más allá de las Columnas de Hércules.


    Según el texto, Hannón zarpó de Cartago con 60 barcos y 30.000 personas entre hombres y mujeres. Tras pasar las Columnas de Hércules fundó varias colonias: Timiaterio, Cariconticos, Gite,  Arambis, Acra y Melita. Llegaron luego al río Lixo y tras convivir un tiempo con los lixitas, tomaron consigo intérpretes de entre los habitantes del lugar y costearon el desierto durante unos días hasta que llegaron a una pequeña isla que colonizaron y que llamaron Cerne.


En el siglo dos antes de nuestra era, Polibio de Megalópolis, el famoso historiador griego, emprendía una extravagante expedición de exploración de las costas de África más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar). El motivo del viaje: confirmar la veracidad de un antiguo escrito de origen púnico, que se encontraba depositado en el templo de Baal de la capital púnica, y que relataba los viajes de exploración de un sufete cartaginés llamado Hannón. Fuente: Anabasis historica


Ruinas de Lixus



Ruinas de Lixus. Al fondo se aprecia la población de Larache y, en medio, la bahía del río Lucus colmatada de tierras, lo que supuso el traslado del antiguo puerto a Larache. Fotografía de   Steve Hoge en Flickr


    Tras explorar dos ríos y un lago, regresaron a Cerne y continuaron navegando por la costa rumbo al Sur, donde encontraron habitantes que huían de ellos y ni siquiera los lixitas entendían su lengua. Más adelante avistaron una llanura desde donde veían alzarse numerosos fuegos.

      Siguieron navegando y llegaron a un golfo llamado Hesperúceras; desembarcaron en una isla selvática que, por miedo, abandonaron y llegaron a una zona de la costa que, debido a torrentes de fuego, emanaciones y al calor, resultaba inaccesible. El fuego mayor correspondía a una montaña llamada Teonoquema.


     Más tarde llegaron a otro golfo llamado Notúceras; en otra isla encontraron unos seres salvajes que los intérpretes llamaban gorilas. Lograron capturar a tres hembras y, tras desollarlas, llevaron sus pieles a Cartago. Allí concluyó la expedición, debido a la falta de provisiones. Pueden ampliar su información en Anabasis historica.

Para más información consultar la obra de Francisco J. González Ponce Periplógrafos griegos.


Interesante la información ofrecida en historiarumRELIQUIAE

3. Las Fuentes

     El texto en griego del periplo ha sido conservado en el Códex Palatinus Heidelbergensis, obra de filólogos bizantinos. Hay historiadores que señalan que fue redactado hacia el siglo IV a. C. (Karl Müller en Geographi Graeci Minores), otros dicen que se escribió después de 200 a.C.

     Sobre los autores unos dicen que fueron Ofelas de Cirene o Caronte de Cartago. Otros autores que han sido propuestos son Jenofonte de Lampsaco, Polibio y Procles.

     Las referencias más importantes son las de Plinio el Viejo (Naturalis Historia) y Pomponio Mela en su Chorographia del Orbe Antiguo, quienes lo menciononan como prueba de que la parte sur de África estaba también rodeada por mar.         Mientras Plinio informa de que llegó al extremo oriental de África, Pomponio Mela nos recuerda el carácter fabuloso de los escritos que pone como aval de la existencia de las islas Gorgades. Otros estudiosos creen que muchos de los pasaje de la historia de Hannón inspiraron la obra de Plinio.

      También Arriano comentó las penalidades sufridas por Hannón  durante la navegación por la costa del sur de África, diciendo que, probablemente, llegaron hasta el extremo oriental del continente.

     Son muchas las alusiones al periplo que hacen los autores antiguos como Elio Aristides o Marciano de Heraclea. Entre ellos hay divergencias que suelen explicarse con el argumento de que el texto del periplo conservado es solamente una de las varias versiones que había sobre el viaje.

      El recorrido de la expedición es objeto de debate, pues los partidarios de la existencia real del mismo suelen interpretar que el viaje llegó hasta algún punto de África Ecuatorial, y algunos creen que pudo circunnavegar África.


     Sin embargo, Raymond Mauny, historiador francés especializado en la prehistoria y protohistoria de África, puso en duda la posibilidad de que un barco de la época pudiera ir más allá de las islas Canarias debido a lo desolado y yermo de las costas situadas al sur del río Draa, que no permitiría obtener recursos mínimos necesarios, y también por la acción contraria de los vientos alisios, que van de norte a sur y que harían imposible el retorno de la flota.


Actualmente la opinión mayoritaria es la que defiende que el extremo noroccidental de África fue el destino del viaje, debido entre otras cosas a que se ha impuesto la tesis que identifica el cabo Solunte con el actual cabo Espartel y por tanto las fundaciones de los cartagineses que se mencionan en el periplo deben situarse en torno al Estrecho de Gibraltar, entre Espartel y el río Lixo.


Área de las fundaciones fenicias en la costa norte de Marruecos. Fuente: BENITO SACALUGA RODRIGUEZ


     Para René Rebuffat (investigador que trabaja sobre la Mauretania Tingitania, el Marruecos romano) la primera parte del viaje refleja la realidad de la cuenca del río Sebou en el siglo VI a. C, donde se localizaría Cerne. El mismo autor opina que las líneas que parecen situar el viaje en África Ecuatorial eran embellecimientos fabulosos tardíos (De Wikipedia).


      Sin embargo, también se ha demostrado arqueológicamente que los fenicios tuvieron asentamientos situados más al sur, como el islote de Mogador, conocido actualmente como Esauira (siglo VII a. C.).


Ciudad romana de Volúbilis a 4 Km. de Mulay Idris, la ciudad santa de Marruecos, en la meseta del Saïs (Medio Atlas). Foto: Blog del último Condill


    Opiniones como la del explorador John Smith en su libro True travels, adventures and observations comenta que Hannón fue el primero en visitar las costas desconocidas de América, lo que nos introduce en el terreno de la fantasía.


4. Acerca de los gorilas mencionados en el periplo

     En la isla que constituyó el término de su viaje, cerca del golfo de Notúceras, el explorador halló lo que describió como "mujeres velludas", llamadas por los intérpretes lixitas como gorilas.


      El término “gorila” para describir a estos primates fue tomado de la palabra del relato de Hannón y, según Francisco López Pardo (El empeño de Herakles (La exploración del Atlántico en la Antigüedad), Madrid 2000, Arco Libros, p. 62), la palabra es una corrupción, por parte del autor griego, del término “gorgadas”, un nombre que pertenece a la leyenda de Perseo y las Gorgonas.


Atlas Major de Joan Blaeus, publicado en Ámsterdam, en 1662 (Blaeu der Grosse Atlas: Die Welt im 17. Jahrhundert, ed. John Goss, Londres: Studio 1990; Viena: Paul Neff 1990), donde aparecen las islas de “Cabo Verde olim Hesperides sive Gorgades”. Fuente:  Revista Brasil-Europa

     Los investigadores no se han puesto de acuerdo sobre los seres a que se referían con este término: algunos dicen que se refería a los gorilas actuales, otros a otra especie de mono o quizás chimpancés, o mujeres peludas o pigmeas, pues las mujeres son descritas como pequeñas.

5. Juba II, Marino de Tiro  y otras exploraciones africanas

      Algunos investigadores, como Juan Antonio Martín Ruiz, dicen que los conocimientos geográficos, como los del rey Juba II de Mauritania, sobre las fuentes del Nilo o las navegaciones en Canarias, se basaban en libros púnicos que conservaba en su corte (Martín Ruiz, Juan Antonio, 2007. «Los libros púnicos de Cartago: a la búsqueda de un saber perdido». Byrsa: revista semestrale di arte, cultura e archeologia del mediterraneo punico (Polis expresse).

       Alicia García en su obra "Juba II y las islas Canarias" se ocupa de la vida de este rey impuesto por Roma el año 25 a.C. en el norte de África, en los territorios que actualmente ocupan Marruecos y Argelia. La investigadora afirma que Juba II impulsó la urbanización del norte de África bajo el mandato romano, y lo describe como un humanista de su tiempo, pues dominaba campos del saber tan diversos como la geografía, la botánica, la zoología, la geología o la etnografía, la historia de las civilizaciones, de la artes y la lingüística.

Juba II era de origen númida, descendiente de la antigua dinastía de Numidia, nació en torno al año 52 a.C. y fue llevado a Roma con sólo cinco años, después de que su padre, Juba I, se suicidase tras ser derrotado por Julio César en la batalla de Tapso el 46 a.C.


 Busto del rey Juba II. Elaborado en bronce.
25 años antes de cristo
Museo Arqueológico de Rabat. Fotografía:
Salvador Alcaraz

     El niño pasó a ser protegido de Julio César y a la muerte de éste, también fue acogido por Octavio Augusto, por lo que continuó su educación en Roma, adonde también había sido llevada la princesa egipcia Cleopatra Selene,  con la que contrajo su primer matrimonio.
En el 25 a.C., Roma lo proclamó rey de Mauritania, un reinado creado casi artificialmente para controlar el norte de África.

    La investigadora se enfrentó al reto de que de la extensa obra de Juba II, totalmente mutilada y fragmentada, no se conservara nada "de su puño y letra", por lo que había que ceñirse a las fuentes griegas y romanas, así como a los estudios realizados por filólogos alemanes decimonónicos y de inicios del siglo XX. Juba II llegó a escribir unos once tratados, entre ellos el llamado "Sobre Libia", publicado en el 6 d.C. con motivo de unos juegos organizados en Roma en honor a Germánico, y en el que por primera vez aparece un texto sobre Canarias "en un contexto muy real".


     Marino de Tiro, que vivió en el siglo I d. C., fue considerado ya en su época como el primer geógrafo digno de recibir el apelativo de científico. A pesar de que su obra original ha desaparecido, Claudio Ptolomeo la utilizó extensamente en la redacción de su Geographia


Claudio Ptolomeo

       Según cuenta Herodoto, los fenicios consideraron que África era un continente rodeado por el Océano por todas partes, salvo por la porción correspondiente al istmo de Suez, que constituía desde hacía muchos milenios una tierra bien conocida. Este descubrimiento lo realizaron los navegantes fenicios en tiempo del faraón Nekao II. Por orden de éste, los fenicios se embarcaron en un puerto del mar Rojo y regresaron a Egipto por las Columnas de Hércules. La expedición duró tres años y alcanzó pleno éxito, ya que realizó la exploración de más de 20.000 kilómetros de costas. Constituye sin duda una de las más importantes exploraciones llevadas a cabo en el mundo antiguo, aunque apenas se ha conservado información sobre ella.



Reconstrucción del Oikoumene basado en la descripción de Heródoto (siglo V a. C.), con África rodeada de mar. Fuente: Wikipedia

    Esta circunnavegación de África fue conocida por sus contemporáneos, aunque, por las dificultades que entrañaba, ya no pudo ser repetida en la Antigüedad. Cuantos lo intentaron de nuevo, fracasaron.


     En época de Jerjes, un persa, Sataspes, sobrino de Darío I, fue condenado a intentar esa circunnavegación en sentido contrario a la realizada por los fenicios. El motivo de su viaje (entre los años 478 a. C. y el 465 a. C.) era evitar la ejecución por empalamiento a que fue acusado por una violación. Partió de Egipto hacia las Columnas de Hércules, llegando al cabo Soloeis (Espartel) y navegó a lo largo de la costa atlántica africana hasta un lugar impreciso, pero pronto, desmoralizado, regresó a Persia, donde fue condenado a muerte. Según Herodoto de Samos llegó a un lugar en el que unos hombres de talla pequeña se cubrían con hojas de palma, vivían en ciudades y huyeron al verles.


Viajes de exploración africanos en la antigüedad. Fuente: Orientalia

6. Eudoxio de Cizio (Eudoxo de Cícico)

      Mucho más tarde volverá a intentarlo Eudoxio, un griego de Cizio o Cícico (una antigua ciudad costera de Misia, en Anatolia, hoy Turquía), gran explorador que había realizado ya varios viajes a la India y explorado el mar Arábigo en época del faraón Ptolomeo VIII Evergetes II, de la dinastía Ptolemaica (entre los años 146 y 117 a.C.). Sobre este explorador habíamos hablado en Las primeras exploraciones conocidas.

Viajes a la India


     Según testimonio de Posidonio, recogido en la Geographica de Estrabón, Eudoxo de Cícico entre el 118 o 116 a.C. fue el primer occidental en aprovechar los vientos monzónicos del océano Índico, aprovechando la información de un marinero náufrago hindú que había sido rescatado en el Mar Rojo y llevado a Alejandría.




     Sin embargo, Estrabón, cuya Geographica es la principal fuente superviviente de la historia de ese periodo, se mostró escéptico acerca de su verdad. Los eruditos modernos tienden a considerar que es relativamente creíble. Durante el siglo II a.C. los barcos griegos e indios se reunían para comerciar en puertos árabes como el de Adén. Los navegantes árabes conocían desde hacía mucho tiempo los vientos del monzón y los barcos indios los utilizaban para navegar hasta Arabia, pero ningún barco griego lo había hecho todavía. Para los griegos, adquirir la experiencia de un piloto indio significó la oportunidad de pasar por alto los puertos árabes y establecer vínculos comerciales directos con la India. Sea o no cierta la historia contada por Posidonio sobe ese piloto náufrago que enseñara a Eudoxo los vientos monzónicos, los barcos griegos usaron desde el 50 a.C. esos vientos para navegar a la India.


    Según algunos investigadores (Hourani, George F. 1995. Arab Seafaring in the Indian Ocean in Ancient and Early Medieval Times. Princeton University Press. pp. 24–26 Google Books) el descubridor de los vientos monzónicos que llevaban a la India fue el navegante griego Hippalus. A veces se conjetura que podría haber formado parte de las expediciones de Eudoxo.

Intentos de circunnavegación de África

    Cuando Eudoxo regresaba de su segundo viaje a la India el viento le obligó a ir al sur del golfo de Adén y descender la costa de África, encontrando los restos de un barco de Gades (Cádiz). Mermadas considerablemente las ganancias de sus viajes, por las aduanas egipcias, este hallazgo le hizo concebir la audaz idea de llegar a la India circunnavegando África, la misma idea que presidió la era de los modernos descubrimientos de los portugueses y, en último término, la que posibilitó el descubrimiento de américa.

     En una primera expedición partió de Cádiz y recorrió hacia el sur  la costa africana, pero tuvo la desgracia de embarrancar, aunque pudo regresar a Cádiz, donde preparó con todo cuidado una segunda expedición que se hizo célebre. Construyó dos naves, una de alto bordo y otra de quilla plana, para navegar cerca de la costa y por los esteros. Embarcó obreros herramientas y hasta un equipo de bailarinas gaditanas, y partió hacia el sur rumbo a la India sin que nunca más se volviera a saber de ellos.

     El trágico fin de Eudoxio, que coronaba una vida de gran explorador, fue el último intento de circunnavegar África en la Antigüedad y causa del escepticismo sobre la forma del continente africano, el cual aparecerá totalmente deformado en los posteriores planisferios de la época romana, que olvidaron la famosa circunnavegación fenicia.








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